Síndrome de la úlcera rectal solitaria

Es una enfermedad relativamente rara, que ocurre comúnmente en la tercera o cuarta década con una prevalencia ligeramente mayor en mujeres. La falta de coordinación de los músculos responsables de la defecación, y una tensión excesiva de los músculos del suelo pélvico y de los esfínteres del ano (defecación disinérgica), pueden conducir a la hipertrofia de la capa muscular de la mucosa, y alterar el aporte sanguíneo, dando lugar a la aparición de lesiones isquémicas ulcerativas. Las lesiones suelen localizarse en la pared anterior del recto, a unos 3-10 cm de la línea pectínea. A pesar de la denominación, la ulceración aparece tan solo en ~40 % de los casos (no necesariamente aislada); puede presentar diferentes aspectos, desde una mucosa plana enrojecida hasta una lesión elevada polipoide.

Manifestaciones: sangrado anal, presencia de moco en las heces, estreñimiento crónico o deposiciones frecuentes de poco volumen, sensación de evacuación incompleta, dolor en la región anal o en el hipogastrio, prolapso de la mucosa rectal. En ~30% de los enfermos el curso es asintomático.

Diagnóstico: la endoscopia permite detectar la lesión y tomar muestras (incluyendo mucosa sana para descartar una enfermedad inflamatoria). En la histología se aprecia fibrosis de la lámina propia de la mucosa rectal, hipertrofia de las fibras de la capa muscular con infiltración característica hacia las criptas, lo que ocasiona la alteración de su estructura. Los estudios complementarios (previos al tratamiento quirúrgico) comprenden la defecografía, manometría anorrectal, electromiografía y la ecoendoscopia (permite objetivar un aumento del grosor ecografía endoanal. Diagnóstico diferencial: inflamaciones inespecíficas del intestino grueso, colitis isquémica, cáncer colorrectal.

Tratamiento

1) conservador: regulación del ritmo defecatorio (dieta rica en fibra, laxantes que aumentan el volumen de las heces, tratamiento conductual que incorpora el entrenamiento de la defecación utilizando técnicas de biorretroalimentación), evitar traumatismos mecánicos del recto, y discutir los factores psicológicos concomitantes, si los hay; enemas de glucocorticoides, aminosalicilatos o sucralfatos alivian los síntomas, pero no se ha demostrado claramente su eficacia

2) quirúrgico: en casos seleccionados, cuando la enfermedad persiste a pesar del tratamiento conservador; rectopexia en casos muy seleccionados con un grado avanzado de intususcepción rectal o prolapso rectal; extirpación de la úlcera, si no se presenta intususcepción o prolapso rectal.