Shock por rayo

Mecanismo y consecuencias

El riesgo de shock por rayo es mayor en las proximidades a objetos más altos que los demás de su alrededor, que están aislados, o que presentan un vértice agudo (cima de montaña, árbol, columna, hombre en un campo abierto). El shock por rayo es generalmente consecuencia de la tensión del paso que se difunde a través de la tierra desde una descarga cercana y menos frecuentemente del salto de una descarga desde otro objeto en el que impactó el rayo. Las más graves (por lo general mortales) son: contacto físico con un objeto sobre el que ha impactado el rayo, y un impacto directo del rayo. El flujo de la carga eléctrica produce: paro cardíaco mediante una fibrilación ventricular, o por asistolia; inhibición del centro respiratorio (apnea, a veces de larga duración); lesión del SNC con alteraciones de la conciencia de distinto grado; quemaduras (con mayor frecuencia superficiales); contracción muscular tetánica (también con fracturas de huesos). La descarga eléctrica puede acompañarse de una ráfaga de aire que produce barotrauma (similar a la explosión). Consecuencias a largo plazo del shock por rayo: mialgias y contracturas musculares de larga duración, náuseas, cefaleas, catarata, daños neurológicos, deterioro cognitivo y trastornos de la personalidad.

Primeros auxilios

1. Trasladar a la víctima a un lugar seguro (el lugar más bajo en un terreno abierto).

2. Evaluar su estado (según el esquema ABCD →Normas generales para prestar primeros auxilios en casos de emergencia, SVB →Paro cardíaco súbito), en caso de necesidad iniciar la reanimación cardiopulmonar →Paro cardíaco súbito, llamar para pedir ayuda →Normas generales para prestar primeros auxilios en casos de emergencia.

3. Asegurar las extremidades fracturadas →Fracturas de las extremidades y heridas extensas →Herida y hemorragia postraumática.

4. Si se trata de más de una víctima, empezar por aquella, o aquellas, que no respiran. La demora en el inicio de la asistencia respiratoria conduce al paro cardíaco.

Actuación en la ambulancia y en el hospital

1. Mantener la función de los órganos vitales, administrar oxigenoterapia y en caso de necesidad iniciar la ventilación mecánica.

2. Exploraciones complementarias: ECG, radiografía de tórax y eventualmente de las extremidades fracturadas, hemograma de sangre periférica, concentración de sodio y potasio, urea y creatinina, y de la actividad de la CK en el suero, gasometría de sangre arterial en pacientes con síntomas de insuficiencia respiratoria. En pacientes con arritmias recurrentes monitorización mediante un ECG.

3. En caso del síndrome de aplastamiento (gran cantidad de masa tisular dañada, p. ej. músculos: rabdomiólisis) considerar el inicio de diálisis.

4. Si es necesario, remitir al paciente para el tratamiento quirúrgico de las lesiones.

5. Administrar analgésicos; en pacientes con manifestaciones que no ponen en peligro la vida, generalmente es suficiente un AINE VO, p. ej. ibuprofeno 400-600 mg cada 4-6 h (máx. 3,2 g/d) o naproxeno 500 mg, luego 250 mg cada 6-8 h; en lesiones graves administrar opioides.

6. Indicar el control oftalmológico a los 6 meses para descartar cataratas.

Prevención

Si el período de tiempo que transcurre entre el relámpago y el trueno posterior es menor de 30 s, buscar rápidamente un refugio seguro (casa, choza, cueva, vehículo) y no abandonarlo hasta transcurridos al menos 30 min después del último trueno.