Herida y hemorragia postraumática

Mecanismo y consecuencias

La herida es cualquier solución de continuidad en los tejidos, por lo general a consecuencia de un traumatismo. Los principales riesgos relacionados con las heridas son: pérdida de sangre, infecciones, deterioro de la función del área corporal lesionada. Pérdida de sangre (porcentaje de volumen circulante; los valores son aproximados; el curso del shock hipovolémico puede depender de numerosos factores [incluidas las comorbilidades y los fármacos recibidos]).

1) <10 % (~500 ml en una persona adulta promedia): no produce consecuencias graves, se equilibra de forma rápida y total a través del paso de líquido intracelular de los tejidos al lecho vascular.

2) 10-25 %: produce una reacción compensatoria neurohormonal más desarrollada, lo que implica consecuencias sistémicas a largo plazo, tales como degradación de proteínas, debilitamiento de la inmunidad y disminución de las capacidades físicas.

3) >25-30 %: supera las capacidades compensatorias del organismo. Una reacción neurohormonal sobredesarrollada junto con una excesiva producción de catecolaminas conduce al cuadro completo de shockShock y en consecuencia a hipoxia tisular y de los órganos, así como (a través de la activación de mediadores de la respuesta inflamatoria más lenta) al SRISSepsis y shock séptico, cuya gravedad crece con la extensión del daño tisular y de la infección que acompañan a la pérdida sanguínea. La pérdida de >50 % conduce rápidamente a la muerte.

El pronóstico empeora significativamente si no se logra controlar el shock en ~1 h; después de la fase de SRIS puede presentarse un fallo multiorgánico.

Primeros auxilios

1. Controlar la hemorragia mediante compresión local de la herida o de la zona adyacente durante ~4 min (tiempo necesario para la coagulación de la sangre), o durante más tiempo si el paciente recibe anticoagulantes. Posteriormente hay que cubrir la herida con un apósito estéril. Si es profunda hay que rellenarla con material de apósito y envolverla, comprimiendo con una banda elástica o de gasa. En casos de amputación traumática realizar un vendaje ejerciendo presión, comenzando por la parte distal de la extremidad. Si el apósito se mancha de sangre, no se debe cambiar, sino que hay que añadir una capa más a la superficie, vendando con fuerza. Si el apósito continúa manchándose de sangre, hay que retirarlo e intentar colocarlo mejor. Puede aplicarse un preparado que favorezca la creación del coágulo (p. ej. QuikClot ACS). En la actualidad los torniquetes solo se utilizan como último recurso, ya que no frenan por completo la salida de sangre de los huesos lesionados e impiden el flujo de sangre a los tejidos, ocasionando hipoxia.

2. Toda herida ocasionada fuera del ámbito quirúrgico debe considerarse potencialmente contaminada. Sin embargo, fuera del hospital no se debe perder tiempo en la desinfección, sobre todo si esto puede retrasar el control de la hemorragia. Hay que limitarse a retirar contaminantes evidentes y objetos superficialmente incrustados en la herida. Lavar la herida con agua potable. El uso del agua oxigenada puede dificultar la cicatrización de la herida. En el hospital la herida necesitará desbridamiento quirúrgico con eliminación de los tejidos necróticos, a menudo con sutura retardada.

3. Inmovilizar la zona lesionada: esto disminuye la posibilidad de traumas adicionales y en la primera etapa ayuda a controlar el sangrado.

4. Si la herida requiere cuidados quirúrgicos → trasladar al paciente al hospital.