¿Cuáles son los errores más frecuentes en el tratamiento de la gota?
George Nuki: Creo que en la práctica general, antes que nada, el diagnóstico no siempre es correcto. Personalmente opino que en realidad es bastante importante intentar establecer un diagnóstico con cierta certeza. Nadie desea someter a un paciente sin gota a un tratamiento de por vida con un fármaco que podría ocasionar efectos adversos. Se sugiere a veces que entre los pacientes tratados con alopurinol hay más personas sin gota que las que realmente la tienen. Es así porque muchas personas tal vez tienen un episodio de dolor de espalda, por lo que se examina su perfil bioquímico y allí lo único que se muestra es un alto nivel de urato, así que les dicen que su dolor de espalda se debe a la gota. Por supuesto, la gota no ha sido la causa. Es un error de gran importancia.
Creo que otro error relevante consiste en que en la práctica general, uno considera que la gota es un problema agudo recurrente y no piensa que en el fondo se trata de una enfermedad inflamatoria crónica producida por un depósito de cristales. Tenemos que cambiar nuestro modo de pensar sobre este asunto.
Me parece que el siguiente problema es que en la práctica general a los pacientes se les suele administrar 300 mg de alopurinol, y desaparecen. Realizamos un estudio, en el que analizamos los datos de 2,5 millones de pacientes de Alemania y otros 2,5 millones del Reino Unido, en el que los resultados mostraron que en menos del 10 % de los pacientes que recibieron alopurinol se midió el nivel de ácido úrico una segunda vez. ¿Cómo se puede aplicar el tratamiento orientado al objetivo (treat to target) si uno no mide si se ha alcanzado el valor objetivo? Las mediciones del valor objetivo y el tratamiento orientado a un objetivo son muy, pero que muy importantes.