El Dr. Jean-Louis Vincent, profesor de Cuidados Intensivos en la Universidad Libre de Bruselas, expresidente de la Federación Mundial de Sociedades de Medicina Crítica y Terapia Intensiva (World Federation of Societies of Intensive and Critical Care Medicine) y de la Sociedad Europea de Medicina Intensiva (European Society of Intensive Care Medicine [ESICM]), además de autor e investigador reconocido, habla con el Dr. Roman Jaeschke sobre la evolución de la situación mundial debida a la pandemia de la COVID-19.
La 2.a parte de la entrevista estará disponible en los próximos días.
Roman Jaeschke (MD, MSc): Buenos días. Bienvenidos a otra edición de McMaster Perspective en la que participa uno de nuestros entrevistados preferidos, el profesor Jean‑Louis Vincent. Hasta ahora hemos hablado en dos ocasiones sobre la situación creada por la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19).
Profesor Vincent, ¿en qué punto nos encontramos hoy?
Jean-Louis Vincent (MD, PhD): En primer lugar, gracias por invitarme a expresar mi opinión y compartir con ustedes algunas de mis reflexiones. En Europa, donde me encuentro, la situación claramente está mejorando mucho. La gente espera poder tomar vacaciones, visitar otros países europeos. Sin embargo, cuando miramos hacia el resto del mundo, la situación es preocupante, no solo en Pekín —donde se han registrado numerosos recién infectados que desarrollaron la COVID-19— sino también en los Estados Unidos, donde el presidente Trump ha desempeñado un papel desafortunado. Justo esta mañana durante el desayuno he estado viendo las noticias en la CNN. Podíamos ver cómo el número de casos en los Estados Unidos aún sigue aumentando, pero muchas personas rehúsan el distanciamiento social. No soy un gran aficionado a las mascarillas, aunque a veces las necesitamos, pero hay gente que no está tomando ninguna medida de precaución, y en algunos estados las cifras de infectados están aumentando significativamente.
Si nos fijamos en África, América Latina o la India, el problema está absolutamente desbordado. El número de casos está aumentando sustancialmente alrededor del mundo. En los países mencionados está claro que lo que ocurre se debe en parte a la existencia de unos sistemas sanitarios relativamente deficientes, así como a unos sistemas políticos, como es el caso de Brasil, donde el presidente Bolsonaro no se preocupa mucho por la COVID-19 y no toma ninguna medida por lo que pueda ocurrir en las favelas.
En los países menos desarrollados, la población suele ser más joven en comparación con la europea, y esto puede explicar por qué el número de muertes quizá no sea tan alto como en particular en Europa, aunque esto sigue siendo relativo. Se están produciendo muchas muertes en esos países. Muchos colegas de Brasil me cuentan sobre la gravedad de su situación. Algo similar sucede en México. Esto es muy preocupante.
En nuestros hospitales en Europa ya no observamos casos graves. Vemos algunos, no muchos. No se están produciendo muchos ingresos en las unidades de cuidados intensivos, y no sabemos por qué. Por supuesto que siguen presentándose pacientes infectados, pero no parecen desarrollar complicaciones graves, como ocurría hace algunas semanas. ¿Por qué? Simplemente no lo sabemos. ¿Es porque se ha adquirido inmunidad? ¿O porque el virus ha cambiado? No lo sabemos.
Roman Jaeschke: Usted me contó que, como redactor jefe de revistas de cuidados intensivos, lee unos 50 artículos diariamente que tratan de la COVID-19. Entonces, si usted no sabe la respuesta, supongo que pocas personas la sabrán.
Tengo una pregunta de un lego en la materia, y no estoy seguro si podrá responderla. ¿Podríamos realizar un análisis del virus de manera que pudiéramos saber si se trata siempre del mismo virus o si algo ha cambiado en él? ¿Existe una estructura que pudiéramos estudiar en detalle para constatar que se trata del mismo virus o no?
Jean-Louis Vincent: Sí, totalmente. Esto se está llevando a cabo. Lo están realizando expertos que se encuentran estudiando el virus. Comprueban si está mutando o no. Se han detectado algunas mutaciones, pero no son relevantes.
Otro aspecto que podemos vigilar son los factores genéticos que pudieran influenciar el grado de susceptibilidad de las diferentes poblaciones. La última vez hablamos sobre una incidencia de complicaciones graves un tanto menor en Europa del Este, como Polonia, Rumanía, Bulgaria, etc. Esto no parece ser un grave problema. La gente empieza a darse cuenta de que hay algunos factores genéticos que pueden desempeñar cierto papel.
Inicialmente nos fijamos en los grupos sanguíneos, siendo el grupo A el de mayor riesgo, y el 0 el que confiere mayor protección. Hemos podido ver en el New England Journal of Medicine un artículo muy interesante que demuestra que algunos factores genéticos, también asociados con los grupos sanguíneos, podrían afectar la susceptibilidad individual al virus. Es muy interesante.
Roman Jaeschke: Tal vez el virus esté cambiando o nosotros seamos diferentes. Básicamente, las noticias son obviamente buenas, al menos en su país [Bélgica] y en Europa, con un número de casos graves en descenso. En breve hablaremos sobre el tratamiento, que ha cambiado entretanto. De momento, gracias por esta parte de la entrevista. Volveremos a hablar en breve.