Bram Rochwerg, MD, es investigador y profesor de medicina en la Facultad de Ciencias de Salud de la McMaster University y experto en cuidados intensivos.
Si tuviera que elegir los 3 avances recientes más importantes en los cuidados intensivos, relevantes para la práctica diaria, ¿cuáles serían?
Una pregunta excelente y desafiante. Yo diría que ha habido muchos avances grandes en los últimos años en cuanto al cuidado de los pacientes en estado crítico. Acaso —lo que es especialmente relevante al tema que comenté aquí durante el 7.o McMaster International Review Course in Internal Medicine (MIRCIM)— posiblemente el uso más extendido de las técnicas de oxigenoterapia no invasiva en los pacientes con insuficiencia respiratoria hipoxémica aguda. Utilizamos estas modalidades cada vez más y creo que esto se intensificó durante [la pandemia de] la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID‑19), en la cual utilizamos cosas como la cánula nasal de alto flujo y la ventilación con presión positiva no invasiva a través de distintas interfaces.
Pensando en otros avances, quizás también en conexión con COVID‑19, añadiría el uso creciente de oxigenación por membrana extracorporal (OMEC) en pacientes con una hipoxemia tan refractaria que es imposible satisfacer la demanda de oxígeno, sin importar en cuánto se aumente el ventilador. Hay otros desafíos con esta nueva tecnología también en cuanto a las complicaciones y la identificación de la población de pacientes idónea para esta terapia, pero creo que esto es una cuestión emocionante.
La tercera cosa —quizás no relacionada con el tratamiento en sí mismo— es el reconocimiento de la carga que supone una enfermedad crítica para los pacientes, no solo a corto, sino también a largo plazo. Y creo que, como cada vez más pacientes sobreviven a la enfermedad crítica gracias a las terapias que administramos, hay un reconocimiento creciente de lo enfermos que pueden estar estos pacientes durante los siguientes meses y años, tanto física como psicológicamente, y el impacto que esto tiene en su vuelta al funcionamiento normal, al trabajo, a ser miembros funcionales de la sociedad. Creo que es necesario reconocerlo desde los cuidados intensivos, y cuando pensamos en intervenciones nuevas y nuevas maneras de tratar a esos pacientes, hay que tener en cuenta las posibles secuelas a largo plazo.