Julian Dobranowski, MD, es profesor y jefe del Departamento de Radiología de la McMaster University, y jefe del Departamento de Diagnóstico por Imágenes en Niagara Health.
¿Sigue siendo necesario un protocolo especializado de tomografía computarizada de alta resolución (TCAR) en 2023 (vs. la TC helicoidal y el posprocesamiento de la TC)?
Hace unos años, cuando la tecnología no estaba tan avanzada como hoy, los tomógrafos podían tomar imágenes en un solo corte. Entonces, nos asegurábamos de que el campo visual fuera estrecho y utilizábamos un algoritmo de posprocesamiento para crear lo que hoy llamamos una imagen de alta resolución.
Con la introducción de nuevos tomógrafos, el multidetector y el tomógrafo helicoidal, la prueba es extremamente rápida. La tomografía helicoidal permite obtener cortes muy finos; sin embargo, conlleva un coste enorme: la dosis de radiación que recibe el paciente.
En nuestro hospital tenemos un centro de neumología. Básicamente, seguimos obteniendo cortes únicos solo para disminuir la carga total de la radiación en los pacientes, teniendo en cuenta que probablemente en el futuro estos pacientes tengan otras pruebas de imagen. Así pues, como nos preocupamos de las dosis acumulativas, intentamos tenerlo en cuenta a la hora de realizar las pruebas.
Ahora bien, hay subgrupos de pacientes que requieren de cortes más gruesos, p. ej., cuando se buscan enfermedades nodulares. Con cortes muy finos, algunos nódulos pueden pasar desapercibidos. Así que en algunos contextos utilizamos una combinación de pruebas de imagen convencionales y de alta resolución.