El Dr. Azim Gangji (MD, MSc) es profesor titular de medicina de la McMaster University, Canadá, y Vicepresidente de Educación en el St. Joseph’s Healthcare Hamilton. Participa en múltiples áreas de educación como Presidente de programas de subespecialidades médicas, es Exdirector del Programa de Nefrología y actual Director del AFC (Area of Focused Competence, Área de Formación en Competencias) en Trasplante.
Asumiendo que ya ha implementado un modelo de educación médica basada en competencias (CBME, competency-based medical education) en su institución, ¿cuáles son sus consejos a personas que intentan organizarlo desde cero en su propia institución?
Sí, ya he implementado la CBME. Así que, lo primero que se necesita es preparar un listado de competencias a desarrollar. Son definidas por la entidad acreditadora, en el caso concreto de Canadá, por el Royal College of Physicians and Surgeons of Canada. Una vez que se dispone de tal listado de competencias, los programas de la universidad y del hospital deben implementarlas. Para ponerlo en marcha se necesitan tres pilares fundamentales.
Lo primero y lo más importante, creo, es centrarse en garantizar un buen apoyo administrativo. La CBME requiere muchos más recursos que, por ejemplo, el sistema conductual al que tradicionalmente estamos acostumbrados.
El segundo pilar clave es lograr la colaboración de los residentes. Los residentes deben entender que en la CBME el enfoque está en la evaluación formativa y no tanto en la sumativa. Hay algún componente sumativo, pero el residente debe saber que un feedback no siempre significa aprobar o suspender. En realidad, el personal docente se vuelve su coach a lo largo del camino, intentando apoyarlo en desarrollar estas competencias. Los residentes deben sentirse cómodos con tal sistema.
El tercer aspecto es garantizar el compromiso del cuerpo docente. El personal no solo debe conocer la CBME, sino que debe cambiar su papel de supervisores al de coaches. Deben aprender cómo apoyar a los residentes, aceptar que los residentes consultarán con ellos con mayor frecuencia. Es esencial crear un ambiente familiar y seguro, donde los residentes puedan recibir feedback, sin sentir que todo se reduce a aprobar o suspender.
Lo último que quiero subrayar es que el cambio lleva tiempo. La adaptación tarda unos años. Habrá obstáculos, pero no hay que frustrarse. Lo importante es aceptar la adaptación y apoyar todo el sistema. Además, es importante permanecer en contacto con otros programas, con la universidad y el hospital, recordar que se trata de un esfuerzo en equipo y no de una tarea individual.
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