Ibuprofeno sin "al parecer": ¿qué se sabe a ciencia cierta sobre su uso en la epidemia de COVID-19?

31.03.2020
Ibuprofen bez "podobno" – co wiemy o stosowaniu NLPZ, bia3ku ACE2 oraz "fake newsach" w epidemii w COVID-19?
Agnieszka Wroczyńska

El 18 de marzo, después de varios días de debates acalorados en las redes sociales, la OMS declaró oficialmente que no desaconseja administrar ibuprofeno en las infecciones por SARS-CoV-2. Al mismo tiempo, definitivamente se explicaron los reportes que los medios de comunicación habían publicado el día anterior y que sugerían que, según la información proporcionada por el portavoz de la OMS en una rueda de prensa en Ginebra, la administración de ibuprofeno en estos grupos de pacientes estaba contraindicada. La OMS subrayó haber consultado la seguridad de este fármaco con los médicos que atienden a los pacientes con COVID-19. No se ha demostrado ninguna consecuencia negativa de este tratamiento, más allá de los efectos adversos ya conocidos que limitan el uso de ibuprofeno en algunos grupos de pacientes.

La declaración de la OMS se adelantó unas horas a la de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Según esta declaración, no existen pruebas de que el uso de ibuprofeno para tratar los síntomas de la COVID-19 agrave la evolución de la enfermedad.

Ambos informes se publicaron como respuesta a la advertencia del ministro de salud francés Olivier Véran, quien unos días antes había desaconsejado públicamente el uso de ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos por los enfermos con COVID-19, basándose en un informe que le habían hecho llegar algunos médicos.

No obstante, el debate sobre el posible impacto del ibuprofeno sobre la gravedad de los síntomas de la COVID-19 ya había comenzado antes, después de se publicara la carta de Lei Fang y sus colaboradores en la revista Lancet. En dicha revista, autores de Suiza y Grecia expusieron una hipótesis que planteaba la posible relación entre la evolución clínica de la infección por el virus SARS-CoV-2 y la administración de fármacos que influyen en la expresión de la enzima convertidora de angiotensina tipo 2, es decir, un receptor imprescindible en el proceso de invasión vírica de la célula. Además del ibuprofeno, en el artículo se mencionaban la glitazona y los bloqueantes del sistema renina–angiotensina (RAS). Como respuesta a esta publicación, numerosas asociaciones científicas anunciaron su postura acerca de la administración de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA) durante la epidemia actual. La Sociedad Europea de Hipertensión (ESH) subrayó que en la actualidad no existen datos científicos concluyentes que indiquen que la hipertensión arterial esté asociada per se a un riesgo más alto de contraer COVID-19, y que los datos actuales sobre la COVID-19 no justifican la introducción cambios en la administración de los bloqueantes del RAS en los enfermos de COVID-19.

Entonces, ¿cómo debemos interpretar la sugerencia de Fang et al. sobre el ibuprofeno? Del mismo modo que en el caso de los IECA o los ARA: más allá de una hipótesis basada en un análisis del mecanismo de acción del fármaco y la biología del SARS-CoV-2, no disponemos de pruebas que confirmen la relevancia clínica de estos fenómenos. Hasta ahora, no se han realizado ensayos con enfermos con COVID-19. Sin embargo, cabe subrayar que desde que comenzara la epidemia a principios de enero hasta hoy, no se ha publicado ningún informe que sugiera la relación entre el uso del ibuprofeno y la gravedad de la infección por el nuevo coronavirus, ni siquiera con base en observaciones de casos aislados en China o en otros países.

¿Podemos considerar las declaraciones del ministro de salud francés como fake news? En efecto, la información publicada en Le Monde reflejaba la opinión de Olivier Véran sobre el uso de antiinflamatorios no esteroideos en los casos de COVID-19. Sin embargo, todavía no existe ninguna publicación de médicos franceses sobre la evolución clínica de la infección por SARS-CoV-2 en los enfermos de su país. Por otro lado, los informes presuntamente provenientes del hospital universitario de Toulouse sobre unos pacientes jóvenes en los que la evolución de la COVID-19 había empeorado después de recibir antiinflamatorios no esteroideos, que en teoría suponían la base de las declaraciones de Véran, se desmintieron categóricamente por el este centro. El hospital aclaró el malentendido ya el 14 de marzo, pero eso no impidió que en las redes sociales se librara un debate acalorado durante los siguientes días, alimentado además por numerosas noticias mediáticas e irresponsables. Aunque las declaraciones de ayer de la OMS y la EMA despejaban todas las dudas con claridad, el tiempo y los recursos emocionales de la comunidad médica, tan necesarios en este complicado periodo de epidemia, volvieron a malgastarse por culpa de las reiterativas fake news.

Ya podemos debatir sobre el ibuprofeno en la COVID-19 sin utilizar las palabras "al parecer". ¿Podremos concluir también el debate sobre la importancia de la ECA2 en la COVID-19? Cabe mencionar la última posición de la ESH, según la cual es necesario seguir analizando la creciente cantidad de datos sobre la influencia de los bloqueantes del RAS en la evolución clínica de la COVID-19. Asimismo, los autores subrayan que han elaborado sus recomendaciones con base en los datos científicos actuales disponibles en el momento de la publicación, y que pueden requerir actualizaciones a medida que se vaya obteniendo información nueva. Dicha información puede proceder p. ej. de la Universidad de Minnesota (EE.UU.), en la que se está planificando un ensayo clínico aleatorizado sobre el uso de losartán en los adultos enfermos de COVID-19.

Bibliografía:

Fang y cols., Are patients with hypertension and diabetes mellitus at increased risk for COVID-19 infection?, Lancet Respir Med., 2020 Mar 11. pii: S2213-2600(20)30116-8. doi: 10.1016/S2213-2600(20)30116-8.