Traducido por: Diego Sésar de Hoyos
Consultado por: Weronika Rymer (MD, PhD)
Siglas y abreviaturas: CDC (Centers for Disease Control and Prevention) — Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, COVID-19 (coronavirus disease) — enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, EPI — equipos de protección individual, FDA (Food and Drug Administration) — Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense, HPV (hydrogen peroxide vapour) — peróxido de hidrógeno vaporizado, SARS-CoV-2 (severe acute respiratory syndrome coronavirus 2) — coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo
© European Centre for Disease Prevention and Control, Stockholm, 2020
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El objetivo de este documento es ofrecer indicaciones sobre el uso de las mascarillas de tela y la esterilización de las mascarillas con filtro y quirúrgicas en los centros sanitarios que traten a pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19 en situaciones de déficit de mascarillas quirúrgicas y con filtro.
Grupo objetivo
Instituciones responsables de la salud pública y de la gestión de hospitales en los países miembros de la Unión Europea/Espacio Económico Europeo y en el Reino Unido.
El uso de mascarillas de tela como protección frente a la infección por SARS-CoV-2 en los centros sanitarios
Son escasas las indicaciones y los datos de ensayos clínicos sobre el uso de las mascarillas de tela reutilizables como protección frente a las infecciones víricas del aparato respiratorio. Los datos disponibles muestran que estas mascarillas protegen peor que las quirúrgicas, e incluso pueden incrementar el riesgo de infección debido a que la mascarilla se humidifica (a causa de la respiración — nota de la editorial) y el virus se deposita en ella. Según los informes, el grado de penetración de partículas a través de la tela es alto. Una investigación ha constatado que el 40-90 % de las partículas atraviesan la mascarilla. En un ensayo aleatorizado, se demostró que la incidencia del síndrome pseudogripal y de las infecciones víricas confirmadas por laboratorio en el personal médico que utilizaba mascarillas de tela fue considerablemente mayor que en los empleados que usaban mascarillas quirúrgicas.1,2
Por consiguiente, se considera que las mascarillas de tela comunes no protegen frente a las infecciones víricas del aparato respiratorio y no se debe fomentar su uso. En situaciones de déficit alto de equipos de protección individual (EPI), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) proponen utilizar temporalmente mascarillas textiles de fabricación propia (p. ej. pañuelos), pero solo como último recurso cuando no haya mascarillas quirúrgicas ni mascarillas con filtro, hasta que los EPI convencionales vuelvan a estar disponibles (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/ppe-strategy/face-masks.html ).
¿Existen métodos de limpieza/esterilización de mascarillas desechables con filtro (FFP2 y FFP3) que permitan reutilizarlas?
Las mascarillas quirúrgicas están destinadas para un solo uso. Normalmente, las mascarillas con filtro se desechan después de quitarlas, pero se podría considerar que si no se han contaminado por la acumulación de partículas infecciosas en su superficie, pueden volver a usarse durante un tiempo limitado. Por ejemplo, un sanitario puede utilizar la misma mascarilla varias veces al contactar con pacientes con tuberculosis. Deben desecharse las mascarillas contaminadas con fluidos corporales, mojadas, que no se adhieran a la cara o que dificulten la respiración. Lo mismo aplica a las mascarillas que se utilicen durante procedimientos que generan aerosoles, ya que se considera que quedan altamente contaminadas. Hasta ahora, los fabricantes no tenían ninguna razón ni estímulo para diseñar métodos de descontaminación o para producir mascarillas reutilizables. Sin embargo, ahora ha surgido esta necesidad urgente.
El SARS-CoV-2, es decir, el virus que causa la COVID-19, sobrevive en el entorno, incluidas las superficies de distintos materiales como el hierro, el cartón o la tela. Por lo tanto, hay riesgo de que la superficie externa de las mascarillas con filtro y quirúrgicas utilizadas por el personal sanitario se contamine rápidamente durante la atención a los pacientes. La reutilización de una mascarilla cuya superficie se ha contaminado conlleva riesgo de infección.
El informe de la US National Academy of Sciences de 2006 sobre la reutilización de las mascarillas con filtro durante la pandemia de gripe presenta varias razones por las que se debe evitar este proceder. En particular, los expertos no fueron capaces de encontrar un método que permitiera eliminar de forma eficaz el riesgo de infección vírica, fuera seguro para el usuario y no dañara la estructura de distintas partes de la mascarilla. Sin embargo, recomendaron soluciones alternativas, como prolongar el tiempo de uso de la misma mascarilla.
La contaminación de la mascarilla con filtro se puede evitar colocando sobre ella una mascarilla quirúrgica o una pantalla facial, que se debe lavar después del uso.3
Teniendo en cuenta el gran déficit de mascarillas con filtro y quirúrgicas durante la pandemia de COVID-19, se puede considerar su esterilización (principalmente en el caso de las mascarillas con filtro).
El procedimiento rutinario en los hospitales es la esterilización por vapor. Sin embargo, un estudio realizado en los Países Bajos ha demostrado que esterilizar mascarillas FFP2 a 134 °C provoca su deformación o permeabilidad (dependiendo del tipo de mascarilla).4 En la actualidad se está investigando la esterilización por vapor a temperaturas más bajas.
Un estudio realizado por encargo de la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) ha demostrado la eficacia de la descontaminación múltiple de las mascarillas N95 con peróxido de hidrógeno vaporizado (VHP). Las mascarillas examinadas conservaron sus propiedades incluso después de 10-20 ciclos de descontaminación, pero en los siguientes ya presentaban trazas de deterioro. Un estudio piloto realizado en los Países Bajos ha confirmado la eficacia de este método en las mascarillas FFP2: no causa deformaciones y permite que la mascarilla siga adaptándose a la cara (confirmado en una prueba rápida de estanqueidad*), pero durante un máximo de 2 ciclos, lo cual significa que las mascarillas FFP2 examinadas (modelos sin celulosa) se pueden reutilizar como mucho 2 veces. Sin embargo, el método genera ciertas preocupaciones. En primer lugar, el peróxido de hidrógeno puede mantenerse en la mascarilla en una concentración nociva hasta varios días después de la descontaminación. En segundo lugar, un mayor número de ciclos de descontaminación puede acabar deformando la mascarilla. Además, no se han evaluado de forma adecuada las propiedades filtrantes de las mascarillas esterilizadas de tal manera.4
La radiación gamma es un método que se utiliza para esterilizar utensilios médicos y alimentos a gran escala. Sin embargo, no todos los hospitales cuentan con el material adecuado. Uno de los estudios ha demostrado que para inactivar los coronavirus basta con una dosis de 20 kGy (2 Mrd).5 Según estudios realizados actualmente, la esterilización de mascarillas con radiación gamma a dosis de 24 kGy puede deformarlas, dañar su capa de filtrado interna y causar su permeabilidad. El estudio holandés previamente mencionado no ha confirmado que las mascarillas FFP2 se deformaran tras la aplicación de radiación gamma en dosis de 25 kGy. Sin embargo, tras esta descontaminación, las mascarillas no aprobaron la prueba de estanqueidad.4 (datos actualizados a 20 de marzo de 2020)
También se estudian las posibilidades de descontaminar con ozono, radiación UV y óxido de etileno.6 Estos métodos han de considerarse medidas extraordinarias para emplear solo como último recurso, en caso de que los EPI estén a punto de agotarse. Antes de decidir esterilizar las mascarillas, es necesario evaluar cuidadosamente la situación y analizar la posibilidad de racionalizar los EPI disponibles, por ejemplo prolongando su tiempo de uso por encima de los límites estándar. Se recomienda que las instituciones nacionales responsables de la salud pública y los grupos que investigan la aplicación de los métodos ya mencionados compartan lo antes posible los resultados obtenidos.
Antes de esterilizar el material reutilizable, es necesario limpiarlo. Sin embargo, no hay datos que indiquen la existencia de métodos eficaces para limpiar el material desechable (como las mascarillas) sin deteriorarlo. Para garantizar que la reutilización del material sea segura, es imperativo controlar la calidad de los métodos de esterilización empleados (lo cual incluye determinar índices de calidad).
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* Prueba de estanqueidad: relación entre el número de partículas en el exterior de la mascarilla y el número de partículas en la mascarilla, evaluada por medio del aparato TSI PortACount Pro+ 8038. Mascarilla no utilizada (de control): coeficiente = 162. Según el Instituto Nacional de Salud Pública y Medioambiente de los Países Bajos (RIVM), el resultado de la prueba de estanqueidad es satisfactorio si el coeficiente es >100 tras la descontaminación.
Bibliografía:
1. MacIntyre C.R., Seale H., Dung T.C. et al., A cluster randomised trial of cloth masks compared with medical masks in healthcare workers, BMJ open, 2015; 5: e006577
2. MacIntyre C.R., Chughtai A.A., Facemasks for the prevention of infection in healthcare and community settings, BMJ, 2015; 350: h694
3. Medicine Io: Reusability of facemasks during an influenza pandemic: Facing the flu. Washington, DC: The National Academies Press, 2006.
4. RIVM: Hergebruik FFP2 mondmaskers 2020, Bilthoven: RIVM; 2020. https://www.rivm.nl/documenten/hergebruik-ffp2-mondmaskers (consulta: nn.nn.nnnn)
5. Feldmann F., Shupert W.L., Haddock E. et al., Gamma irradiation as an effective method for inactivation of emerging viral pathogens, Am. J. Trop. Med. Hyg., 2019; 100: 1275–1277
6. Viscusi D.J., Bergman M.S., Eimer B.C., Shaffer R.E., Evaluation of five decontamination methods for filtering facepiece respirators, Ann. Occup. Hyg., 2009; 53: 815–827