Viajes al extranjero durante la pandemia de COVID-19: viajes en avión

18.08.2020
Podróże zagraniczne podczas pandemii COVID-19
Agnieszka Wroczyńska (MD, PhD), Anna Kuna (MD, PhD), Weronika Rymer (MD, PhD)

Cómo citar: Wroczyńska A., Kuna A., Rymer W., Viajes al extranjero durante la pandemia de COVID-19, Med. Prakt., 2020, 7‑8: 147‑156, 164

Siglas y abreviaturas: CDC — Centers for Disease Prevention and Control, COVID-19 (coronavirus disease) — enfermedad por coronavirus 2019, EASA — European Union Aviation Safety Agency, ECDC — European Centre for Disease Prevention and Control, ETG — encefalitis transmitida por garrapatas, IATA (International Air Transport Association) — Asociación Internacional de Transporte Aéreo, MERS-CoV (Middle East respiratory syndrome coronavirus) — coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio, NaTHNaC — National Travel Health Network and Centre, OMS — Organización Mundial de la Salud, SARS-CoV-2 (severe acute respiratory syndrome coronavirus 2): coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave, UE — Unión Europea

¿Cuál es el riesgo de infección por SARS-CoV-2 en el avión?

Durante la pandemia actual, se han documentado numerosos vuelos con pasajeros con COVID-19 sintomáticos o asintomáticos, pero solo se han descrito unos pocos casos de infección por SARS-CoV-2 dentro del avión. En la epidemia de SARS de 2003, la OMS valoró los viajes aéreos como de muy bajo el riesgo de infección por SARS-CoV; estas transmisiones solo se produjeron en 4 vuelos antes de que se implementaran las medidas de prevención en los aeropuertos.

Hasta el momento, se ha publicado un caso de infección por SARS-CoV-2 en transporte aéreo, que probablemente se produjo en un avión que transportaba a 335 pasajeros de Singapur a China en enero de este año. A bordo se encontraba un grupo considerable de habitantes de Wuhan, de los cuales 16 recibieron diagnóstico de COVID-19 durante la cuarentena posterior al viaje. Dos pasajeros ya mostraban síntomas durante el control posterior al aterrizaje. La investigación epidemiológica indicaba que todos los pasajeros, a excepción de uno, ya se habían contagiado antes del vuelo.

En las demás publicaciones que informaban sobre la posibilidad de infección por SARS-CoV-2 a bordo de un avión no se llevó a cabo un análisis epidemiológico suficiente.

Por otro lado, se ha descrito un vuelo de larga distancia entre China y Canadá en enero de este año en el que se encontraba un habitante de Wuhan con COVID-19 (con síntomas de infección a bordo del avión). La investigación epidemiológica no reveló infecciones secundarias en los más de 350 pasajeros y miembros de la tripulación. Asimismo, en el análisis de la repatriación de Japón a Israel de 11 pasajeros del crucero Diamond Princess —de los cuales 2 presentaban infección por SARS-CoV-2—, no se constató ninguna infección en el resto de viajeros del vuelo de 13 horas.

La IATA también recopila datos sobre la transmisión potencial del SARS-CoV-2 en los viajes aéreos. En un análisis de vuelos de varias aerolíneas importantes llevado a cabo por la IATA y las autoridades sanitarias de los países implicados, se identificó una infección secundaria probable entre los pasajeros y 2 infecciones entre la tripulación durante los vuelos de un total de 125 000 personas, y en 1100 de los cuales se confirmó la COVID-19 después del viaje.

Todos estos datos, aunque siguen siendo escasos, apuntan al bajo riesgo de infección por SARS-CoV-2 a bordo de un avión. Existen varias explicaciones: los pasajeros no contactan directamente cara a cara dentro del avión, los respaldos de los asientos garantizan una barrera física y la cabina del avión cuenta con un sistema característico de ventilación y circulación de aire, que está regulado por las normativas de aviación internacionales y tiene como objetivo minimizar el riesgo de propagación de microorganismos durante el vuelo. La cabina recibe continuamente aire fresco de fuera, y el aire del interior del avión se renueva cada varios minutos. En la cabina, se mantiene un flujo vertical de aire, lo que también puede contribuir a limitar el riesgo de infecciones por aire. Actualmente, la mayoría de aerolíneas equipan sus aviones con filtros HEPA que reducen el riesgo de transmisión de patógenos a bordo (fig. 1). Gracias a estas protecciones, el avión parece ser uno de los medios de transporte público más seguros en la actualidad. Sin embargo, el hacinamiento de personas a poca distancia al entrar y salir del avión y las grandes aglomeraciones de gente en los aeropuertos también contribuyen a que el SARS-CoV-2 se transmita durante los viajes aéreos. Con el fin de reducir el riesgo de COVID-19 en los aeropuertos, los ECDC y la European Union Aviation Safety Agency (EASA) han publicado unas guías para los organizadores de transporte aéreo. En ellas, se exponen normas sobre el traslado de pasajeros antes de despegar y después de aterrizar, la implementación de medidas de limitación de infecciones por SARS-CoV-2 por contacto directo (p. ej. facturación electrónica y desinfección), el uso de mascarillas por parte de los pasajeros y los trabajadores, y los protocolos en caso de que haya pasajeros sintomáticos con sospecha de infección por SARS-CoV-2.


Fig. 1. Ventilación y filtrado de aire a bordo del avión (según: https://www.bdl.aero/en/publication/what-is-needed-for-safe-air-travel-in-times-of-corona/, modificado)

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