Siglas y abreviaturas: SARS-CoV-2 (severe acute respiratory syndrome coronavirus 2) — coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave, COVID-19 (coronavirus disease): enfermedad por coronavirus 2019
Actualmente, el material obtenido del frotis nasofaríngeo tiene preferencia en las pruebas de diagnóstico enfocadas a la detección del SARS-CoV-2. Sin embargo, la extracción de este cultivo requiere un personal médico capacitado y un equipo de protección personal completo. Los autores del artículo decidieron analizar las diferencias de sensibilidad y coste de la prueba de diagnóstico entre las muestras de saliva y los frotis nasofaríngeos basándose en 37 informes científicos que incluyeron a 7169 pacientes. Asimismo, analizaron el coste del diagnóstico según los precios vigentes en Canadá y lo convirtieron a dólares estadounidenses. Tuvieron en cuenta tanto la diferencia de sensibilidad entre el análisis de saliva y el frotis nasofaríngeo, como la sensibilidad del propio análisis de saliva a la hora de detectar el SARS-CoV-2. Además, supusieron que todos los resultados positivos fueron verdaderos.
Analizaron los resultados de los ensayos en distintas poblaciones: pacientes con sospecha y confirmación de COVID-19, adultos y niños, sintomáticos y asintomáticos, y pacientes con tratamiento ambulatorio y hospitalizados. Además, se tuvo en cuenta el método de extracción de la muestra de saliva, los medios de transporte utilizados y la plataforma analítica. También se consideró el riesgo de que se produjeran errores sistemáticos. Asimismo, se estimó que los enfermeros necesitan 6 minutos para extraer el frotis nasofaríngeo (contando el cambio de equipos de protección personal), y que un personal menos cualificado puede extraer la muestra de saliva en 4 minutos.
No se ha demostrado ninguna diferencia de sensibilidad estadísticamente significativa entre las muestras de saliva y los frotis nasofaríngeos a la hora de detectar la presencia del SARS-CoV-2. En el estudio económico del grupo de pacientes en los que el análisis de frotis nasofaríngeos fue más sensible (aunque la diferencia no fue estadísticamente significativa), el coste de cada detección adicional de SARS-CoV-2 fue de 8093 USD en comparación con el análisis de saliva, con una prevalencia estimada del 1 % (intervalo de incertidumbre amplio). Estos resultados sugieren que las muestras de saliva podrían suponer una alternativa importante a los frotis nasofaríngeos en el diagnóstico de la COVID-19.
El método de extracción de saliva probablemente influya en la sensibilidad de la prueba. La técnica más valiosa fue la obtención matutina de esputo o saliva de la orofaringe posterior.
Los autores infieren que el análisis de muestras de saliva puede aumentar la disponibilidad de las pruebas para los pacientes. Además, el frotis nasofaríngeo es desagradable para el paciente y conlleva un mayor riesgo de exposición laboral para el personal médico.
Las conclusiones anteriores también tienen sus limitaciones. El análisis excluyó la posibilidad de que hubiera resultados falsos positivos. Además, las publicaciones describieron distintos métodos de extracción de saliva y transporte de muestras. También se ha señalado una posible omisión relevante de infecciones por SARS-CoV-2 al utilizar muestras de saliva para el diagnóstico. Sin embargo, ningún método garantiza el 100 % de sensibilidad. Conviene tener cautela al formular recomendaciones para niños, aunque la extracción de saliva sería más sencilla que el frotis nasofaríngeo.
En resumen, a la hora de detectar la infección por SARS-CoV-2, el análisis de saliva tiene una eficacia similar y cuesta menos que el análisis de la muestra nasofaríngea. Por otro lado, la invasividad de la prueba, la necesidad de personal cualificado y el riesgo de exposición laboral también son menores. Así pues, los autores sugieren sustituir los frotis nasofaríngeos por muestras de saliva en los pacientes con sospecha de COVID-19.