Durante el congreso se presentaron los resultados de la prueba realizada por Ference con métodos de aleatorización mendeliana, sobre la frecuencia de la aparición de eventos cardiovasculares. Se incluyeron diversas variantes genéticas que condicionaban el nivel de presión arterial y la concentración sérica de colesterol. El método de esta prueba puede describirse como de intervención con aleatorización natural, ya que cada persona se caracteriza por tener un polimorfismo genético diferente, lo que influye en los valores de presión arterial y en la concentración de colesterol. Gracias a identificar estos polimorfismos puede llegarse a saber si una concentración más baja de colesterol o unos niveles más bajos de presión arterial durante la vida de los pacientes examinados puede influir en el riesgo cardiovascular.
En el estudio, Ference dividió a los más de 100 mil participantes de 14 estudios de cohorte prospectivos y ensayos clínicos de control en 4 grupos con diferentes polimorfismos genéticos que condicionaban menores concentraciones de colesterol LDL y valores menores de presión arterial. A continuación se valoró la influencia de cada grupo de polimorfismos y el resultado de su coexistencia en la aparición de eventos cardiovasculares.
El análisis de datos obtenidos de esta manera permitió constatar que las personas con polimorfismos que condicionan una presión arterial más baja se caracterizaban por una presión sistólica más baja en 3 mm Hg que el grupo control (sin presencia de polimorfismos beneficiosos) y sufrieron acontecimientos cardiovasculares con una frecuencia un 18 % menor. En personas con polimorfismos que condicionan una menor concentración de colesterol: la concentración de colesterol LDL fue menor en un promedio de 12 mg/dl. En este grupo se observó una reducción en un 25 % de la frecuencia de aparición de eventos cardiovasculares. El efecto acumulativo de los dos factores, a su vez, aseguró una reducción de casi el 50 % del riesgo de eventos cardiovasculares durante la vida de los pacientes examinados.
En base a estos datos se calculó que una intervención se relacionaría con una reducción en un 90 % del riesgo de acontecimientos cardiovasculares y casi en un 40 % de la mortalidad total, suponiendo una reducción a largo plazo de la concentración LDL en 1 mmol/l y una reducción de la presión arterial sistólica en 10 mm Hg. De este modo, los resultados de este estudio confirman el papel clave de tener una presión arterial y una concentración de colesterol LDL elevadas, en el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Además muestran una estrategia potencialmente eficaz en su prevención.