La nueva edición de la “Campaña para sobrevivir a la sepsis” (SSC), publicada simultáneamente en revistas europeas y norteamericanas, resume los actuales conocimientos del tratamiento de la sepsis y shock séptico. En las guías los autores establecen una distinción entre las recomendaciones que se deben seguir (recomendaciones firmes) y las sugerencias que se pueden seguir (recomendaciones débiles).
Parte 1. Detección de la sepsis y resucitación inicial
Los protocolos de resucitación en la última década enfatizaron el llamado protocolo de Rivers, que implica una reanimación generosa con líquidos, el uso de vasopresores y agentes inotrópicos, así como realización de transfusiones y medidas de la saturación venosa central de oxígeno con carácter amplio. En los estudios recientes se ha descubierto que no es necesario seguir un protocolo específico de una manera rigurosa siempre que el equipo médico reconozca la sepsis como una emergencia médica, tenga la formación y experiencia necesarias y utilice una estrategia liberal en el manejo de volumen durante las tres primeras horas (los autores de la campaña recomiendan administrar por lo menos 30 ml/kg de cristaloide). Los requisitos previos para una resucitación exitosa destacados en las guías de la SSC incluyen también reevaluaciones clínicas frecuentes y, a ser posible, ecocardiografías y evaluaciones dinámicas que permitan predecir si el paciente necesita fluidos adicionales (p. ej. prueba de elevación de pierna pasiva, pruebas de volumen).
El objetivo inicial de presión arterial de 65 mm Hg ha sido confirmado de nuevo como un valor medio de presión arterial (una recomendación). Se repite también que el nivel de normalización de lactato puede ser un parámetro que guía la resucitación (una sugerencia).
Los autores de la campaña indican que las instituciones que se encargan de los pacientes agudos deben disponer de los programas de detección de la sepsis y dichos programas deben ser evaluados periódicamente y modificados según las necesidades.