La nueva edición de la “Campaña para sobrevivir a la sepsis” (SSC), publicada simultáneamente en revistas europeas y norteamericanas, resume los actuales conocimientos del tratamiento de la sepsis y shock séptico. En las guías los autores establecen una distinción entre las recomendaciones que se deben seguir (recomendaciones firmes) y las sugerencias que se pueden seguir (recomendaciones débiles).
Parte 2. Diagnóstico y tratamientos específicos
Los autores de las guías de la SSC (Campaña para sobrevivir a la sepsis) recomiendan, en el contexto de la sepsis, tomar 2 hemocultivos antes de administrar antibióticos. Consideran razonable retrasar el tratamiento antimicrobiano (pero no más de 45 minutos) para que sea posible realizar un hemocultivo.
A la vez, los autores recomiendan administrar antibióticos por vía intravenosa a la 1 hora de diagnosticar la sepsis o shock séptico y establecer objetivos de rendimiento para alcanzar este objetivo. Sin embargo, subrayan que la administración de antibióticos en dicha franja horaria puede requerir modificaciones en el sistema de sanidad. Los autores de la SSC introducen un cambio en las guías anteriores. En el manejo inicial del shock séptico sugieren el uso empírico de un tratamiento combinado (por lo menos 2 antibióticos de dos clases diferentes de antimicrobianos para un solo patógeno). En el caso de ausencia de shock sugieren no aplicar la terapia combinada. Subrayan que hay que modificar la dosis de los antibióticos, especialmente en el tratamiento inicial, con el fin de alcanzar el valor terapéutico de cada antimicrobiano. A modo de ejemplo: vancomicina — la dosis 25-30 mg/kg del peso corporal actual (más bien que la dosis estándar de 1 g); ciprofloxacino — 600 mg por dosis; levofloxacino — 750 mg por dosis. Acentúan que es necesario valorar a diario el funcionamiento de los antibióticos con vistas a reducir o suspender su uso. La duración sugerida del tratamiento antimicrobiano es de 7 a 10 días, con períodos más largos en el caso de infecciones por Staphylococcus aureus, presencia de infecciones focales que no se pueden drenar y en pacientes con neutropenia persistente. Una terapia más breve se puede aplicar en pacientes que muestran mejoría rápida, sin embargo, hay que controlar de una manera adecuada el foco de origen de la sepsis intraabdominal o urinaria. Los autores no recomiendan el uso de un tratamiento combinado de forma rutinaria (lo cual no excluye el uso de varios antibióticos para ampliar su alcance o su administración en la fase aguda del shock séptico) excepto en determinadas situaciones, incluidas las infecciones por Acinetobacter o Pseudomonas spp. que son resistentes a varios fármacos. Además, en el caso de shock séptico neumocócico recomiendan un tratamiento combinado con betalactámicos y macrólidos.
Los autores sugieren que las mediciones de procalcitonina pueden ser la base para acortar la duración del tratamiento antimicrobiano en pacientes con sepsis e incluso pueden contribuir a tomar la decisión de suspender los antibióticos en los pacientes que después de empezar el tratamiento empírico muestran solo síntomas leves de la infección. Asimismo, los autores aconsejan no aplicar una profilaxis antimicrobiana sostenida y sistémica en pacientes con estados inflamatorios severos de origen no infeccioso y riesgo de infecciones secundarias (pancreatitis severa, quemaduras).