La nueva edición de la “Campaña para sobrevivir a la sepsis” (SSC), publicada simultáneamente en revistas europeas y norteamericanas, resume los actuales conocimientos del tratamiento de la sepsis y shock séptico. En las guías los autores establecen una distinción entre las recomendaciones que se deben seguir (recomendaciones firmes) y las sugerencias que se pueden seguir (recomendaciones débiles).
Parte 3. La sepsis y shock séptico: terapias complementarias, incluyendo la elección de los líquidos.
Las opiniones acerca de los líquidos de elección que se deberían administrar en la sepsis y shock séptico siguen evolucionando. El grado de incertidumbre se refleja en el lenguaje que se utiliza en las guías de la SSC (Campaña para sobrevivir a la sepsis), que ofrece sobre todo sugerencias. Las recomendaciones indican el uso de cristaloides más que de coloides como primera elección y advierten que no se deben utilizar hidroxietilalmidones. En las sugerencias se indica que se permite tanto el uso de cristaloides equilibrados (p. ej. solución de Ringer), como de suero (sin embargo, se subraya que hay que evitar la hipercloremia), se aconseja la administración de albúmina en pacientes que han recibido “cantidades sustanciales de cristaloides” y, además, se subraya el uso de cristaloides preferentemente sobre las gelatinas.
En la parte que trata de los medicamentos vasoactivos, los autores de la SSC confirman y destacan el uso de norepinefrina como vasopresor de primera elección. Se sugiere que el tratamiento con epinefrina y vasopresina debe ser considerado como un tratamiento adicional. La dopamina sigue siendo una elección restringida a pacientes con un riesgo bajo de taquiarritmia y bradicardia absoluta o relativa. Los autores reiteran que no se debería utilizar dopamina a dosis baja como una protección renal.
Al considerar las terapias complementarias, las guías de la SSC siguen demostrando un apoyo moderado en el uso de glucocorticosteroides y sugieren la administración de hidrocortisona solo en pacientes que permanecen inestables a pesar del tratamiento con líquidos y la administración de vasopresores a dosis razonables. Se recomienda la transfusión de glóbulos rojos con un nivel de hemoglobina <70 g/l (y no con umbral más alto), a no ser que sea un paciente con isquemia miocárdiaca, hipoxemia severa o una hemorragia aguda. Se sugiere la transfusión de plaquetas de <10 000/mm3 o <20 000/mm3 en pacientes con un riesgo alto de hemorragia (incluidos muchos pacientes con la sepsis). Las guías sugieren nuevamente no usar inmunoglobulinas intravenosas.
En lo que atañe a la ventilación mecánica, los autores recuerdan que en la ventilación con un volumen corriente, el volumen de 6 ml/kg es más ventajoso que el de 12 ml/kg. Además, subrayan que los valores más altos de la presión positiva al final de la espiración son mejores que valores más bajos. Recomiendan maniobras de reclutamiento en pacientes con síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). Proponen una nueva recomendación (más bien que una sugerencia limitada) de realizar la ventilación en posición prona en pacientes con SDRA y relación PaO2/FiO2 <150.