El uso profiláctico de probióticos previene la diarrea asociada a Clostridium difficile (DACD) en los pacientes tratados con antibióticos.
En esta amplia revisión se examinó el efecto de los probióticos (de cualquier tipo y dosis) en el desarrollo de la DACD en adultos y niños. El estudio incluyó tanto a pacientes hospitalizados como ambulatorios. La mayoría de los probióticos eran productos comerciales, pero algunos tenían forma de yogur o leche fermentada.
En el análisis más amplio de todos los pacientes que completaron el estudio, la incidencia de DACD disminuyó del 4,0 % en el grupo con placebo o sin tratamiento al 1,5 % en el grupo con probiótico (razón de riesgo [RR], 0,40; 95 % IC, 0,30-0,52; calidad de la evidencia moderada), a pesar de una probabilidad casi igual de detección de C. difficile en heces (17,0 % y 15,5 %, respectivamente).
El efecto beneficioso de los probióticos parece ser mas pronunciado en las poblaciones con riesgo más alto de DACD. Cuando el riesgo inicial era de por lo menos 5 %, el uso de probióticos se asociaba a una reducción de un 70 % en cuanto al número de los casos, de un 11,6 % a un 3,1 % (RR, 0,30; 95 % IC, 0,21-0,42; calidad de evidencia moderada), con 81 pacientes menos que desarrollaban DACD por 1000 pacientes tratados. Tanto los efectos relativos como absolutos fueron menores y no estadísticamente significativos en los grupos con un menor riesgo inicial de CDAD: en aquellos con un riesgo inicial de un 3-5 %, el RR fue de 0,53 (IC 95 %, 0,16-1,77), mientras que en aquellos otros con un riesgo inicial de un 0-2 %, el RR fue de 0,77 (IC 95 %, 0,45-1,32).
Los autores no encontraron evidencias convincentes acerca del tipo o dosis del probiótico, ni de su composición microbiológica, y adscribieron un posible efecto mejor a la combinación de Lactobacillus acidophilus con Lactobacillus casei en comparación con Lactobacillus rhamnosus en la intervención al azar.
Entre los efectos adversos más comunes se encontraron: cólicos abdominales, náuseas, fiebre, heces blandas, flatulencias y trastornos de gusto. Su frecuencia fue numéricamente menor entre los pacientes con probióticos (evidencia de calidad muy baja).
Los autores recuerdan que, a pesar de la evidencia general del beneficio de los probióticos, todavía están en curso estudios acerca de diferentes preparados en diferentes poblaciones.