Disruptores endocrinos y su influencia sobre la salud

13.07.2018
Co lekarze powinni wiedzieć o związkach chemicznych zaburzających czynność układu dokrewnego?
Aleksandra Rutkowska

El problema del contacto habitual con los disruptores endocrinos (endocrine disrupting chemicals) y su influencia negativa sobre la salud empieza a ser un reto no solo para los endocrinólogos sino también para los médicos de cabecera, ginecólogos, pediatras, diabetólogos y oncólogos. Solamente la toma de medidas a gran escala puede traer efectos profilácticos beneficiosos para las generaciones actuales y sucesivas.

¿Qué son los disruptores endocrinos?

Los disruptores endocrinos (EDC: endocrine disrupting chemicals) son sustancias que al tener una estructura química similar a la de las hormonas esteroides presentan una capacidad de interactuar con los receptores de estrógenos, andrógenos y progesterona, aumentando de este modo el riesgo de endocrinopatía y de enfermedades de la civilización.1

Según la definición de la Organización Mundial de Salud (OMS) en este grupo se incluyen todas las “sustancias exógenas o mezclas de sustancias, que alteran la función endocrina y, en consecuencia, causan efectos nocivos en un organismo sano y en sus descendientes, así como en (sub)poblaciones”.2

En la actualidad en el listado de EDC figuran más de 1400 compuestos químicos y el número sigue aumentando. Entre ellos los que despiertan más dudas son: pesticidas, plastificantes y productos intermedios industriales. Unos de los EDC más estudiados son los plastificantes, sustancias que se utilizan a gran escala para suavizar los materiales: bisfenol A (BPA) y sus derivados (entre otros: bisfenol S [BPS]), ftalatos y dioxinas, bifenilos policlorados (PCB) o materiales ignífugos (BFR: brominated flame retardants), cuyos efectos nocivos en la salud han sido descritos en numerosas publicaciones.3

Exposición general a los disruptores endocrinos

El desarrollo de la civilización y el aumento de consumismo ha condicionado un aumento de la exposición a los disruptores endocrinos. Su producción masiva y su uso general en la vida cotidiana han llevado a la exposición continua en el entorno doméstico a las sustancias emitidas, entre otros, por los equipos electrónicos, muebles, pinturas o juguetes. A la vez, existe una exposición corriente y habitual, relacionada con el estilo de vida individual. Puede ser, por ejemplo, la exposición a EDC causada por la liberación de estas sustancias por los envases de alimentos, botellas de agua y otras bebidas, cosméticos, tickets de compra, ropa, alimentos, lentes y empastes.4-6 De este modo, estas sustancias se ingieren por vía alimentaria, son absorbidos por la piel o inhalados con polvo.7 La concentración de EDC, que está en correlación con los trastornos hormonales, se detecta en los fluidos corporales: el suero, la saliva, la orina, la leche, el semen, el líquido amniótico y el tejido adiposo.8-12 En más de un 90 % de las personas se detectan EDC en el organismo.

En 2015 la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA: European Food Safety Authority) bajó la dosis máxima tolerada de bisfenol (TDI: tolerable daily intake) de 50 µg/1 kg de la masa corporal por día a 4 µg/1 kg de la masa corporal por día y subrayó la necesidad de proteger a las embarazadas y a los niños pequeños.13
Sin embargo, hay que recordar que durante el día el ser humano está expuesto a una mezcla de varios EDC y la composición de esta mezcla, la dosis, el tiempo de exposición y la edad de cada persona tienen una influencia clave sobre el efecto biológico que tiene dicha sustancia.

Peligros para la salud relacionados con la exposición continua a los EDC

La exposición constante y diaria a concentraciones reducidas de varios EDC, incluso si es por debajo del límite de dosis de estas sustancias tolerado por el organismo, puede de una manera considerable aumentar el riesgo de trastornos hormonales y metabólicos, de obesidad, diabetes mellitus, de enfermedades cardiovasculares, de infertilidad y de neoplasias dependientes de hormonas, tanto en mujeres como en hombres.7,14-17 Esto se debe, entre otros, a las interacciones entre los compuestos EDC dentro de las mezclas y a la acumulación/reforzamiento de los efectos biológicos nocivos, así como a la activación de varios receptores de hormonas esteroides por el mecanismo clásico de funcionamiento y por vías no estándar de activación de células, entre otros, mediante los receptores de membrana.

Según el informe de la OMS de 2012 casi 80 millones de parejas en el mundo sufren problemas de infertilidad y en varios casos la etiología de estos problemas es desconocida. Los factores medioambientales, y entre ellos la presencia de los EDC, pueden jugar un papel clave.18 Se demostró que tienen una influencia dañina tanto en la espermatogénesis, ovogenesis y en la ovulación, como en la eficacia de las técnicas de reproducción asistida.

Muchos de los disruptores endocrinos, incluido el bisfenol, se etiquetaron como “obesógenos”19, esto es, como sustancias que alteran el metabolismo de los lípidos y aumentan el riesgo de obesidad. Estas sustancias pueden aumentar también el riesgo de aparición de resistencia a la insulina y tener una influencia directa en la secreción de la insulina.20 Además, inducen estrés oxidativo en las células, lo que conlleva una inflamación crónica, que puede causar, entre otros, la ateroesclerosis.

Varias publicaciones describen la influencia negativa de los EDC sobre las células de los ovarios y sobre el aumento de la producción de andrógenos, que incrementa el riesgo de trastornos hormonales en el síndrome del ovario poliquístico.16

¿Por qué vale la pena emprender estas medidas?

En la actualidad distintos países en el mundo han tomado medidas para limitar la exposición del ser humano y del medioambiente a los disruptores endocrinos. Las bolsas de compra de plástico que ya no son gratuitas o incluso se han prohibido, la prohibición para el uso de microgránulos de plástico en los cosméticos, la limitación del uso de platos y cubiertos de plástico en los locales gastronómicos en Francia son solo algunos de los ejemplos de las medidas que se están tomando.

Para comprender el peligro de la exposición a estas sustancias a largo plazo y la importancia y seriedad de las medidas de este tipo deberíamos volver a los años 40 del siglo pasado cuando en embarazadas se utilizaba el dietilestilbestrol (DES). Por la influencia nociva en la salud tanto de las madres como de los hijos, este estrógeno no esteroide se prohibió. Paradójicamente, el bisfenol A se usó como estrógeno sintético, incluso antes de la introducción del DES y su estructura era casi igual a la de la molécula de este fármaco con tan mala fama.21

Se estima que los costes de tratamiento de las secuelas de la exposición a los EDC en Europa pueden alcanzar en los próximos años 150 millones de euros y según unos análisis, incluso 1,25 billones de euros.22

Parece especialmente importante la protección de las embarazadas, sobre todo en el primer trimestre del embarazo, cuando una concentración adecuada de hormonas en el entorno del feto es clave para su crecimiento correcto. La exposición de una embarazada a los EDC aumenta el riesgo de anomalías congénitas en el feto y de cambios epigenéticos en el DNA de los descendientes, aumentando el riesgo de enfermedades de la civilización en las futuras generaciones.16

El problema del contacto habitual con los disruptores endocrinos y su influencia negativa en la salud empieza a ser un reto no solo para los endocrinólogos sino también para otros especialistas: ginecólogos, médicos de cabecera, pediatras, diabetólogos y oncólogos. Tan solo la adopción de medidas a gran escala puede conseguir efectos profilácticos beneficiosos para la generación presente y las sucesivas. Estas medidas deberían consistir en reducir la exposición a los factores de riesgo claves para el desarrollo de las enfermedades de la civilización.15

Bibliografía:

1. MacKay H., Abizaid A.,"A plurality of molecular targets: The receptor ecosystem for bisphenol-A (BPA)", Horm Behav, 2017.
2. Damstra T., Bergman A., Kavlock R.J., van der Kraak G., "Global assessment of the state-of-the-science of endocrine disruptors", Geneva: World Health Organization, 2002.
3. https://endocrinedisruption.org/interactive-tools/tedx-list-of-potential-endocrine-disruptors/updates.
4. NTP-CERHR, "Monograph on the Potential Human Reproductive and Developmental Effects of Bisphenol A", Center for the Evaluation of Risks to Human Reproduction, National Toxicology Program, US Department of Health and Human Services, Research Traingle Park NC, 2008, 83: 157–395.
5. vom Saal F.S., Akingbemi B.T., Belcher S.M. y cols., "Chapel Hill bisphenol A expert panel consensus statement: integration of mechanisms, effects in animals and potential to impact human health at current levels of exposure", Reprod Toxicol. 2007, 24 (2): 131–138.
6. Kandaraki E., Chatzigeorgiou A., Livadas S. y cols., "Endocrine disruptors and polycystic ovary syndrome (PCOS): elevated serum levels of bisphenol A in women with PCOS", J Clin Endocrinol. Metab., 2011, 96 (3): E480–484.
7. Konieczna A., Rutkowska A., Rachon D., "Health risk of exposure to Bisphenol A (BPA)", Rocz. Panstw. Zakl. Hig., 2015, 66 (1): 5–11.
8. Cobellis L., Latini G., De Felice C. y cols., "High plasma concentrations of di-(2-ethylhexyl)-phthalate in women with endometriosis", Hum. Reprod 2003, 18 (7): 1512–1515.
9. Yokota H., Iwano H., Endo M. y cols., "Glucuronidation of the environmental oestrogen bisphenol A by an isoform of UDP-glucuronosyltransferase, UGT2B1, in the rat liver", Biochem. J., 1999, 340 (Pt 2): 405–409.
10. Vandenberg L.N., Hauser R., Marcus M. y cols., "Human exposure to bisphenol A (BPA)", Reprod Toxicol., 2007, 24 (2): 139–177.
11. Ikezuki Y., Tsutsumi O., Takai Y. y cols., "Determination of bisphenol A concentrations in human biological fluids reveals significant early prenatal exposure", Hum. Reprod, 2002, 17 (11): 2839–2841.
12. Mullerova D., Kopecky J., "White adipose tissue: storage and effector site for environmental pollutants", Physiol. Res., 2007, 56 (4): 375–381.
13. Cwiek-Ludwicka K., "Bisphenol A (BPA) in food contact materials - new scientific opinion from EFSA regarding public health risk", Rocz. Panstw. Zakl. Hig. 2015, 66 (4): 299–307.
14. Rochester J.R., "Bisphenol A and human health: a review of the literature", Reprod Toxicol. 2013, 42: 132–155.
15. Rutkowska A., Rachoń D., Milewicz A. y cols., "Polish Society of Endocrinology Position statement on endocrine disrupting chemicals (EDCs)", Endokrynol. Pol. 2015, 66 (3): 276–281.
16. Rutkowska A.Z., Diamanti-Kandarakis E., "Polycystic ovary syndrome and environmental toxins", Fertil. Steril. 2016, 106 (4): 948–958.
17. Rutkowska A.Z., Szybiak A., Serkies K. y cols., "Endocrine disrupting chemicals as potential risk factor for estrogen-dependent cancers", Pol. Arch. Med. Wew., 2016, 126 (7–8): 562–70.
18. World Health Organization. WHO: Geneva, "Programme on Maternal and Child Health and Family Planning, D.o.F.H., Infertility: a tabulation of available data on prevalence of primary and secondary infertility", WHO, 1991
19. Desvergne B., Feige J.N., Casals-Casas C., "PPAR-mediated activity of phthalates: A link to the obesity epidemic?", Mol. Cell. Endocrinol., 2009, 304 (1–2): 43–48.
20. Alonso-Magdalena P., Quesada I., Nadal A., "Endocrine disruptors in the etiology of type 2 diabetes mellitus", Nat. Rev. Endocrinol., 2011, 7 (6): 346–353.
21. Paulose T., Speroni L., Sonnenschein C. y cols., "Estrogens in the wrong place at the wrong time: Fetal BPA exposure and mammary cancer", Reprod Toxicol., 2015, 54: 58–65.
22. Trasande L., Zoeller R.T., Hass U. y cols., "Estimating burden and disease costs of exposure to endocrine-disrupting chemicals in the European union", J. Clin. Endocrinol. Metab. 2015, 100 (4): 1245–1255.