La incidencia de los trastornos de ansiedad y depresión es alta entre pacientes con enfermedades cardiovasculares. Como han demostrado los resultados del análisis anterior del registro danés DenHeart, casi 1/3 de pacientes con problemas cardiológicos presenta síntomas típicos de ansiedad, y 1/5 de depresión. Los estudios realizados hasta la fecha muestran también una relación entre estos síntomas y el riesgo de reingreso hospitalario, episodios cardiovasculares y muerte. Sin embargo, estos estudios abordaron por lo general grupos seleccionados de pacientes con enfermedad isquémica o insuficiencia cardíaca confirmadas.
Este grupo de investigadores daneses decidieron evaluar, durante un período de observación de 1 año, si la presencia de los factores cardiovasculares es mayor entre pacientes con síntomas de ansiedad y depresión, así como determinar cómo estos afectan al riesgo de muerte. Para la evaluación de los síntomas de depresión y de los trastornos de ansiedad, los investigadores utilizaron la escala HADS (Hospital Anxiety and Depression Scale, en español: Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria), con la cual examinaron a más de 14 mil pacientes con una enfermedad cardiovascular diagnosticada.
El análisis demostró que tanto los pacientes con ansiedad como aquellos con síntomas de depresión se caracterizaban por un mayor índice de masa corporal, una frecuencia de tabaquismo más alta, y además con una mayor tasa de incumplimiento de la farmacoterapia prescrita. Es más: la presencia de los síntomas de depresión fue el factor de riesgo de la muerte más fuerte de todos, puesto que aumentó este riesgo dos veces durante la observación. En cambio la presencia de síntomas de ansiedad incrementó el riesgo de muerte aprox. en un 30 %.
Como subrayan los investigadores, los síntomas de ansiedad y depresión empeoran considerablemente el pronóstico de los pacientes con enfermedades cardíacas, aumentando el riesgo de muerte en un grado similar, o quizás incluso mayor, que los otros factores cardiovasculares conocidos. Por lo tanto, estas enfermedades deben diagnosticarse y tratarse lo más pronto posible. En la actualidad no se dispone de estudios aleatorizados que aborden las intervenciones no farmacológicas en esta materia.