Conclusiones
A pesar de que las propiedades inmunomoduladoras y antibacterianas de la vitamina D fueron demostradas en numerosos estudios —tanto in vitro como en modelos animales13,14,95-97— sus resultados son diferentes de los obtenidos en los estudios en los que se ha evaluado el impacto clínico de esta vitamina, y en los estudios de intervención. El factor más importante que pueda explicar los resultados negativos de los estudios in vivo es el diseño inadecuado de los ensayos clínicos. La mayoría se realizó en grupos relativamente pequeños de enfermos, en poblaciones heterogéneas y sin separar un subgrupo de personas con déficit de vitamina D. Además, los estudios de intervención difirieron significativamente entre sí en cuanto a la dosis de vitamina D utilizada, el modo, y la vía de administración. Sobre la base de los resultados de un metaanálisis amplio sobre datos individualizados de pacientes se puede constatar que en personas con déficit de vitamina D el mejor manejo es la suplementación con vitamina D a diario. Se ha demostrado un beneficio del uso de la vitamina D en diversas enfermedades pulmonares. En adultos con asma y en enfermos con EPOC y con déficit de vitamina D los datos son convincentes y se puede esperar que se tengan en cuenta en las guías futuras. No obstante, se necesitan datos convincentes provenientes de estudios más amplios para que se pueda recomendar el uso de la vitamina D en el tratamiento de otras enfermedades, como la fibrosis quística, la neumonía o la tuberculosis. En los estudios futuros se debería evaluar también si la vitamina D administrada por vía inhalatoria puede tener una acción terapéutica directa más fuerte.