Resumen del estudio BB-Meta-HF, presentado durante el congreso de la European Society of Cardiology, París 2019
La disfunción renal es una enfermedad frecuente, sobre todo en los pacientes con insuficiencia cardíaca. Además, conlleva un peor pronóstico y mayor riesgo de muerte de los enfermos. Los pacientes con insuficiencia renal avanzada no suelen incluirse en los ensayos clínicos aleatorizados y los datos disponibles relativos al tratamiento de este grupo de enfermos, se basan en gran medida en análisis de los subgrupos de los ensayos clínicos realizados. Durante el congreso de la European Society of Cardiology (ESC) 2019, el Dr. Dipak Kotecha, de la Universidad de Birmingham, presentó los resultados de un análisis de ensayos aleatorizados, realizados en más de 18 000 enfermos con insuficiencia cardíaca, tratados con β-bloqueantes.
Los autores analizaron pacientes con fracción de eyección del ventrículo izquierdo menor del 50 % y, por separado, con fibrilación auricular y ritmo sinusal. Solo el 11 % de los examinados tenía una correcta función renal, definida como tasa de filtración glomerular (TFG) >90 %. La función renal fue inversamente proporcional al riesgo de muerte. La disminución de la TFG en 10 ml/min aumentó el riesgo de muerte en un 12 %. La presencia de anemia también conllevó un peor pronóstico, independientemente del grado de insuficiencia renal. El empleo de β-bloqueantes en pacientes con insuficiencia renal moderadamente grave ayudó a mejorar el pronóstico y a reducir el riesgo de muerte en dichos enfermos. A pesar del mayor número de las enfermedades concomitantes, los beneficios en este grupo fueron similares a los de los pacientes con función renal normal. La necesidad de suspender el tratamiento fue igual, independientemente de la función renal. Además, el uso de β-bloqueantes no se relacionó con empeoramiento de la función renal.
Como subrayan los autores del estudio, la insuficiencia renal sigue siendo un importante problema clínico en pacientes con insuficiencia cardíaca, sin embargo, no debería influir sustancialmente en las decisiones relativas al empleo y a la dosificación de β-bloqueantes en este grupo de enfermos.