Elaborado por: Anna Baginska Ewa Placzkiewicz-Jankowska
Consultado por Magdalena Olszanecka-Glinianowicz
Siglas y abreviaturas: ACV — accidente cerebrovascular, EAC — enfermedad de las arterias coronarias, ECA — ensayo controlado aleatorizado, IC — intervalo de confianza, HbA1c — hemoglobina glicosilada, IG — índice glucémico, DM — diferencia de medias, RR — riesgo relativo
Metodología: una serie de revisiones sistemáticas y metaanálisis que comprendieron 58 ECA y 185 estudios prospectivos de seguimiento, publicados entre 1985-2017.
Población: desde 81 hasta 1 560 045 personas en distintos estudios y análisis; se excluyeron los estudios restringidos a personas con enfermedades crónicas y con dieta para perder peso, y también los estudios con uso de suplementos dietéticos.
Grupos examinados: con más consumo de fibra alimentaria, con más consumo de productos integrales y con consumo de productos de bajo índice glucémico (según la definición de los autores de los distintos estudios).
Grupos de control: con menos consumo de fibra alimentaria, con menos consumo de productos integrales y con consumo de productos de alto índice glucémico (según la definición de los autores de los distintos estudios)
Resultados: véase la tabla. Entre las cantidades diarias de fibra alimentaria analizadas (15-19 g, 20-24 g, 25-29 g, 30-34 g, 35-39 g/d), 25-29 g/d de fibra, en comparación con un menor consumo de la misma (según la definición de los autores de cada estudio), se relaciona con un mayor beneficio clínico en forma de reducción del riesgo de EAC, ACV, diabetes tipo 2, cáncer de colon, muerte por cualquier causa y muerte por EAC.
Tabla. Relación del consumo de fibra alimentaria, productos integrales y de bajo IG con el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer de colon y muerte | ||||||
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Criterios de valoración | Mayor vs. menor consumo de fibra alimentaria | Mayor vs. menor consumo de productos integrales | Consumo de productos de bajo IG vs. consumo de productos de alto IG | |||
número de ensayos / número de personas | RR (IC 95 %) | número de ensayos / número de personas | RR (IC 95 %) | número de ensayos / número de personas | RR (IC 95 %) | |
Estudios prospectivos de seguimiento | ||||||
EAC | 9/299 386 | 0,76 (0,69–0,83) | 6/232 886 | 0,80 (0,70–0,91)* | 10/bd | 0,93 (0,83–1,04) |
ACV | 9/364 204 | 0,78 (0,69–0,88)* | 3/91 393 | 0,86 (0,61–1,21) | 5/243 276 | 0,84 (0,72–0,99) |
Diabetes mellitus tipo 2 | 17/640 656 | 0,84 (0,78–0,90) | 8/363 546 | 0,67 (0,58–0,78)* | 14/499 989 | 0,89 (0,82–0,97)* |
Cáncer de colon | 22/1 560 045 | 0,84 (0,78–0,89) | 7/710 363 | 0,87 (0,79–0,96) | 10/941 652 | 0,91 (0,82–1,01)* |
Muerte por cualquier causa | 10/947 111 | 0,85 (0,79–0,91) | 9/717 331 | 0,81 (0,72–0,90)* | 3/68 185 | 0,89 (0,70–1,13)* |
Muerte por EAC | 10/596 887 | 0,69 (0,60–0,81) | 2/147 321 | 0,66 (0,56–0,77) | 1/bd | 1,10 (0,69–1,75) |
Muerte por ACV | 2/89 761 | 0,80 (0,56–1,14) | 2/147 321 | 0,74 (0,58–0,94) | 3/95 087 | 0,63 (0,52–0,77) |
Muerte por neoplasia | 5/844 225 | 0,87 (0,79–0,95) | 5/654 588 | 0,84 (0,76–0,92)* | 1/28 356 | 1,11 (0,90–1,38) |
Pruebas aleatorizadas | ||||||
número de ensayos / número de personas | DM (IC 95 %) | número de ensayos / número de personas | DM (IC 95 %) | número de ensayos / número de personas | DM (IC 95 %) | |
Peso corporal (kg) | 27/2495 | –0,37 (od –0,63 do –0,11) | 11/919 | –0,62 (od –1,19 do –0,05) | 8/799 | –0,29 (od –0,62 do 0,03) |
Colesterol total (mmol/l) | 36/3503 | –0,15 (od –0,22 do –0,07) | 17/1473 | –0,09 (od –0,23 do 0,04) | 8/1083 | –0,02 (od –0,17 do 0,13) |
Presión arterial sistólica (mm Hg) | 15/2052 | –1,27 (od –2,50 do –0,04) | 8/925 | –1,01 (od –2,46 do 0,44) | 4/916 | –0,17 (od –1,03 do 0,69) |
* resultados muy heterogéneos (>50 %)
sd — sin datos disponibles Diferencias significativas en negrita |
Conclusiones
Un mayor consumo de:
– fibra alimentaria se relaciona con un riesgo menor de EAC, ACV, diabetes tipo 2, cáncer de colon, muerte por cualquier causa, muerte por EAC y muerte por neoplasia, y también con la reducción del peso corporal, de la concentración de colesterol total y de la presión arterial sistólica
– productos integrales se relaciona con un riesgo menor de EAC, diabetes tipo 2, cáncer de colon, muerte por cualquier causa, muerte por EAC, muerte por ACV y muerte por neoplasia, y también con la reducción del peso corporal
– productos de bajo IG se relaciona con un riesgo menor de ACV, diabetes tipo 2 y muerte por ACV.
COMENTARIO
Magdalena Olszanecka-Glinianowicz
Siglas y abreviaturas: EAC — enfermedad de las arterias coronarias
El concepto de fibra alimentaria incluye numerosas sustancias heterogéneas: solubles (pectinas, hemicelulosas neutras, resinas, mucílagos y polisacáridos de algas) e insolubles (celulosa, hemicelulosa y lignina) en agua: de productos vegetales, que no son procesadas por enzimas del tracto digestivo. Llegan al intestino grueso sin digerir y allí experimentan una fermentación por las bacterias intestinales. Estas sustancias, junto al almidón (amilosa, amilopectina y almidón modificado) son clasificadas como glúcidos complejos. El efecto favorable sobre la salud del consumo de fibra alimentaria es bien conocido desde hace muchos años. Los resultados de numerosos estudios demuestran que un mayor consumo de alimentos ricos en fibra contribuye a la prevención de la obesidad y facilita la reducción de la masa corporal. Debido a una baja densidad energética (contenido energético en 1 g del producto), dichos productos pueden ingerirse en cantidades más grandes, lo que aumenta la sensación de saciedad. Además, la sensación de saciedad aumenta porque estos productos estimulan la secreción del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) por las células L intestinales, el cual activa la producción de neurotransmisores que estimulan la sensación de saciedad (POMC y CART) en el núcleo arqueado hipotalámico. Además, el consumo de fibra alimentaria permite mantener una correcta composición de la microbiota intestinal e inhibe el desarrollo de inflamación en la mucosa intestinal. Otros beneficios de la fibra alimentaria son la disminución de la insulinorresistencia y el aumento del peristaltismo intestinal (fibras insolubles en agua), además de la reducción de los niveles de glucosa posprandial, colesterol total y LDL y el retraso del vaciamiento gástrico (fibras solubles en agua).1
Las principales fuentes de fibra alimentaria son los cereales no procesados industrialmente, las verduras, las frutas y las legumbres. Hay que subrayar que los cereales no refinados y las legumbres son los productos más ricos en fibra alimentaria por cada 100 g de producto, y las frutas los menos ricos.2 La revisión sistemática de 185 estudios prospectivos observacionales y 58 ensayos controlados aleatorizados confirma una vez más que un mayor consumo de fibra (≥25 g/d) es beneficioso para la salud y aumenta la esperanza de vida.3 Cabe resaltar que la reducción del riesgo de desarrollo de enfermedad de las arterias coronarias (EAC), ACV y diabetes tipo 2, además del riesgo de muerte por cualquier causa, muerte por EAC, muerte por ACV y muerte por neoplasia en personas con mayor consumo de fibra alimentaria es indirecta, es decir, se relaciona con la reducción del peso corporal.3
En cambio, la reducción del riesgo de desarrollo de cáncer de colon y de muerte debido a este es de carácter tanto indirecto, como directo (efecto beneficioso sobre la microbiota intestinal, tránsito intestinal y prevención de inflamación de la mucosa intestinal). Es necesario recalcar que, independientemente del mecanismo que rige la relación considerada, la reducción del riesgo de muerte gracias al consumo de fibra, por las causas arriba mencionadas, es considerable y llega a 15-30 %.3 Por ello no se debe aconsejar la reducción del consumo de carbohidratos en general, sino únicamente de los carbohidratos simples.4 Los resultados de la revisión sistemática comentada confirman los avances de una revisión sistemática publicada en 2016 con metaanálisis de 45 estudios prospectivos de cohorte publicados entre 1984-2016. En dicha revisión se determinó que un mayor consumo de fibra alimentaria derivada de productos integrales se relaciona con un menor riesgo de, entre otras cosas, desarrollo de EAC y diabetes tipo 2 y de muerte por EAC, ACV y neoplasia.5 Los mecanismos patogenéticos de la influencia del consumo de fibra alimentaria en el desarrollo de dichas enfermedades, y los aspectos prácticos relativos a la recomendación de consumo de productos integrales fueron detalladamente descritos en mi comentario relativo a dicha revisión.6 Además, la revisión comentada en aquel momento demostró que un mayor consumo de productos integrales se relacionaba con un menor peso corporal, lo cual contradice una opinión generalizada, según la cual se debe reducir el consumo de cereales en las dietas para reducir peso. En la revisión sistemática actual se ha demostrado que el consumo de productos de bajo índice glucémico se relaciona con menor riesgo de ACV, diabetes tipo 2 y muerte por ACV. Sin embargo, cabe precisar que los resultados de esta revisión indican una importancia secundaria del índice glucémico en relación con el consumo de fibra alimentaria.3 Además, es necesario subrayar que, como indican los expertos de la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) y la OMS, el concepto de índice glucémico tiene numerosas restricciones, entre ellas el número limitado de productos con índice glucémico determinado en condiciones estándar, una determinación del índice poco específica de los productos examinados hasta el momento, la falta de consideración de la variabilidad individual en el consumo de diferentes alimentos y la falta de estudios de este tipo en grandes poblaciones de personas sanas.7 Además, en la mayoría de los estudios que demostraron los beneficios del bajo índice glucémico sobre la salud, se examinaron productos alimentarios naturales y poco procesados que con mucha probabilidad tenían un alto contenido de fibra alimentaria.8 Del mismo modo, es necesario resaltar que la revisión sistemática en cuestión contradice los resultados del examen PURE que demostró que un consumo de carbohidratos del suministro diario de energía >60 % se relaciona con un aumento del riesgo de muerte por cualquier causa o muerte por causas distintas a enfermedad cardiovascular.9 Los errores metodológicos de este examen que pudieron facilitar la obtención de estos resultados fueron explicados en otro comentario.10 En resumen, la revisión sistemática actualmente comentada confirma un beneficio polifacético del consumo de fibra alimentaria sobre la salud y demuestra que los productos ricos en este nutriente deben consumirse a diario en todas las comidas principales.
A recordar
• El consumo de productos ricos en fibra alimentaria es un elemento muy importante para la prevención de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y cáncer de colon, y para la prevención de muertes causadas por estas.
• El efecto beneficioso de la fibra alimentaria sobre la prevención de las enfermedades mencionadas puede ser indirecto, a través del efecto beneficioso sobre el peso corporal.
• Para el tratamiento de la obesidad, no se debería reducir el consumo de los carbohidratos compuestos en las dietas.
• El índice glucémico con mucha probabilidad tiene una importancia secundaria en relación con el consumo de fibra alimentaria, por lo que no puede ser la base de las recomendaciones relativas al modo de alimentación.
Bibliografía:
1. Mann J., Cummings J.H., Englyst H.N. y cols., FAO/WHO Scientific Update on carbohydrates in human nutrition: conclusions, Eur. J. Clin. Nutr., 2007; 61: S132–S1372. Anderson J.W., Bridges S.R., Dietary fiber content of selected foods, Am. J. Clin. Nutr., 1988; 47: 440–447
3. Reynolds A., Mann J., Cummimgs J.H. y cols., Carbohydrate quality and human health: a series of systematic reviews and meta-analyses, Lancet, 2019; 393: 434–445
4. Olszanecka-Glinianowicz M., Dobre i zle weglowodany w diecie, Med. Prakt., 2013; 4: 74–77
5. Aune D., Kuem N., Giovannuci E. y cols., Whole grain consumption and risk of cardiovascular disease, cancer, and all cause and cause specific mortality: systematic review and dose-response meta-analysis of prospective studies, BMJ, 2016; 353: i2716
6. Olszanecka-Glinianowicz M., Comentario. en: Spozycie produktów pelnoziarnistych a ryzyko zgonu i chorób sercowo-naczyniowych – przeglad systematyczny, Med. Prakt., 2016; 10: 107–108, 117
7. Food and Agricultural Organization of the United Nations/WHO, Carbohydrates in human nutrition. Report of a Joint FAO/WHO Expert Consultation, FAO Food Nutr. Pap., 1998; 66: 1–140
8. Venn B.J., Green T.J., Glycemic index and glycemic load: measurement issues and their effect on diet-disease relationships, Eur. J. Clin. Nutr., 2007; 61 (suppl. 1): S122–S131
9. Dehghan M., Mente A., Zhang X. y cols., Prospective Urban Rural Epidemiology (PURE) study investigators: associations of fats and carbohydrate intake with cardiovascular disease and mortality in 18 countries from ve continents (PURE): a prospective cohort study, Lancet, 2017; 390: 2050–2062
10. Olszanecka-Glinianowicz M., Comentario, en: Spozycie weglowodanów, tluszczów i bialek a ryzyko zgonu i chorób sercowo-naczyniowych – badanie PURE, Med. Prakt., 2017; 11: 110–114.