Contexto: En los pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP), la marcha supervisada de alta intensidad que induce síntomas de isquemia de extremidades inferiores (claudicación intermitente) es una terapia de primera línea, pero el cumplimiento ha sido limitado. Este estudio ha analizado si un enfoque alternativo con un programa de ejercicios de marcha de intensidad baja en casa que no induzca síntomas de isquemia de extremidades inferiores y sea más aceptable para los pacientes genera efectos similares.
Métodos: Se distribuyó aleatoriamiente a pacientes con EAP en tres grupos: el primero siguió un programa de ejercicios de marcha de baja intensidad (n = 116), el segundo un programa de ejercicios de marcha de alta intensidad (n = 124) y el tercero no siguió ningún programa de ejercicios (n = 65) durante 12 meses. En los dos grupos con ejercicio, se pidió a los pacientes que caminaran 5 veces por semana hasta 50 minutos por sesión con un acelerómetro que documentara la intensidad y la duración del ejercicio. El grupo de intensidad baja caminó a un ritmo que no causara síntomas de isquemia de extremidades inferiores; el grupo de intensidad alta caminó a un ritmo que produjera síntomas moderados-graves de isquemia de extremidades inferiores. Un entrenador tuvo acceso a los datos del acelerómetro y se mantuvo en contacto con los pacientes cada semana durante 12 meses para ayudar con el cumplimiento de los programas de ejercicio de intensidad alta y baja. El grupo sin ejercicio recibió llamadas telefónicas educativas cada semana durante 12 meses. El criterio de valoración primario del estudio fue el cambio medio de distancia en la prueba de marcha de 6 minutos a los 12 meses. La diferencia clínicamente significativa se marcó entre 8 y 20 m.
Resultados: De los 305 pacientes que participaron en el ensayo (edad media 69,3 años; 146 [47.9 %] mujeres), el 82 % finalizaron el seguimiento de 12 meses. En comparación con el inicio del estudio, la distancia recorrida en la prueba de marcha de 6 minutos disminuyó de 332,1 m a 327,5 m en el grupo con ejercicio de intensidad baja (cambio medio: –6.4 m [IC de 95 %, entre –21,5 y 8,8]) y aumentó de 338,1 m a 371,2 m en el grupo con ejercicio de intensidad alta (cambio medio: 34,5 m [IC de 95 %, entre 20,1 y 48,9]), con un cambio medio en la comparación entre grupos de –40,9 m (IC de 97,5 %, entre –61,7 y –20,0; P < ,001). En el grupo sin ejercicio, la distancia recorrida en la prueba de marcha de 6 minutos disminuyó de 328,1 m al inicio a 317,5 m a los 12 meses (cambio medio –15,1 m [IC de 95 %, entre –35,8 y 5,7]), un cambio no muy diferente al observado en el grupo con ejercicio de baja intensidad. No hubo ninguna diferencia significativa en el número de eventos adversos graves entre los grupos con ejercicio de intensidad baja, intensidad alta y sin ejercicio.
Conclusiones: Los autores concluyeron que los resultados del estudio no respaldan el uso de ejercicios de marcha domésticos de intensidad baja y fáciles de implementar para mejorar la capacidad de marcha de los pacientes con EAP, ya que el programa de ejercicios de intensidad baja no produjo resultados muy diferentes a la falta de ejercicio, mientras que el grupo con ejercicio de intensidad alta mejoró claramente la distancia recorrida.
Comentario de los redactores de la McMaster University: En un estudio relacionado del mismo grupo de investigación, un programa de ejercicio doméstico al que se le añadió un dispositivo de seguimiento de la actividad y asesoramiento telefónico no mejoró significativamente la capacidad de marcha en comparación con la atención habitual en los pacientes con EAP (doi: 10.1001/jama.2018.3275). En conjunto, estos hallazgos confirman la impresión de los clínicos de que las intervenciones en el estilo de vida son complicadas en los pacientes con EAP. Sin embargo, esto no debe disuadirnos de recomendar la actividad física y el abandono del tabaquismo a nivel individual.