Diverticulitis
La diverticulitis aguda se divide en no complicada (engrosamiento de la pared intestinal, cambios inflamatorios paraintestinales) y complicada (absceso, peritonitis, obstrucción, estenosis, fístula). En los últimos años se observa un aumento en la prevalencia de diverticulitis. En EE. UU. es de 18/100 000 personas‑año. Los expertos de la American Gastroenterological Association (AGA) actualizaron los principios de manejo de diverticulitis.8 A continuación presentamos las recomendaciones más importantes (en nuestra opinión) de este documento.
Para confirmar el diagnóstico u observar las complicaciones de la enfermedad (en caso de síntomas intensos) se recomienda la TC. Se debe considerar esta prueba en personas que no consiguieron una mejoría después del tratamiento, con inmunodeficiencia, o con numerosas recidivas de diverticulitis, si se planifica el tratamiento quirúrgico. Esta recomendación se deriva del hecho de que el diagnóstico de diverticulitis basado únicamente en el cuadro clínico es correcto solo en un 40‑65 % de los casos, mientras que la sensibilidad y especificidad de la TC de abdomen y pelvis con contraste llega al 95 %. La colonoscopia debe realizarse a las 6‑8 semanas después del episodio de diverticulitis o tras la resolución completa de síntomas agudos (según lo que ocurra más tarde) en caso de diverticulitis complicada, y después del primer episodio de diverticulitis no complicada. Esto se debe al hecho de que el CCR (diagnosticado erróneamente como diverticulitis) es más frecuente en la diverticulitis complicada (7,9 %) que no complicada (1,3 %). La colonoscopia puede posponerse si se ha realizado en el último año. En la fase aguda de diverticulitis no complicada se recomienda seguir la dieta de líquidos claros, que debe ampliarse con la resolución de los síntomas. La antibioticoterapia no debe utilizarse de manera rutinaria, sino en enfermos seleccionados con diverticulitis leve y no complicada, si no se observan inmunodeficiencias. En el metaanálisis de los datos de 2505 enfermos con diverticulitis no complicada no se ha demostrado la superioridad de la antibioticoterapia sobre la falta de uso de la misma en cuanto al impacto en la probabilidad de resolución de diverticulitis, el riesgo de rehospitalización y la presencia de complicaciones o necesidad de cirugía. Por su parte, se recomienda tratar con antibióticos a los enfermos con diverticulitis complicada y en personas con diverticulitis no complicada en los cuales se observan: enfermedades concomitantes, síntomas resistentes al tratamiento, vómitos, concentración de la proteína C‑reactiva en sangre >140 mg/l o recuento de leucocitos inicial >15 000/µl, colección líquida o un segmento intestinal inflamado largo en la TC. Se debe seleccionar un antibiótico de amplio espectro que incluye bacterias gramnegativas y anaerobias. En condiciones ambulatorias, el tratamiento de diverticulitis leve y no complicada incluye la administración oral de fluoroquinolonas con metronidazol o amoxicilina con ácido clavulánico durante 4‑7 días o más (en función de curso clínico). En personas con inmunodeficiencias (p. ej. que reciben glucocorticoides o quimioterapia), la enfermedad puede ser oligosintomática, y con mayor frecuencia se observa un riesgo elevado de desarrollar diverticulitis complicada. Para reducir el riesgo de recidivas de diverticulitis se recomienda: seguir una dieta adecuada (rica en fibra, limitando el consumo de carne roja y dulces), normalizar el peso corporal, practicar actividad física regular, no fumar, evitar la toma frecuente (≥2 × semana) de antinflamatorios no esteroideos, excepto el AAS prescrito en el marco de profilaxis secundaria de las enfermedades cardiovasculares. Además, se debe explicarle al paciente que el riesgo de diverticulitis depende en un 50 % de los casos de los factores genéticos, y el riesgo de diverticulitis complicada es mayor durante el primer episodio y disminuye con las siguientes exacerbaciones de la enfermedad. En la opinión de los expertos de AGA, en enfermos tras un episodio de diverticulitis no debe utilizarse la profilaxis de las recidivas con mesalazina, probióticos ni rifaximina. La decisión sobre planificar una resección segmentaria de colon debe tomarse de manera individual y no debe depender del número de los episodios de diverticulitis.
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