Lumbalgia

Ból krzyża
Zofia Guła (MD), Mariusz Korkosz (MD, PhD)

¿Qué es la lumbalgia y cuáles son sus causas?

La lumbalgia es el dolor de la parte baja de la espalda, el denominado segmento lumbosacro. Es una condición muy común que casi todos nosotros hemos experimentado. Constituye una de las causas principales de incapacidad laboral y deterioro de la calidad de la vida, a pesar de que muy pocas veces se relaciona con una enfermedad grave.

Lo más común es que se presente como un dolor inespecífico al cual no es posible atribuir un factor o factores concretos. Por lo general, no es una manifestación de una enfermedad grave y desaparece sin tratamiento, aunque tiende a recurrir. Solo en uno de cada diez pacientes la lumbalgia tiene una causa concreta que requiere un diagnóstico adicional.

En la mayoría de los casos, el dolor es el resultado de un daño mecánico de distintas estructuras que conforman y rodean la columna vertebral: vértebras, discos intervertebrales, articulaciones intervertebrales, músculos, tendones, ligamentos y nervios. Puede estar causado por:

• sobrecarga de músculos, tendones o ligamentos paraespinales
• lesión de un disco intervertebral (la denominada hernia discal)
• defectos posturales y anatómicos, defectos congénitos de la columna vertebral
• cambios degenerativos que, por ejemplo, conducen al desplazamiento de un cuerpo vertebral sobre otro o a una estenosis espinal
• fracturas vertebrales asociadas a la osteoporosis.

Las enfermedades reumáticas (p. ej. espondilitis anquilosante), infecciones, neoplasias, enfermedades de la cavidad abdominal y pélvica (p. ej. aneurisma de aorta abdominal, enfermedades renales, pancreáticas, de órganos reproductivos) pertenecen al grupo de las causas menos frecuentes de lumbalgia.

Es necesario recordar que la lumbalgia puede ser solo uno de los síntomas de otras enfermedades, a veces graves, que requieren consulta urgente con el médico.

¿Cuáles son los factores de riesgo para la lumbalgia?

La aparición de lumbalgia se ve favorecida por:

• edad (más frecuentemente se presenta entre los 30 y 60 años de edad)
• antecedentes de lumbalgia
• factores psíquicos, tales como estrés crónico, descontento laboral, depresión
• mala condición física
• obesidad
• trabajo realizado (permanecer en posición sentada frente al escritorio durante mucho tiempo, realizar trabajo físico intenso, elevar objetos pesados, realizar con frecuencia movimientos de flexión y torsión del tronco)
• hábito tabáquico
• enfermedades coexistentes.

¿Con qué frecuencia se presenta?

Un 80 % de la población sufre de lumbalgia. Más frecuentemente se presenta en personas entre los 30 y 60 años de edad. Constituye una de las causas más frecuentes de consulta médica.

¿Cómo se manifiesta la lumbalgia?

Puesto que en varias personas la lumbalgia puede tener un carácter diferente, para describirla con más detalle es necesario determinar:

duración: la lumbalgia bien puede durar poco tiempo y desaparecer en unos días o unas semanas, o bien prolongarse durante meses o años
intensidad: desde un dolor sordo hasta un dolor muy intenso, de carácter punzante, que bloquea casi todo el movimiento de la columna vertebral
ubicación: el dolor puede limitarse a la columna vertebral o irradiar a la nalga, el muslo, o incluso el pie (por uno o ambos lados)
factores intensificadores: dependiendo de las causas, el dolor puede intensificarse al moverse o en reposo, al doblar o erguir la espalda, a veces se ve provocado por tos y estornudo y puede aparecer de madrugada e interrumpir el sueño
factores acompañantes: fiebre, debilidad, pérdida de peso sin causa justificada, dolor articular múltiple, enfermedades coexistentes, fármacos utilizados.

Gracias a esta información es posible determinar de forma preliminar el origen de las molestias.

  1. El dolor inespecífico (un 90 % de los casos) está relacionado con la sobrecarga de varias estructuras que forman la columna vertebral, pero no es posible asociar una causa concreta a su aparición. Habitualmente se manifiesta después del esfuerzo o una lesión leve y se reduce en reposo, aunque las molestias pueden aparecer también después de permanecer durante mucho tiempo en la misma posición. El dolor más intenso se experimenta en la parte baja de la espalda pero este también puede irradiar en el lado exterior del muslo hacia el nivel de la rodilla. El dolor inespecífico normalmente cede después de unos días y disminuye en el 90 % de las personas afectadas en los siguientes tres meses. Desgraciadamente, a menudo reaparece tras cierto tiempo.
  2. El dolor asociado al síndrome radicular o estenosis espinal está provocado por la compresión que la estenosis de estructuras vertebrales ejerce sobre la médula espinal o los nervios que salen de ella (las causas más frecuentes son la hernia de disco vertebral hacia el canal espinal o cambios degenerativos). Se distinguen varios tipos de molestias dolorosas.
    • En el síndrome radicular el dolor es "punzante" o "ardiente" e irradia a la región de la extremidad inervada por los nervios irritados (las denominadas ciática, cruralgia). Además, provoca adormecimiento, hormigueo y debilitamiento de la fuerza muscular en la zona afectada. Puede aparecer espontáneamente, por ejemplo tras alzar un objeto pesado, pero a menudo el inicio de la enfermedad es poco perceptible. Se intensifica al flexionar el tronco y también con la tos y los estornudos. Generalmente, los episodios de dolor se alternan con períodos de alivio relativo.
    • El síndrome de cauda equina se caracteriza por alteraciones sensoriales y de movimiento en la zona perineal y de ambas extremidades inferiores junto con alteraciones de la micción y de la defecación. En este caso es necesaria una intervención quirúrgica urgente porque un retraso de incluso unas horas puede conducir a un daño irreversible de los nervios afectados.
    • La claudicación intermitente neurógena es típica de la estenosis espinal. Durante la marcha se experimentan lumbalgia, debilitamiento de las extremidades inferiores, calambres y dolor en la pierna (se requiere descartar trastornos circulatorios de las extremidades inferiores). El dolor se intensifica al erguir la espalda y al estar de pie y se reduce al inclinarse hacia adelante y al subir escaleras. Las molestias normalmente aumentan gradualmente, aunque también pueden mantenerse estables.
  3. Dolor causado probablemente por otra enfermedad. Ocasionalmente, la lumbalgia puede ser la manifestación de otra enfermedad de la columna vertebral o de órganos vecinos. En la espondilitis anquilosante el dolor aparece en las horas matutinas e interrumpe el sueño del enfermo. En este caso el dolor y la rigidez de la columna vertebral disminuyen al moverse. Un dolor agudo que no cesa en la posición relajada ni en las horas nocturnas puede ser debido a neoplasia o infección en la columna vertebral; dichas enfermedades por lo general van acompañadas de malestar, adelgazamiento o fiebre. La presencia de lumbalgia también puede asociarse a enfermedades de órganos vecinos: en estos casos la presencia de síntomas característicos apunta a su diagnóstico.
  4. Dolor psicogénico: es necesario recordar que la lumbalgia también puede ser un signo no característico del deterioro del estado mental a consecuencia de estrés crónico o depresión.

¿Cómo actuar ante la aparición del dolor?

Si no se presenta ningún síntoma preocupante (→cuadro), la lumbalgia suele ceder de forma espontánea a lo largo de unos días o unas semanas. En la mayoría de los casos, la mejor actuación sería la del regreso a las actividades diarias, evitando tanto una actividad física excesiva, como el reposo en la cama (pueden prolongar la duración de las molestias). Deben evitarse posiciones y acciones que intensifiquen el dolor. Un reposo corto en la cama (normalmente de 24 horas) puede resultar imprescindible en la lumbalgia muy aguda que cursa sobre todo con síntomas de síndrome radicular, aunque es necesario intentar regresar a las actividades diarias lo más rápido posible, dentro de los límites de molestia tolerables. Una inmovilización prolongada conduce al debilitamiento muscular y al deterioro de la condición física general, también puede provocar una sensación de incapacidad y un empeoramiento del ánimo.

En caso de necesidad, pueden utilizarse fármacos analgésicos: paracetamol u otros AINE (siempre respetando las dosis recomendadas y las contraindicaciones). En algunos casos el médico puede prescribir fármacos relajantes musculares o fármacos analgésicos más potentes (no deben administrarse por cuenta propia). El alivio puede lograrse aplicando bolsas de hielo, que reducen la inflamación local y actúan relajando ligamentos y músculos, o mediante la aplicación superficial de calor que actúa de la misma manera (las compresas se aplican 3-4 veces al día durante 10-15 minutos). Es bueno dormir de lado en posición fetal, con una almohada entre las piernas, lo que disminuye la tensión de la columna vertebral.

En el tratamiento de la lumbalgia aguda también se utilizan las denominadas técnicas manuales (manipulaciones y movilizaciones de la columna vertebral), aunque estas solamente deben llevarse a cabo por un médico o fisioterapeuta con experiencia. Si las molestias no se reducen en el transcurso de cuatro semanas, es necesario consultar al médico.

Síntomas de alerta para la lumbalgia que requieren una consulta urgente con el médico

Llamar a la ambulancia (112) si:

• se presenta retención/incontinencia urinaria o de heces, disminución de la sensibilidad en la zona perineal
• el dolor se produjo después de una caída o después de lesionarse y no cesa.

Acudir urgentemente al médico si la lumbalgia va acompañada de al menos una de las siguientes condiciones:

• debilitamiento, dolor o adormecimiento de una o ambas piernas
• intensificación del dolor al toser o estornudar
• intensificación del dolor y rigidez sobre todo por la noche
• presencia de dolor al caminar y al permanecer de pie
• fiebre y adelgazamiento sin causa evidente
• si usted toma o últimamente ha tomado glucocorticoides (esteroides) o inyecciones intravenosas
• si recientemente se ha sometido a una cirugía, sobre todo urológica o ginecológica
• si está diagnosticado de una enfermedad neoplásica u otra enfermedad grave acompañante
• si el dolor es muy agudo y no cesa en reposo.

El médico de cabecera puede diagnosticar y tratar con éxito la mayoría de las formas de lumbalgia. Si se sospecha una enfermedad grave o, transcurridas unas semanas del tratamiento, no se observa mejora, el médico le derivará a un especialista adecuado (reumatólogo, ortopedista o neurólogo).

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