Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)

Przewlekła obturacyjna choroba płuc (POChP)
Prof. Filip Mejza
Actualización: Profa. Małgorzata Bulanda

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC, ing. COPD) es una de las causas principales de morbilidad crónica y mortalidad en el mundo. La EPOC afecta a más de 250 millones de personas en el mundo. En la actualidad es la 4.a causa de muerte a nivel mundial, y se prevé que su importancia crecerá con el envejecimiento de la población y con la exposición crónica a los factores de riesgo. Según proyecciones de la OMS, para el año 2030 será la 3.a causa de mortalidad global.

¿Qué es la EPOC?

La EPOC es una enfermedad común, que puede prevenirse y tratarse con eficacia. Se caracteriza por una obstrucción al flujo de aire por las vías respiratorias, permanente y por lo general progresiva. Se debe a una inflamación crónica de las vías respiratorias y pulmones en respuesta a polvos o gases dañinos (sobre todo al humo de tabaco). La gravedad general de la enfermedad depende de exacerbaciones y comorbilidades.

La exploración principal en el diagnóstico y vigilancia de la EPOC es la espirometría. Permite evaluar el grado de obstrucción de las vías aéreas (bronquios), así como determinar si se trata de una obstrucción reversible (que mejora tras el uso de fármacos broncodilatadores) o irreversible, es decir, que no mejora tras el uso de broncodilatadores. La obstrucción irreversible de los bronquios es la característica más importante de la EPOC.

Manifestaciones de la EPOC

El humo de tabaco y otros factores presentes en el aire inspirado (p. ej. productos de la combustión de madera, polvos, vapores y sustancias irritantes) tienen un efecto nocivo sobre la mucosa bronquial. Aumenta la producción de moco y se produce la hipertrofia de las glándulas que lo producen. En la mucosa aumenta el número de células inflamatorias, que secretan sustancias que dañan el tejido pulmonar en el área de los bronquiolos de muy pequeño calibre. Esto conduce a una disminución irreversible del diámetro de los bronquios y bronquiolos de pequeño calibre, y al daño del parénquima pulmonar (enfisema) en su alrededor. El daño del parénquima pulmonar alrededor de los bronquios de pequeño calibre aumenta el riesgo de colapso pulmonar.

La obstrucción bronquial provoca una limitación del flujo aéreo por las vías respiratorias. Los cambios de presión en el tórax durante la respiración causan una disminución del tiempo de espiración más grave que de inspiración. En algunos enfermos esto conduce al "depósito" excesivo de aire en los pulmones, es decir, a la distensión (hiperinsuflación) pulmonar. Estos fenómenos causan disnea. El enfermo se da cuenta de la necesidad de "esforzarse más para respirar".


Fig. 1. Bronquios de una persona sana y de un enfermo con EPOC

Al principio, se percibe una pequeña obstrucción de los bronquios solo durante una respiración más rápida y profunda, p. ej., durante un esfuerzo físico. Además, el esfuerzo físico aumenta la hiperinsuflación pulmonar. Con la progresión de la enfermedad, los cambios se vuelven tan avanzados que las manifestaciones se presentan también en reposo. Finalmente, la enfermedad puede llevar a la insuficiencia respiratoria y a la muerte.

Prevención de la EPOC

En un 80 % de los casos, la EPOC se debe al hábito tabáquico. El método más eficaz de prevención de la progresión de la EPOC es dejar de fumar. Los estudios llevados a cabo hasta el momento no han proporcionado evidencia fuerte que confirme que los fármacos utilizados en la actualidad influyan de manera significativa en el ritmo de empeoramiento de la función pulmonar, es decir, en la progresión de la enfermedad. No obstante, los fármacos mejoran la calidad de vida de los enfermos, alivian las manifestaciones de la EPOC y reducen la frecuencia de exacerbaciones.

Cabe destacar las nuevas recomendaciones sobre la vacunación preventiva en la EPOC estable. Los datos provenientes de grandes estudios han demostrado que la vacunación contra la gripe en pacientes con EPOC reduce la intensidad de las manifestaciones y disminuye la mortalidad. Con el fin de reducir la incidencia de la neumonía en pacientes con EPOC, se recomienda la vacunación con la vacuna 23-valente (PPSV-23) contra el neumococo en pacientes menores de 65 años con un volumen espiratorio máximo en el primer segundo (FEV1) por debajo del 40 %, así como en aquellos con enfermedades concomitantes. La vacuna 13-valente (PCV-13) contra el neumococo reduce de manera considerable la bacteriemia y las infecciones neumocócicas graves en la población general de enfermos mayores de 65 años. En pacientes con EPOC están también recomendadas las vacunas contra la tosferina y la COVID-19.