Edema de los tejidos, sobre todo subcutáneo, como consecuencia de la estasis de la linfa por un defecto congénito o lesión adquirida del sistema linfático. La estasis de la linfa provoca un proceso inflamatorio crónico de intensidad variable con hipertrofia de la piel y del tejido subcutáneo.
Los edemas linfáticos crónicos se dividen en primarios y secundarios. Los edemas primarios son causados únicamente por alteraciones de los vasos y/o ganglios linfáticos; los edemas secundarios son consecuencia de una lesión del sistema linfático en el transcurso de otras enfermedades. También se ha propuesto la clasificación de edemas primarios en congénitos y aquellos que se manifiestan después de la pubertad; en ambos casos se pueden distinguir edemas familiares y esporádicos.
Clasificación etiológica. Edemas linfáticos: congénitos; parasitarios (filariasis); posinflamatorios (complicación de la inflamación de la piel, de los vasos y ganglios linfáticos); después del tratamiento quirúrgico y/o radioterapia de tumores (de mama [10-40 % de las operadas], genitales y otros); después de cirugías vasculares; postraumáticos; edemas linfovenosos en la insuficiencia venosa crónica; idiopáticos, secundarios a la obesidad patológica y edemas grasos masivos. A veces, el edema linfático puede ser una manifestación de la ocupación de los ganglios linfáticos por un proceso neoplásico (edema linfático maligno).
Cuadro clínico: el linfedema secundario a una linfadenectomía o a una infección suele desarrollarse después de un periodo de latencia de varios meses o incluso años. En principio es blando y con fóvea a la palpación, y con el tiempo se hace duro. En enfermos con lesiones proximales del sistema linfático (p.ej. después de la linfadenectomía) el edema puede estar presente solamente en la parte proximal de la extremidad y en el cuadrante adyacente del tronco (brazo y/o pecho, muslo y/o genitales externos), especialmente en la fase inicial. Son signos típicos de edema linfático del miembro inferior: endurecimiento de la piel de la parte anterior del pie y de la base del segundo dedo, lo que impide formar pliegue cutáneo, edema de los dedos del pie (dactilitis; "dedos en salchicha"). Con el crecimiento del edema aumenta la tendencia a infecciones recurrentes de la piel y del tejido subcutáneo de origen bacteriano (dermatolymphangitis). Progresivamente puede producirse una deformación importante de la extremidad afectada (elefantiasis). Estadios clínicos en el desarrollo del edema linfático: 0 — transporte alterado de la linfa sin edema visible, 1 — el edema cede tras la elevación de la extremidad o después del descanso nocturno, 2 — el edema no cede completamente después de la elevación de la extremidad, 3 — edema establecido, con cambios cutáneos tróficos y deformación de la extremidad.
Diagnóstico: en la mayoría de los casos se establecerá por el cuadro clínico. En caso de necesidad se realiza una linfogammagrafía. En el diagnóstico diferencial puede ser útil la RMN o la TC. El diagnóstico diferencial incluye: edema graso (casi exclusivamente en mujeres, "piernas en forma de columnas": acumulación simétrica de tejido graso en los miembros inferiores sin afectación de los pies), edema secundario a insuficiencia venosa, edema posicional después de sedestación o bipedestación prolongada en una persona sin insuficiencia venosa, mixedema en hipotiroidismo, edema pretibial en la enfermedad de Graves-Basedow, edema cíclico idiopático, edema en la insuficiencia cardíaca avanzada, hipoalbuminemia, inflamatorio, postraumático, malformaciones vasculares congénitas y adquiridas, hipertrofias de extremidades, neoplasias.
Tratamiento: el método principal es la terapia integral que incluya las técnicas de drenaje linfático, vendaje compresivo y gimnasia descompresiva. En el tratamiento se puede utilizar la compresión neumática. En algunos casos se puede aplicar tratamiento microquirúrgico (anastomosis linfático-venosas, trasplante de ganglios linfáticos). En casos resistentes a la terapia con compresión se obtienen buenos resultados con la liposucción. Contraindicaciones: dermatitis aguda y celulitis, trombosis venosa profunda reciente en los miembros inferiores, insuficiencia cardíaca congestiva descompensada. Después de terminar el tratamiento intensivo inicial, los enfermos tienen que llevar medias o mangas de un grado adecuado de compresión o prendas de compresión no elástica, pudiendo ser necesario el vendaje de la extremidad durante la noche. Las dermatitis y celulitis que complican el cuadro clínico tienen que ser tratadas con antibioticoterapia empírica (p.ej. penicilina resistente a β-lactamasas o con el inhibidor de β-lactamasas), habitualmente durante 10-14 días, hasta que cedan los síntomas. Para prevenir la recurrencia de la infección, además de seguir la higiene de la piel y evitar las lesiones, puede ser necesario el uso profiláctico de antibióticos, p. ej. de bencilpenicilina (1,2 mill. de uds. IM) cada 2-3 semanas durante 1 año o más.