Estómago en sandía

Definición y etiopatogeniaArriba

Se denomina estómago en sandía (GAVE) al cambio morfológico de la mucosa del antro gástrico por dilatación los capilares. Es una causa rara (~4 %) de hemorragia digestiva alta no varicosa. Se produce principalmente en mujeres mayores, a menudo asociada a cirrosis hepática (con o sin hipertensión portal), enfermedad renal crónica, enfermedades autoinmunes (fenómeno de Raynaud, esclerosis sistémica, síndrome de Sjögren), enfermedades cardíacas, y en receptores de células hematopoyéticas.

CUADRO CLÍNICOArriba

Se manifiesta como hemorragia digestiva alta, a menudo de tendencia crónica y oculta, rara vez aguda, que provoca anemia. Rara vez es asintomático.

DIAGNÓSTICOArriba

El diagnóstico se basa en los hallazgos macroscópicos típicos de la endoscopia. Se observa gran número de pequeños vasos anormales en la mucosa gastroscopia. Se encuentran ensanchados y tortuosos (ectásicos), localizados típicamente en la región prepilórica, formando líneas a lo largo de los pliegues mucosos que convergen en el píloro, lo que da la imagen de estómago en sandía (GAVE). Las malformaciones pueden aparecer también como focos dispersos e irregulares, o encontrarse en la región del cardias. Las lesiones palidecen al presionarse con las pinzas endoscópicas. Estos hallazgos endoscópicos deben diferenciarse de los observados en la gastropatía hipertensiva de la cirrosis hepática y de la hipertensión portal (que se observan típicamente en el cuerpo y fondo gástrico y que se caracterizan por una imagen en mosaico de la mucosa, con manchas rojas y petequias), y con la gastritis.

TRATAMIENTOArriba

1. Lesiones asintomáticas, sin hemorragia: no requieren tratamiento.

2. Lesiones sintomáticas: el tratamiento suele ser endoscópico, con mayor frecuencia mediante termoablación con argón plasma (suelen ser necesarias varias sesiones de tratamiento separadas por un intervalo de varias semanas). En un 50-80% de los casos se consigue disminuir la hemorragia y los requerimientos transfusionales. Debido al alto riesgo de recidiva, se recomiendan revisiones endoscópicas anuales, y si fuera necesario, repetir el tratamiento.

Cuando la terapia endoscópica es ineficaz, se ha de considerar la terapia hormonal con preparaciones de estrógeno-progesterona o análogos de la somatostatina (octreotida). Otros fármacos utilizados son: talidomida, antagonistas de la serotonina, ácido tranexámico, glucocorticoides y ciclofosfamida (los datos sobre la efectividad de estas terapias son limitados).

Cuando las lesiones son muy extensas y no se obtienen resultados satisfactorios con la ayuda de la terapia endoscópica y farmacológica, valorar el tratamiento quirúrgico (antrectomía).

3. Tratamiento sintomático: suplementación férrica y transfusión de sangre en caso de necesidad.