El Dr. James Douketis es médico de planta especializado en medicina interna general y tromboembolismo clínico en el centro St. Joseph’s Healthcare Hamilton, Ontario, y ostenta la Cátedra David Bradley-Nancy Gordon en Enfermedad Tromboembólica en la McMaster University.
Si tuviera que mencionar los 3 avances recientes más importantes en el manejo de la trombosis venosa, ¿cuáles serían?
James Douketis (MD): Una pregunta importante que me han hecho es cuál creo que es el avance más importante en el manejo anticoagulante/antitrombótico en la última década. Puedo decir sin miedo a equivocarme que la aparición de los ACOD, o anticoagulantes orales directos, que se incluyeron en la práctica clínica hace algo más de 10 años, ha revolucionado nuestro manejo anticoagulante, puesto que han mejorado la seguridad y la eficacia, pero sobre todo han permitido que los clínicos y los pacientes elijan qué anticoagulante quieren usar. Y siempre es bueno tener opciones. Así que diría que, de lejos, es el avance más grande de la última década.
Dicho esto, ha sido asombroso lo rápido que hemos aprendido en las últimas semanas sobre esta nueva entidad conocida como VITT, o trombocitopenia trombótica inmune inducida por la vacuna, asociada a las vacunas de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19). Hemos aprendido a diagnosticar la VITT y también sabemos que es complicado tratarla, pero tenemos modos de hacerlo con anticoagulantes no heparínicos.
Por otro lado, todo el mundo conoce el tema más general de la relación entre la COVID-19 y la trombosis, cómo esta enfermedad usa un mecanismo y un paradigma de trombogénesis muy diferente y, por supuesto, como afecta al tratamiento de los pacientes con neumonitis por COVID-19.
Por lo tanto, [los últimos avances en el manejo de la trombosis venosa incluyen] la revolución a largo plazo en terapia anticoagulante y, más recientemente, el vasto conocimiento que hemos obtenido en tan poco tiempo sobre la COVID-19, la trombosis que esta provoca y la trombosis asociada a la vacuna.