¿Cómo sabemos que los IECA, ARA, ibuprofeno y glitazonas aumentan la expresión de ECA-II? ¿En qué mecanismos y en qué tipo de ensayos se han demostrado tales propiedades? ¿Se han conducido ensayos en personas?
Por lo menos cuatro ensayos en modelos animales (ratones, ratas) conducidos entre 2004-2009 demuestran que la administración de IECA (lisinopril, enalapril) y/o ARA (losartán, telmisartán) durante varios días (de hasta más de diez) causa una expresión aumentada de ECA-IIen distintos tejidos2-8. Sin embargo, algunos ensayos en modelos de ratas no han demostrado tal influencia9-10. El mecanismo de una posible influencia de IECA y ARA en la expresión de ECA-II no ha sido explicado de manera satisfactoria. El más aceptado es el mecanismo propuesto por Deshotels y cols11. Basándose en los ensayos in vitro en líneas celulares, observaron que los IECA y ARA disminuyen internalización y degradación de ECA-II (inducidas por angiotensina II [ATII]), la cual en la membrana celular forma un complejo con el receptor de angiotensina II (AT1R). La unión de ATII con el AT1R “liberaría” ECA-II y provocaría su degradación. De esta manera, el efecto de los fármacos sobre ECA-II se derivaría de la inhibición de la formación/acción de ATII.
Los ensayos en humanos son menos numerosos y tienen sus limitaciones metodológicas relacionadas con la disponibilidad del material para las pruebas moleculares: habitualmente, en vez de medir la expresión de ECA-II en los tejidos, se realiza una medición de la actividad de ECA-II en suero o en orina, y con menor frecuencia se determinan los niveles de mRNA para ECA-II en sedimento urinario. Al aplicar estas determinaciones en 3 estudios prospectivos observacionales con participación de pacientes con fibrilación auricular12, angina de pecho estable13 y nefropatía diabética14 no se ha demostrado la influencia de IECA y ARA en la actividad de ECA-II en suero y en orina. En un estudio individual de 2015 que suscita muchas controversias, entre numerosos fármacos utilizados por los pacientes: amlodipino, nifedipino de acción prolongada, enalapril, losartán, candesartán, valsartán, telmisartán y olmesartán, solamente el último aumentaba la actividad de ECA-II determinada en la orina de los pacientes con hipertensión arterial15. De esta manera, se puede concluir que la influencia de IECA y ARA en la expresión tisular de ECA-II en humanos no ha sido explicada. Los autores de la opinión de ESH del 19 de marzo de este año subrayan que no hay criterios razonables que inciten al cambio de enfoque en cuanto al uso de IECA y/o ARA en pacientes con COVID-1916.
En cuanto a la posible influencia de ibuprofeno y glitazonas en ECA-II, disponemos de una evidencia aún menor. En la literatura encontramos solo un ensayo que probablemente pudo inspirar a los autores del artículo, citados al principio, a plantear la hipótesis en cuestión1. En este ensayo se ha descrito la influencia positiva de ibuprofeno o pioglitazona en la expresión de ECA-II en el corazón de las ratas con diabetes mellitus tipo 1, inducida por estreptozocina17. Sin embargo, los autores no propusieron un mecanismo molecular de la influencia de ambos fármacos en la expresión de ECA-II. En vista de falta de otros informes, es difícil determinar hasta qué punto dicho efecto será repetido en otros modelos animales y si existe en humanos. También cabe añadir que no hay datos científicos disponibles que demuestren un importante efecto negativo de los fármacos antiinflamatorios en el curso de las enfermedades víricas. En los informes de prensa ha surgido un teórico argumento patofisiológico (basado más bien en la intuición e imágenes estereotipadas), según el cual el sistema para combatir los virus necesita todo lo que solemos llamar los “rasgos de infección”. Teniendo en cuenta todas las incógnitas, la OMS en su opinión del 18 de marzo de este año no recomienda suspender ibuprofeno en pacientes con COVID-19 sospechado o confirmado.
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