¿Qué sabemos sobre los resultados de los estudios relativos a los fármacos inmunomoduladores (p. ej. tocilizumab) en COVID-19? ¿Es una vía de investigación prometedora?
En la actualidad y, seguramente, en un futuro cercano, en los ensayos clínicos se investigarán numerosos fármacos inmunomoduladores. Dichos ensayos se originarán a partir de una observación según la cual el daño pulmonar, es decir del órgano crítico en el curso de COVID-19, es causado en una gran medida por una reacción inflamatoria intensa y una asociada con ella “tormenta de citocinas” que se inicia a partir de la infección por SARS-CoV-19. Tocilizumab es un fármaco biológico, un anticuerpo monoclonal recombinante humanizado de clase IgG1 contra los receptores de IL-6, que es una citocina pleiotrópica y proinflamatoria de acción muy fuerte. Por el momento se disponen solamente de unas observaciones individuales relativas al efecto beneficioso de este fármaco en los enfermos con COVID-19. Se desarrollan algunos intentos individuales de administrar eculizumab (anticuerpo contra el componente C5 del complemento) y bevacizumab (anticuerpo anti-VEGF). Asimismo, se mencionan los siguientes inmunomoduladores como candidatos para la futura investigación acerca del tratamiento de COVID-19: preparados de interferón, fingolimod (modulador del receptor de esfingosina-1-fosfato), talidomida o meplazumab (anticuerpo anti-CD147, que es otra partícula intermediaria de la penetración del virus a las células, distinta a ECA-II ). La inmunomodulación es ciertamente una vía de investigación de los nuevos métodos de tratamiento de COVID-19 interesante y prometedora. Sin embargo, por ahora es demasiado temprano para sacar conclusiones y redactar recomendaciones fidedignas para la práctica clínica.