Uso de mascarillas en lugares públicos y la limitación de la transmisión del virus SARS-CoV-2

29.04.2020
Używanie masek w miejscach publicznych przez osoby bez objawów COVID-19 a ograniczenie transmisji wirusa SARS‑CoV‑2
Elaborado por: Agnieszka Wroczyńska (MD, PhD)
A partir de: European Centre for Disease Prevention and Control, Using face masks in the community, Stockholm: ECDC; 2020. https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/using-face-masks-community-reducing-covid-19-transmission

El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (European Centre for Disease Prevention and Control, ECDC) ha publicado su opinión respecto al uso de mascarillas en lugares públicos con el fin de limitar la propagación de COVID-19 por las personas infectadas por el SARS-CoV-2 que aún no hayan desarrollado los síntomas o presenten un curso asintomático. Los autores de las recomendaciones indican la aparición de nuevos resultados de los estudios, que confirman que las personas asintomáticas o los enfermos con síntomas leves de COVID-19 participan en la propagación de la infección por SARS-CoV-2.

Condiciones para el uso generalizado de mascarillas en lugares públicos por parte de personas sin síntomas de COVID-19

Usar una mascarilla que cubra las vías respiratorias puede limitar la propagación de las infecciones por SARS-CoV-2, ya que reduce la cantidad de partículas potencialmente infecciosas que su usuario expulsa al ambiente. Las mascarillas quirúrgicas o de tela no protegen frente a la infección a las personas que las llevan puestas, pero pueden reducir el riesgo de contagio de las personas del entorno de una persona infectada.

El ECDC subraya que esta medida adquiere importancia durante la epidemia cuando hay una cantidad tan alta de infectados asintomáticos por SARS-CoV-2.

El ECDC considera que el uso de mascarillas por parte de las personas que no presentan síntomas de COVID-19 es un complemento a la práctica actual de que los enfermos lleven mascarillas para reducir el riesgo de transmisión de la infección. La recomendación de usar mascarillas de forma generalizada en los espacios públicos permite extender las medidas preventivas a las personas que no saben que están infectadas porque no presentan ningún síntoma de la enfermedad.

Uso de mascarillas no médicas para limitar la transmisión del SARS-CoV-2

El documento del ECDC señala que la evidencia sobre la eficacia del uso de mascarillas es escasa, y que las conclusiones se basan en los resultados de estudios sobre virus gripales y otros coronavirus, puesto que no hay datos que hagan referencia directa al virus SARS-CoV-2 (tabla 1). Tampoco hay pruebas sobre la eficacia de las mascarillas no médicas de tela o de otros tipos de protecciones faciales a la hora de impedir la infección de sus usuarios. En los estudios realizados hasta la fecha, se ha observado que la capacidad de filtrado de las mascarillas no médicas es muy baja (2-38 %). Los resultados de uno de ellos apuntan a la posibilidad de que la penetración de microorganismos a través de una mascarilla de algodón sea mayor que si no se llevara mascarilla.

Las mascarillas no médicas fabricadas con distintos tipos de telas pueden reducir la expulsión de partículas potencialmente infecciosas por parte de su usuario. Sin embargo, según los datos disponibles, parece que la eficacia de las mascarillas no médicas es menor que la de las mascarillas médicas (quirúrgicas) en ese aspecto. No existen estándares específicos en cuanto a la fabricación de mascarillas no médicas. No obstante, las ventajas de las mascarillas de tela son su facilidad de fabricación y la posibilidad de lavarlas y reutilizarlas.

Según las recomendaciones del ECDC, se debe considerar llevar mascarilla sobre todo:

  • en recintos cerrados como tiendas y centros comerciales
  • al viajar en transporte público
  • en los lugares de trabajo donde los empleados se encuentren a poca distancia entre sí.

Según el ECDC, que todo el personal de los centros médicos utilice mascarillas médicas puede considerarse un método adicional para limitar la transmisión de las infecciones por SARS‑CoV‑2 en los centros de atención sanitaria. Hasta la fecha no se ha diseñado una estrategia óptima en ese aspecto. Al mismo tiempo, a la hora de elaborar los protocolos de cada centro, es necesario tener en cuenta la disponibilidad de las mascarillas médicas, la intensidad de la transmisión y los demás medios para combatir infecciones que se hayan implementado en el centro (véase: ¿Qué determina la elección del tipo de mascarilla médica? ¿Es posible desinfectarlas?).

El ECDC señala tres restricciones importantes en cuanto al uso generalizado de las mascarillas en los lugares públicos.

Recuadro

  • El acceso del personal médico a las mascarillas quirúrgicas y con filtro debe ser una prioridad, sobre todo teniendo en cuenta las dificultades que últimamente están reportando en ese sentido numerosos países de la UE
  • El uso de la mascarilla puede estar ligado a una falsa sensación de protección y a un incumplimiento del resto de reglas para limitar la transmisión del SARS-CoV-2
  • Existe un riesgo de infecciones asociadas a una forma incorrecta de quitarse la mascarilla, a errores en el desecho de una mascarilla contaminada y a una tendencia a tocarse la cara con más frecuencia al usar mascarilla.

El ECDC subraya que el uso generalizado de las mascarillas en lugares públicos se debe considerar como un método complementario para limitar la transmisión del virus SARS‑CoV‑2, y que en ningún caso debe sustituir a las medidas esenciales como el distanciamiento social, el aislamiento de los enfermos, seguir las normas de higiene al toser y estornudar, lavar y desinfectar las manos minuciosamente y evitar tocarse la cara. Asimismo, los autores del documento recalcan la necesidad de educar a la sociedad en cuanto al uso adecuado de las mascarillas de protección.

En el aspecto educativo, el ECDC señala que los mensajes públicos deben subrayar que llevar mascarillas en lugares públicos no es una medida de protección personal, sino que protege a los demás y se debe promocionar como un acto de solidaridad cívica.

Resumen de las conclusiones sacadas de las recomendaciones del ECDC

Recuadro

  • El uso de mascarillas médicas por parte del personal sanitario es más prioritario que el uso generalizado de mascarillas por parte de la población general
  • Usar mascarillas en lugares públicos puede ser un método para limitar la propagación de las infecciones al reducir la expulsión de partículas potencialmente infecciosas de una persona contagiada que no presente síntomas de COVID-19
  • Se desconoce hasta qué punto usar mascarillas en lugares públicos puede contribuir a limitar la transmisión de las infecciones por SARS-CoV-2
  • El uso de mascarillas en lugares públicos se debe considerar especialmente en recintos cerrados, p. ej., tiendas o transporte público
  • Conviene considerar el uso de las mascarillas de tela, sobre todo si la disponibilidad de mascarillas quirúrgicas para el personal sanitario está limitada
  • El uso de mascarillas en el espacio público supone tan solo un método complementario para limitar la transmisión del virus SARS-CoV-2 y no debe sustituir a los métodos contrastados para frenar la transmisión de infecciones
  • El uso adecuado de la mascarilla es clave para que resulte eficaz, lo cual deben contemplar las campañas educativas
  • Al formular las recomendaciones en cuanto al uso de mascarillas en lugares públicos, hay que tener en cuenta el carácter incompleto de la evidencia sobre su eficacia, la disponibilidad de las mascarillas y los posibles efectos perjudiciales
Tabla 1. Argumentos a favor y en contra del uso generalizado de mascarillas en lugares públicos
Premisas y pruebas que justifican el uso de las mascarillas Argumentos en contra del uso de las mascarillas
El creciente número de pruebas sobre la relevancia del curso asintomático y oligosintomático de la infección por SARS-CoV-2 apunta al uso generalizado de mascarillas como un posible método complementario que limite la transmisión del virus por parte de las personas infectadas En la actualidad, en los países de la UE existen limitaciones en cuanto al acceso a las mascarillas médicas. Debido a la sobrecarga simultánea de los sistemas de asistencia médica, la prioridad es garantizar que el personal sanitario tenga acceso a mascarillas
De acuerdo con las crecientes pruebas de las que disponemos, las personas infectadas por el SARS‑CoV‑2 suelen contagiar con más virulencia desde el periodo inmediatamente anterior a la aparición de los síntomas hasta el 7.o-8.o día desde su aparición Las pruebas sobre la eficacia de la mascarilla no médica (de tela) a la hora de limitar la transmisión del virus por parte de una persona infectada son escasas
Durante la epidemia de SRAS en 2003, en algunos países asiáticos el uso generalizado de mascarillas en lugares públicos estuvo asociado a una leve reducción del riesgo de desarrollar la enfermedad en las personas sin exposición conocida a la infección La mascarilla puede causar una falsa sensación de protección y hacer que la persona que la use deje de cumplir el resto de normas de limitación de la transmisión del SARS-CoV-2 y se toque la cara con más frecuencia (p. ej., para colocarse la mascarilla)
Las mascarillas de tela son fáciles de producir, se pueden lavar y reutilizar La mascarilla debe ponerse y quitarse con cuidado para evitar la infección
Es posible que algunos grupos de personas, como los niños o las personas con enfermedades crónicas del aparato respiratorio, toleren mal el hecho de llevar mascarilla
Hasta ahora no se han confeccionado protocolos en cuanto al uso de mascarillas no médicas como medida de limitación de la transmisión o de protección personal

Bibliografía:

European Centre for Disease Prevention and Control, Using face masks in the community, Stockholm: ECDC; 2020. https://www.ecdc.europa.eu/en/publications-data/using-face-masks-community-reducing-covid-19-transmission

El número de casos confirmados de infecciones por coronavirus, junto con la localización, así como el número de casos mortales puede consultarse en el mapa del Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins