El estudio Solidarity, un ensayo aleatorizado global impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus colaboradores, tiene como objetivo ayudar a encontrar un tratamiento eficaz para la COVID-19. El ensayo compara la eficacia de 4 opciones terapéuticas administradas en el tratamiento de los pacientes con COVID-19 (remdesivir, combinación de lopinavir y ritonavir, combinación de lopinavir, ritonavir e inferferona beta-1a, e hidroxicloroquina) con la eficacia del tratamiento estándar. El estudio Solidarity selecciona a pacientes de numerosos países de todo el mundo. A medida que vayan apareciendo datos nuevos, es posible que se incluyan más fármacos.
El 17 de junio de 2020, la OMS informó de que se había interrumpido la inclusión de pacientes en el brazo del ensayo Solidarity en el que se administraba hidroxicloroquina.
El comité de dirección y los investigadores principales basaron esta decisión en los datos sobre la hidroxicloroquina obtenidos del ensayo Solidarity y del estudio británico Recovery, así como en una revisión de Cochrane que resumía el resto de datos relativos a la hidroxicloroquina. Tanto los datos de Solidarity (y del estudio francés Discovery) como los resultados del ensayo británico Recovery, que se publicaron recientemente, señalan que la hidroxicloroquina no reduce la mortalidad en los pacientes hospitalizados por COVID-19 en comparación con el tratamiento estándar.
En el ensayo Solidarity no se seguirá incluyendo pacientes por aleatorización en el grupo que recibe hidroxicloroquina. Los pacientes que ya hubieran empezado a recibir hidroxicloroquina en el marco del ensayo y cuyo tratamiento esté en curso pueden finalizar o interrumpir la terapia. El médico responsable deberá tomar esa decisión.
La decisión de finalizar la inclusión de pacientes en el grupo de la hidroxicloroquina se ha tomado únicamente en relación con el ensayo Solidarity, y no afecta a la administración ni al análisis de la eficacia de la hidroxicloroquina en los ensayos clínicos sobre la profilaxis pre- o posexposición en la COVID-19.
Mientras no haya suficiente evidencia científica, la OMS desaconseja a los médicos y las asociaciones médicas prescribir fármacos de acción no demostrada a los pacientes con COVID-19. Asimismo, desaconseja a los pacientes que se los administren por su propia cuenta. La organización está preocupada por los casos de personas que adquieren cloroquina por sí mismas y por las graves consecuencias para la salud que esto implica.