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Resumen
Volviendo a las preguntas formuladas al principio del artículo, podemos afirmar que existen muchas dudas sobre la eficacia de los probióticos, pero los rumores acerca de su muerte —como decía Mark Twain— son enormemente exagerados. Sin embargo, no cabe duda de que la actitud con respecto a los probióticos (y otros métodos de modificación de la microbiota) es más crítica. Parece que el enfoque de "una terapia para todos" no es acertado. El futuro, aunque quizás distante, parece ser una terapia dirigida (de precisión) que permita distinguir a las personas que responderán al probiótico de las que no: según las características individuales, la microbiota, y quizás también la dieta.35 Hay nuevas generaciones de probióticos disponibles. Si se quieren emplear, es imprescindible que estén respaldados por datos de ensayos fiables sobre su eficacia y seguridad, a ser posible financiados por organizaciones independientes. Finalmente, cabe resaltar que la mayoría de probióticos disponibles a la venta son suplementos dietéticos. No obstante, casi todo el mundo espera que los probióticos, al menos los administrados con fines curativos, se registren como fármacos. En ese sentido, hay que marcar un listón alto en cuanto a su eficacia, seguridad y calidad. Antes de que esto ocurra, lo que nos queda es elegir conscientemente utilizando los datos científicos disponibles.
A recordar
Los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en las cantidades adecuadas, producen efectos beneficiosos para la salud.La actividad beneficiosa de cada cepa bacteriana debe confirmarse en al menos un ensayo clínico con humanos. Los resultados no se deben extrapolar a otras cepas, ni siquiera del mismo género.
Las guías de la AGA sugieren (recomendación débil) administrar las cepas de probióticos indicadas:
1) para prevenir la infección por C. difficile en los adultos y niños que tomen antibióticos
2) en el tratamiento de la reservoritis en adultos y niños
3) para prevenir la enterocolitis necrosante en bebés prematuros.
No se deben administrar probióticos, o por lo menos es imprescindible hacer un balance de beneficios y pérdidas antes de administrarlos, en los pacientes:
1) inmunodeprimidos
2) con un estado general grave hospitalizados en la UCI
3) con catéter venoso central.
