Resumen
Debido a la creciente incidencia del CCR y la mejoría de los resultados del tratamiento radical, el número de pacientes sometidos a un seguimiento oncológico posterapéutico está en aumento. Esta población está expuesta a distintos tipos de recidivas, por lo que se debería implementar una observación oncológica integral con TC, determinaciones de ACE y endoscopias periódicas. A pesar de que sigue habiendo bastantes preguntas sin responder en cuanto a la mejor forma de seguimiento, hay numerosas pruebas de que el seguimiento intensivo no mejora los resultados a largo plazo del tratamiento en toda la población de pacientes controlados. Presumiblemente, el seguimiento se debe adaptar a cada situación clínica, para lo que habría que realizar solo algunas pruebas y descartar otras. Por desgracia, las guías de práctica clínica actuales pasan muy por encima esta cuestión. Quizás los análisis biológicos de la neoplasia y las nuevas técnicas de diagnóstico (como la determinación de ADNtc) ayuden a estratificar el riesgo de recidivas. Si al final se caracterizan por un alto valor predictivo negativo, permitirán identificar a los pacientes que requieran un seguimiento muy limitado. Sin duda alguna, necesitamos ensayos clínicos prospectivos bien diseñados que proporcionen los datos necesarios para seguir optimizando el cuidado de los pacientes después de un tratamiento de CCR.