Trastornos lipídicos y deporte: recomendaciones

01.11.2021
Wpływ wysiłku fizycznego na lipoproteiny
Anita Kaczmarek (MD), Aleksandra Uruska (MD, PhD)

Trastornos lipídicos y deporte: recomendaciones

Gracias al análisis de grupos numerosos de personas, se ha podido demostrar que el ejercicio consigue mejorar el perfil lipídico (PL) de personas sanas, jóvenes o con distintas enfermedades. Durante 24 semanas, el EA modifica de forma favorable el perfil lipídico en el grupo de personas sanas de 50-75 años.16 En relación con un ejercicio más intenso, se observó una concentración elevada de C-HDL tanto en las mujeres como en los hombres. Sin embargo, la concentración de C-LDL solo disminuyó en las mujeres. Además, un nivel más alto de actividad física se asocia a menores valores de CT en los afroamericanos y una menor concentración de TG en las personas de raza blanca.29 En otros estudios, también se observó una correlación positiva entre las HDL y el ejercicio físico aumentado.13,30 El ejercicio de 150 min/semana, en combinación con un programa de 8 semanas en el que se redujo el consumo de calorías un 30 %, desembocó en la pérdida de masa corporal y la reducción de las concentraciones de TG, LDL, HDL y CT en un grupo de 41 pacientes con obesidad.31

Además de los cambios positivos en el PL, este tipo de deporte influye de forma general en la salud al reducir el riesgo de ECV y mortalidad por causas cardiovasculares. Existen pruebas de que las concentraciones menos favorables de CT, HDL y LDL aumentan la mortalidad por ECV.32 En un grupo de 2541 hombres blancos (de 40-69 años), el riesgo de muerte por ECV fue 3,45 veces mayor en caso de que la concentración de colesterol superara 6,19 mmol/l. Se observó una correlación entre las concentraciones de CT, LDL y HDL, que fue más alta en los grupos de pacientes con ECV previa. Un nivel más bajo de actividad física se asocia a un mayor riesgo de muerte por ECV y cardiopatía isquémica en los hombres. Las investigaciones demostraron que en el grupo de hombres de entre 30 y 69 años, el riesgo de muerte fue mayor, independientemente de los factores de riesgo coronario convencionales preexistentes.33 En el caso de los pacientes con ECV desarrollada, el beneficio derivado del ejercicio es aún mayor que en los pacientes sin ECV.34 La relación entre el ejercicio y la mortalidad fue inversa. La reducción de mortalidad por causas cardiovasculares se observó con más frecuencia en el rango de 0-499 equivalentes metabólicos (MET) min/semana de ejercicio en el grupo sin ECV. Por otro lado, en el grupo con ECV, el ejercicio produjo efectos beneficiosos aún por encima de ese rango. Para ambos grupos, añadir 500 MET-min/semana de ejercicio se correlacionó con una reducción de la mortalidad: 14 % en los enfermos con ECV y 7 % entre los pacientes sin ECV (p <0,001).

Las desviaciones en el perfil lipídico están estrechamente relacionadas con la diabetes. En primer lugar, las anomalías lipídicas implican un mayor riesgo de desarrollar DT2. Además, después de un tiempo, suele observarse dislipidemia diabética con concentraciones altas de CT, TG, LDL y baja de HDL. Para prevenir estas consecuencias desfavorables, es imprescindible tratar la dislipidemia en los pacientes con diabetes. El objetivo principal es reducir la concentración de LDL. De acuerdo con las recomendaciones de 2021 de la Sociedad Polaca de Diabetes, la concentración de colesterol LDL debe ser <2,6 mmol/l (<100 mg/dl) si el riesgo de ECV es bajo o moderado, <1,8 mmol/l (<70 mg/dl) y disminuir hasta por lo menos el 50 % de la concentración inicial en el grupo de pacientes con alto riesgo de ECV y <1,4 mmol/l (<55 mg/dl) y disminuir hasta por lo menos el 50 % de la concentración inicial en el grupo de pacientes con riesgo muy alto de ECV. Las estatinas son la terapia de primera elección en los pacientes de 18-39 años con DM1/DM2 y una concentración de colesterol LDL de 2,6 mmol/l o mayor y sin ECV o con un riesgo mayor de ECV asociado a otros factores de riesgo.

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