¿Por qué yo?
Para la evaluación de las causas de las enfermedades mentales, incluida la depresión, se suele utilizar en la actualidad el denominado modelo biopsicosocial. Dicho modelo destaca como causas de la depresión:
• factores biológicos (p. ej. factores genéticos, desequilibrios en los niveles de neurotransmisores cerebrales, estado de salud somática, enfermedades crónicas, adicciones),
• factores psicológicos (p. ej. acontecimientos estresantes en la vida y forma de sobrellevarlos, relaciones matrimoniales, familiares y relaciones con los demás),
• factores sociales y culturales (p. ej. red de apoyo social, sentimiento de soledad, situación laboral, escolar, financiera, residencial).
Se recomienda estudiar las relaciones mutuas entre los factores arriba indicados, puesto que estos suelen presentarse simultáneamente. En la mayoría de los casos, una enfermedad mental, incluida la depresión, es el resultado de la interacción de varios de los factores anteriormente mencionados.
¿Cuándo se debe acudir al psiquiatra?
Es necesario acudir al psiquiatra siempre que el estado de salud mental suscite gran preocupación en la persona afectada o en las personas cercanas.
Si los síntomas depresivos son de intensidad leve o moderada y persisten entre 2 y 4 semanas, es necesaria una consulta psiquiátrica, independientemente de las causas. Si su intensidad es notable, la consulta psiquiátrica debe realizarse lo antes posible. Si los síntomas depresivos persisten solo entre 2 y 3 días, pero se repiten frecuentemente o de forma cíclica (p. ej. cada mes), también se recomienda realizar consulta psiquiátrica.
Se recomienda realizar evaluación sobre la depresión en los siguientes estados: insomnio crónico (que supera un mes), dolor crónico, enfermedades somáticas crónicas (p. ej. diabetes mellitus, cardiopatía isquémica y estados pre/postinfartos, hipo/hipertiroidismo), enfermedades neurológicas (incluido el accidente cerebrovascular), síntomas somáticos sin causa conocida, visitas frecuentes al médico que quedan sin diagnóstico o no proporcionan una mejora del estado del ánimo del paciente, período posparto, abuso y adicción a sustancias psicoactivas, graves acontecimientos vitales estresantes.
Aunque se presenten ideas suicidas aisladas, que sean controladas por el paciente y carezcan de tendencias suicidas, es absolutamente necesaria la consulta psiquiátrica urgente y hay que emplear el tratamiento adecuado independientemente de la duración de los síntomas. La hospitalización psiquiátrica de una persona con ideas suicidas no siempre es necesaria. El miedo a la hospitalización psiquiátrica es un motivo frecuente por el que las personas afectadas evitan su visita al psiquiatra. El psiquiatra valora, entre otros, el estado mental del paciente, el riesgo de cometer suicidio, la intensidad y riesgo de acometer las ideas suicidas, y el apoyo social de las personas de su entorno. Además, valora la evolución y la eficacia del tratamiento empleado hasta el momento y toma la decisión de seguir un determinado tratamiento en condiciones ambulatorias o puede indicar la hospitalización psiquiátrica.
La intensificación de las ideas y tendencias suicidas constituyen una amenaza directa para la salud y la vida. En este momento es necesario acudir de forma urgente al psiquiatra en el centro de salud mental u otra unidad ambulatoria, y si esto no es posible, se debe contactar directamente con el servicio de urgencias del hospital psiquiátrico. En tales casos no es necesario que el psiquiatra derive al paciente a un hospital con antelación.
Entre los factores de riesgo para el suicidio es preciso destacar sobre todo el sentimiento de desesperanza de gran intensidad. Otras características de la depresión que requieren especial atención tanto por parte del personal médico como de las personas del entorno del enfermo son:
• insomnio
• dolor crónico, enfermedades somáticas y neurológicas
• agravamiento importante de los síntomas de la depresión
• síntomas psicóticos (p. ej. ideas delirantes de catástrofe, delirios nihilistas como sentimiento de falta de sentido y finalidad de la vida, ideas delirantes hipocondríacas, de pecado y condena)
• agitación psicomotora
• ansiedad aumentada
• abuso del alcohol y otras sustancias psicoactivas
• notable descuidado del aspecto físico y de la higiene personal
• presencia de depresión a una edad avanzada
• factores sociales y económicos (p. ej. luto, orfandad, problemas en el matrimonio, frustraciones asociadas al trabajo o a la escuela, desempleo, endeudamiento, conflicto con los padres o los hijos, problemas de vivienda, deudas, problemas legales, soledad)
• intentos y tendencias suicidas revelados en la anamnesis
• antecedentes familiares de suicidio o suicidios cometidos por personas importantes para el paciente.
¿Cómo se establece el diagnóstico?
Cualquier médico, no solo el psiquiatra, puede establecer el diagnóstico o la sospecha de depresión. Con este objetivo, puede ser de utilidad una prueba de cribado rápida de dos preguntas:
1. ¿Experimentó usted durante el último mes una disminución del interés para realizar diferentes actividades, o su sentimiento de placer se vio debilitado?
2. ¿Experimentó usted durante el último mes tristeza, depresividad o sentimientos de desesperanza?
Una respuesta positiva a una de estas preguntas debe llevar a realizar una exploración más pormenorizada sobre la depresión.
Los métodos básicos que permiten determinar el diagnóstico de depresión son el examen psiquiátrico detallado y la anamnesis con el paciente y, si es posible, con sus familiares o cuidadores.
También es importante el diagnóstico de eventuales trastornos mentales coexistentes (p. ej. la ansiedad o el abuso de sustancias psicoactivas). Es esencial valorar el estado de salud somática y realizar un conjunto de pruebas de laboratorio con el fin de descartar o confirmar trastornos generales que puedan causar la depresión o coexistir con ella (p. ej. el hipo/hipertiroidismo).
Ante la presencia de depresión, también se indica una visita de control al médico de cabecera y/o a un especialista de otros ámbitos de la medicina para realizar una valoración completa de la salud mental del enfermo y del tratamiento de las enfermedades somáticas crónicas empleado hasta el momento.
A veces la depresión es una manifestación de otro trastorno mental: generalmente se trata entonces de la enfermedad afectiva bipolar. Basándose en la anamnesis del paciente se descarta o confirma la presencia de periodos de aumento del ánimo y de conductas relacionadas con un incremento de la energía, actividad, creatividad, resistencia al esfuerzo y menor necesidad de sueño, que son habituales para esta enfermedad y se presentan aparte de la depresión. Dichos periodos se denominan hipomanía o manía, dependiendo de su intensidad y el número de síntomas.
En el diagnóstico de la depresión también se utilizan cuestionarios y pruebas especiales: Inventario de Depresión de Beck, Escala de valoración de Hamilton para la evaluación de la depresión, Escala de Depresión de Montgomery-Asberg. Un estudio mediante cuestionario, sin realizar un examen psiquiátrico, no es suficiente para diagnosticar o descartar la depresión pero puede ser de ayuda a la hora de valorar su intensidad y la respuesta al tratamiento.
¿Cuáles son los métodos de tratamiento de la depresión?
El objetivo del tratamiento de la depresión es la desaparición de los síntomas y restablecimiento del funcionamiento al estado previo al comienzo de la enfermedad (remisión), así como la prevención de recurrencias. El paciente debe cooperar a lo largo de la terapia. El médico debe animarlo a practicar autoobservación, formular sus propios objetivos y a hacer preguntas. Todo esto tiene por finalidad un mejor cumplimiento de las indicaciones y la cooperación en el proceso del tratamiento. La elección del método y la forma de tratamiento también depende de las preferencias del paciente. También es importante la formación del paciente y de sus familiares sobre las causas, síntomas, curso, duración y consecuencias de la enfermedad. El paciente y sus familiares deben ser conscientes de la importancia del cumplimiento regular del tratamiento, puesto que su interrupción es el primer paso para la recaída. Hasta que se logre la remisión de los síntomas, las visitas médicas deben tener lugar cada una o dos semanas y, posteriormente, una vez al mes.
Se recomienda que el tratamiento de la depresión sea completo. Debe combinar tanto el tratamiento farmacológico (uno o varios antidepresivos adecuadamente seleccionados), como la psicoterapia (y otras formas de terapia o de actividades terapéuticas) y la psicoeducación.
Métodos terapéuticos básicos
Farmacoterapia
Los fármacos antidepresivos deben seleccionarse adecuadamente en función de los síntomas presentes en un enfermo dado y teniendo en cuenta el perfil de efectos adversos, enfermedades coexistentes y, eventualmente, otros fármacos utilizados por el paciente. La decisión sobre el inicio del tratamiento farmacológico debe ser tomada conjuntamente entre el médico y el paciente. Los antidepresivos no causan dependencia. Deben ingerirse diariamente según las indicaciones del médico. La mejora puede apreciarse entre las 2 y 4 semanas del comienzo. El tratamiento adecuado supone una mejora satisfactoria en un 70 % de los pacientes desde el comienzo del primer régimen terapéutico. En los demás casos, ante la falta de mejoría, se puede optar por cambiar el tratamiento con antidepresivos, o a veces se añaden fármacos de apoyo de otros grupos. Los fármacos no deben ser suspendidos sin consultarlo previamente con el médico, incluso si ha observado una mejoría, ya que esto puede desarrollar síntomas de discontinuación y provocar una recaída. Los efectos adversos leves asociados a la farmacoterapia son relativamente frecuentes pero suelen desaparecer en poco tiempo. Los efectos adversos más graves o más problemáticos requieren una consulta con el médico. Actualmente se dispone de preparados más modernos y seguros que pueden utilizarse durante largos periodos de tiempo. Algunos de estos preparados no reaccionan con el alcohol, y muchos de ellos no constituyen una contraindicación para conducir vehículos.
Psicoterapia y psicoeducación
Durante el episodio depresivo es especialmente recomendable la terapia cognitivo-conductual, destinada a la resolución de problemas y al apoyo. Con frecuencia, sobre todo al inicio del tratamiento, los pacientes no quieren o no pueden recibir psicoterapia. También puede ocurrir que una vez que el tratamiento farmacológico proporciona una mejoría en la salud mental, el paciente no se sienta motivado para seguir con la psicoterapia. Raramente, y en casos especiales debidamente justificados, el tratamiento de la depresión comienza con la psicoeducación (educación del paciente y conversaciones acerca de la depresión), y/o la psicoterapia (y actividades terapéuticas), posponiendo el tratamiento farmacológico. Algunos ejemplos de este procedimiento son la depresión benigna y la depresión durante el embarazo.
Fototerapia
La fototerapia es un método de eficacia confirmada y de alta seguridad utilizada en caso de depresión estacional, es decir aquella que ocurre en otoño e invierno y/o invierno y primavera. Consiste en una exposición repetida a luz de determinada intensidad.
Electrochoques
Los electrochoques son un método terapéutico eficaz y seguro, normalmente utilizado en caso de fracaso de una farmacoterapia correctamente realizada y, también, si el estado del enfermo requiere intervención pero la administración de fármacos está contraindicada o si la depresión y sus consecuencias constituyen una amenaza para la vida.
Dieta y ejercicio físico
También se debe prestar atención a una dieta saludable y al ejercicio físico. El ejercicio físico de intensidad moderada (durante los cuales el paciente es capaz de hablar pero no puede cantar) sistemáticamente realizado puede ser un método eficaz para aumentar el ánimo y constituir un elemento importante del tratamiento combinado de la depresión.
A recordar
• La depresión es una enfermedad que se puede y debe tratar.
• Muchas veces es posible curarla.
• La depresión no debe ignorarse debido a sus graves consecuencias.
• El tratamiento de la depresión debe iniciarse lo antes posible, ya que permite obtener mejores resultados.
• Usted debe tomar la decisión sobre el inicio del tratamiento y el tipo de terapia con su médico.
• El tratamiento no suele ser muy molesto.
• El tratamiento es prolongado, por lo tanto es especialmente importante cooperar con el médico y adherirse a las indicaciones.