Gota

Dna moczanowa
Zofia Guła (MD), Mariusz Korkosz (MD, PhD)

¿Qué es la gota y cuáles son sus causas?

La gota está causada por el depósito de cristales de urato monosódico. En la mayoría de los casos afecta a las articulaciones, lo que suele manifestarse con ataques de dolor agudo, tumefacción y movilidad limitada de la articulación afectada. En la gota avanzada se produce un daño irreversible del aparato locomotor e incapacidad física, así como afectación de otros órganos (daño renal, urolitiasis, formación de tofos gotosos en tejidos blandos).

La gota a menudo va acompañada de otras enfermedades de la civilización, tales como hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, obesidad, diabetes mellitus y alteraciones lipídicas.

La acumulación de cristales de urato monosódico se debe a un nivel elevado de ácido úrico (hiperuricemia), que es el resultado de una producción excesiva o disminución de la excreción de este. La hiperuricemia en sí misma no constituye una enfermedad, ya que la gota se desarrolla solo en una de cada cinco personas con nivel elevado de ácido úrico, aunque todavía no se ha explicado la causa de ello.

Factores favorables al desarrollo de la gota

• factores genéticos que alteran el metabolismo del ácido úrico
• sexo masculino: afecta siete veces más a hombres que a mujeres
• edad: en muy pocas ocasiones la enfermedad afecta a personas menores de 30 años; en mujeres, la gota se presenta casi exclusivamente después de la menopausia
• dieta: consumo de alimentos ricos en purinas, a partir de las cuales se produce el ácido úrico (carne, casquería y mariscos, entre otros)
• abuso de alcohol (sobre todo de cerveza y de alcoholes fuertes; el vino no aumenta el riesgo de gota)
• sobrepeso, obesidad, hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, diabetes mellitus, alteraciones lipídicas: todas son enfermedades de la civilización que a menudo se presentan conjuntamente, como el denominado síndrome metabólico, y aumentan significativamente el riesgo de muerte por causas cardiovasculares
• fármacos: algunos fármacos, como el ácido acetilsalicílico (aspirina, en dosis de <2 g/día), los diuréticos y la ciclosporina aumentan el nivel de ácido úrico
• lesión o cirugía recientes
• deshidratación
• infección
• otras enfermedades graves (p. ej. neoplasias)
• después del trasplante de órganos.

¿Con qué frecuencia se presenta la gota?

La gota se presenta entre el 1 % y el 2 % de la población, especialmente en hombres de edad media y avanzada, en los cuales la gota es la forma más frecuente de artritis (afecta al 7 % de los hombres mayores de 65 años). Con menor frecuencia afecta a las mujeres, en las cuales la enfermedad se presenta casi exclusivamente después de la menopausia. La prevalencia de la gota aumenta con el bienestar económico, que se relaciona con una dieta favorable al desarrollo de hiperuricemia, obesidad y otras enfermedades de la civilización.

¿Cómo se manifiesta la gota?

En la gota se distinguen las siguientes fases:

• hiperuricemia asintomática
• ataques agudos de artritis
• períodos intercrisis
• gota crónica (avanzada).

La enfermedad suele comenzar con un ataque de artritis monoarticular: habitualmente afecta a la articulación de la base del dedo gordo del pie, aunque también pueden verse afectadas otras articulaciones del pie, de la rodilla, del hombro, de los dedos de la mano y, esporádicamente, otras articulaciones. El dolor articular agudo suele presentarse por la noche y alcanza su intensidad máxima en menos de 24 horas, siendo muy difícil de tolerar. Pueden observarse hinchazón de la articulación afectada y enrojecimiento de la piel, que está caliente. Se produce exfoliación de la epidermis. A menudo también se presentan: fiebre, escalofríos y malestar general. Las molestias desaparecen gradualmente en unos pocos días hasta dos semanas (incluso las no tratadas). Aunque por lo general la inflamación afecta a una articulación, también puede presentarse artritis poliarticular o las molestias pueden "trasladarse" de una articulación a otra. Después del primer ataque de gota hay un período de remisión de los síntomas de la enfermedad. Si no se aplica un tratamiento adecuado, los ataques se vuelven a producir, cada vez con más frecuencia, y afectan a otras articulaciones.

Gota crónica

Tras un período de más de una década, la gota por lo general pasa a una fase crónica en la que los síntomas, normalmente de menor intensidad, están siempre presentes. La acumulación de cristales de urato monosódico daña el cartílago y las epífisis del hueso (se forman erosiones), así como tendones y ligamentos circundantes, lo que conduce a deformación articular y discapacidad.

Los depósitos de cristales también se producen en otras partes del organismo, formando los denominados tofos gotosos (del lat. tophi; a veces alcanzan un tamaño de un huevo de gallina). En la piel, se localizan sobre todo en los pabellones auriculares y alrededor de las articulaciones de los pies y de las manos. A veces desde su interior sale una sustancia blanca cuya consistencia se parece a la tiza mojada; en ocasiones producen una inflamación dolorosa. Los tofos gotosos también se producen en órganos interiores (a veces hay que diferenciarlos de otras enfermedades). Pueden alcanzar un tamaño tal que presionen sobre los nervios circundantes, causando así, entre otros, el síndrome del túnel carpiano, por lo que a veces es necesaria su extirpación quirúrgica.

En la gota avanzada se produce un daño de varios órganos interiores, lo que provoca, sobre todo, enfermedades renales y urolitiasis. En esta fase, la mayor parte de los pacientes padecen otras enfermedades: hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, alteraciones lipídicas (niveles de colesterol total y triglicéridos aumentados) y obesidad. Estas patologías conducen a un desarrollo más rápido de ateroesclerosis y a complicaciones potencialmente mortales, como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular.

¿Cómo actuar ante los síntomas de la gota?

Si se presenta un episodio agudo de artritis, es necesario consultar urgentemente a un médico, quien va a valorar si la causa de los síntomas es la gota (síntomas similares pueden presentarse en el transcurso de otras enfermedades, p. ej. la infección articular) y aplicará un tratamiento adecuado. Los pacientes con gota deben permanecer bajo la vigilancia de su reumatólogo.

El alivio puede lograrse aplicando bolsas de hielo. Se recomienda también inmovilizar la articulación afectada (una vez desaparezcan los síntomas agudos, se debe regresar a la actividad habitual y realizar ejercicios de acondicionamiento físico).

En el tratamiento de un ataque agudo de gota se utilizan, entre otros, colchicina, antiinflamatorios no esteroideos (algunos están disponibles en venta libre) y glucocorticoides (también intraarticulares). Es muy importante confirmar rápidamente el diagnóstico y eliminar los factores que favorecen la gota, con el fin de prevenir su desarrollo.

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