Urticaria - página 2

Pokrzywka
Monika Świerczyńska-Krępa (MD, PhD)

Diagnóstico de la urticaria

El diagnóstico de la urticaria es complicado y lento. En el caso de la urticaria crónica, solo en un 5-20 % de los enfermos se llega a determinar la causa. Algunos investigadores opinan que el diagnóstico de la urticaria aguda no requiere realizar pruebas.

Un diagnóstico preliminar de la urticaria crónica abarca la determinación de VHS o proteína C-reactiva (estas pruebas valoran de manera general la presencia de un estado inflamatorio en el organismo), hemograma con frotis, pruebas de función hepática, examen de orina, y a veces valoración de la función tiroidea. Se realizan pruebas cutáneas o de contacto con alérgenos, así como la determinación de IgE en sangre, en enfermos con urticaria aguda o crónica que previamente presentaron urticaria después del contacto con algún alérgeno.

A veces el médico, basándose en la anamnesis y la presencia de otros síntomas, decide realizar pruebas menos frecuentes: la eosinofilia en la sangre y pruebas para las denominadas enfermedades autoinmunes, tiroideas, infecciones virales del hígado y otros trastornos. En algunos enfermos se realiza la denominada prueba de suero autólogo. Antes de realizar esta prueba, se toma una muestra de sangre del paciente para separar las células sanguíneas del resto de la sangre, gracias a lo que se obtiene el denominado suero: un líquido que se aplica en la piel perforada del antebrazo, al igual que durante las pruebas cutáneas con alérgenos. La aparición de un habón significa que en la sangre del enfermo se encuentran anticuerpos, los cuales tienen importancia en la formación de la urticaria. En los centros especializados a veces se realizan pruebas de provocación con un alimento o fármaco (también con factores que causan urticarias físicas).

A veces es necesario realizar una biopsia de piel que consiste en el raspado de una muestra de unos milímetros para estudiarla bajo el microscopio.

¿Cuáles son los métodos de tratamiento?

La terapia de la urticaria tiene que ser dirigida por un médico y debe evitarse la automedicación. Los fármacos antihistamínicos son básicos en la terapia de la urticaria: reducen el prurito y causan la desaparición de los habones urticariales.

Actualmente se recomienda el uso de fármacos antihistamínicos de la denominada nueva generación (p. ej. cetirizina, levocetirizina, loratadina, desloratadina, fexofenadina), aunque a veces se los combina con los de primera generación, que tienen un fuerte efecto antiprurítico y tranquilizante (se utilizan por la noche en algunos enfermos que tienen dificultades para conciliar el sueño debido al prurito). En caso de síntomas más intensos, el médico aumenta la dosis de fármacos antihistamínicos. En más raras ocasiones se utiliza el ketotifeno.

A veces también se utilizan fármacos antihistamínicos de otro tipo que tienen un mecanismo de acción levemente distinto y suelen utilizarse en el tratamiento de la pirosis, entre otros (p. ej. la ranitidina).

Los glucocorticoides orales tienen un fuerte efecto antialérgico, pero también demuestran numerosos efectos adversos, por lo que generalmente se utilizan durante varios días en el caso de una urticaria grave y cuando la misma va acompañada de un angioedema. Los glucocorticoides en forma de ungüento se utilizan esporádicamente.

Los fármacos antileucotrienos (sobre todo el montelukast) a veces se utilizan en enfermos con síntomas de la urticaria crónica resistente al tratamiento previo. Su efecto es bastante débil. En enfermos que debido al prurito no pueden conciliar el sueño, a veces se utiliza la doxepina (un antidepresivo).

¿Es posible la curación completa de la urticaria?

En enfermos con urticaria aguda los síntomas desaparecen en un período de <6 semanas (normalmente después de unos días; en muchos pacientes hay solo un episodio en toda la vida), y la reacción a fármacos antihistamínicos y a glucocorticoides es muy buena.

En ~2/3 de los enfermos con urticaria aguda las lesiones desaparecen sin ningún tratamiento.

En el 5 % de los enfermos con urticaria aguda dichas lesiones pueden progresar a crónicas. La urticaria crónica desaparece a lo largo de un año en un 30-50 % de los enfermos. Sin embargo, en 1/5 de los enfermos, los síntomas persisten transcurridos 5 años.

¿Qué se debe hacer después de finalizar el tratamiento?

Un elemento importante de la actuación es determinar los factores desencadenantes de la urticaria, lo que no siempre es posible. El enfermo requiere supervisión no solo de un alergólogo, sino también de un dermatólogo. Si se diagnostica alguna de las enfermedades alérgicas, el enfermo debe acudir a visitas de control regulares y seguir las indicaciones del médico.

La educación juega un papel importante en los enfermos con urticaria crónica. Dichos enfermos a menudo se sienten frustrados por el prurito y su aspecto. La enfermedad les dificulta el trabajo y les altera el sueño. Muchas veces el entorno cree que las lesiones son de carácter infeccioso.

Importante

Es necesario recordar que en la mayoría de los pacientes las lesiones se resuelven en un año, no son infecciosas y la terapia por lo general brinda muy buenos resultados. Obviamente, si el factor desencadenante es conocido, debe evitarse.

¿Cómo se puede evitar?

Importante

No se ha determinado qué medios permiten evitar el desarrollo de la urticaria. Sin embargo, sus recurrencias por lo general se eliminan de manera eficaz al utilizar los fármacos mencionados anteriormente y evitar los factores desencadenantes conocidos.

Muchos enfermos con urticaria crónica observan un deterioro de las lesiones bajo el efecto de antiinflamatorios no esteroideos (p. ej. aspirina), el nerviosismo y la dieta. Raras veces padecen una verdadera alergia alimentaria, pero algunos alimentos pueden agravar las lesiones, p. ej. las fresas pueden aumentar la secreción de histamina en el organismo. Por otra parte, el alcohol dilata los vasos sanguíneos. No se ha demostrado de manera absoluta la influencia de dietas especiales, pero algunos pacientes (30-70 %) perciben una mejoría en el aspecto de la piel al evitar algunos alimentos (p. ej. alcohol, especias, conservantes, colorantes, verduras y frutas crudas).

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