Náuseas y vómitos

Nudności i wymioty
Dra. Magdalena Wiercińska (MD)

Las náuseas y vómitos son manifestaciones que se presentan con bastante frecuencia y que pueden deberse a varias causas. Las náuseas y vómitos pueden presentarse independientemente, aunque con mayor frecuencia se presentan juntas. A menudo se acompañan de otras manifestaciones, como dolor en el epigastrio, pirosis, eructos y anorexia. Vómitos intensos pueden llevar a deshidratación y a alteraciones electrolíticas.

¿Qué son las náuseas y vómitos?

Las náuseas y vómitos no constituyen una enfermedad en sí mismas, sino son manifestaciones de una enfermedad.

Las náuseas son una sensación desagradable, no dolorosa y subjetiva de necesidad de vomitar.

Los vómitos son una expulsión súbita del contenido gástrico por la boca, a consecuencia de contracciones fuertes de los músculos abdominales y torácicos. Habitualmente son precedidos de náuseas (como señal de alarma), aunque a veces se presentan vómitos aislados sin náusea prodrómica.

La regurgitación es el regreso del contenido gástrico hasta la cavidad oral, sin esfuerzo y sin reflejos característicos de los vómitos. El contenido gástrico regresa del estómago hasta la cavidad oral.

La rumiación (mericismo) es la masticación y la deglución del alimento regurgitado del estómago hasta la cavidad oral, a consecuencia de un aumento voluntario de la presión en la cavidad abdominal unos minutos después de comer o durante la comida.

Las náuseas y vómitos pueden presentarse independientemente, aunque con mayor frecuencia se presentan juntas. Con bastante frecuencia se acompañan de otras manifestaciones, como dolor en el epigastrio, pirosis, eructos y anorexia.

Náuseas y vómitos: mecanismo

El centro nervioso directamente responsable del reflejo del vómito se encuentra en la médula oblonga (es el denominado centro del vómito). Recibe una información continua en la zona de quimiorreceptores en el fondo del cuarto ventrículo del cerebro.

Los estímulos eméticos proceden de varias partes del cuerpo:

  • faringe (en el denominado reflejo faríngeo el estímulo de la parte posterior de la garganta puede causar vómitos)
  • varios órganos de la cavidad abdominal y peritoneo (en las enfermedades del tracto digestivo, incluidas las intoxicaciones alimentarias, la peritonitis o incluso la inflamación de las vías urinarias)
  • corazón (los vómitos pueden ser un signo precoz del infarto de miocardio), pleura y pulmones
  • oído interno (el denominado laberinto, responsable del control del equilibrio), por lo que los vómitos son un signo típico en el mareo del viajero o pueden presentarse p. ej. en el carrusel o al dar vueltas
  • rinencéfalo (un olor desagradable puede provocar náuseas o vómitos)
  • corteza asociativa (vómitos a consecuencia de imágenes y experiencias que dan asco)
  • zona de quimiorreceptores, que es la responsable de los vómitos en embarazadas y en personas que experimentan una intoxicación grave que afecta a todo el organismo, provocada p. ej. por toxinas bacterianas, venenos, fármacos o alcohol, así como en el curso de enfermedades hepáticas o renales (insuficiencia renal grave, la denominada uremia).

El centro del vómito "toma la decisión" de vomitar debido a contracciones del estómago, intestinos y esófago (las denominadas contracciones antiperistálticas, es decir, que van en dirección contraria al peristaltismo normal), con una relajación simultánea de los esfínteres esofágicos. Se asocian a una fuerte contracción de los músculos de la pared abdominal y del diafragma, seguida de una contracción de los músculos torácicos. A consecuencia, la presión en el estómago es más alta que en el esófago y en la cavidad oral (en 100-200 mm Hg). Se produce una expulsión del contenido gástrico, primero hacia el esófago y luego por la boca hacia afuera. En las personas conscientes y sin enfermedades graves del sistema nervioso, el vómito no pasa a las vías respiratorias, puesto que simultáneamente se suspende la inspiración y se produce el cierre de la glotis. Gracias a una elevación espontánea del paladar blando se previene que los vómitos lleguen a la nasofaringe y a la cavidad nasal. La aspiración del vómito consigue prevenirse con el cierre espontáneo de glotis y la suspensión de la respiración. Normalmente también se presentan otros reflejos vegetativos (parcialmente a consecuencia de la estimulación del nervio vago), tales como disminución de la presión arterial, disminución de la frecuencia cardíaca, aumento de la salivación y palidez.

En general, los vómitos tienen como objetivo expulsar las toxinas o microorganismos nocivos del organismo, especialmente del tracto digestivo.

Náuseas y vómitos: causas

Las náuseas y vómitos son comunes y a menudo se asocian a situaciones relativamente leves, como p. ej. abuso de alcohol, estrés o una etapa temprana del embarazo.

Sin embargo, las náuseas y vómitos pueden también ser manifestaciones de enfermedades graves o peligrosas.

Los vómitos agudos duran 1-2 días. Con mayor frecuencia se deben a enfermedades infecciosas, fármacos, toxinas exógenas —es decir, de origen externo, como p. ej. alcohol o setas— o toxinas endógenas —es decir, acumuladas dentro del organismo a consecuencia de una patología, como uremia o cetoacidosis diabética—.

Los vómitos crónicos, que duran más de 7 días, suelen ser una manifestación de enfermedades crónicas, incluidos trastornos mentales.

Causas de vómitos:

  • fármacos (p. ej. citostáticos, sobre todo cisplatino, dacarbazina y opioides) y toxinas (p. ej. abuso de alcohol)
  • enfermedades del sistema nervioso central (SNC): migraña, neoplasias y otros tumores del SNC, pseudotumor cerebral, meningitis o encefalitis, incidentes cerebrovasculares (p. ej. accidente cerebrovascular), hemorragias intracraneales
  • trastornos mentales: depresión, anorexia nerviosa, bulimia, vómitos psicógenos, que acompañan al estrés fuerte
  • enfermedades del laberinto: neoplasias, laberintitis, enfermedad de Ménière, mareo del viajero
  • enfermedades del tracto digestivo y del peritoneo: gastroenteritis infecciosa de curso agudo, intoxicación alimentaria, hipersensibilidad alimentaria, obstrucción del intestino delgado, síndrome de la arteria mesentérica superior, gastroparesia, enfermedad ulcerosa gástrica y duodenal, apendicitis, enfermedad de Crohn, megacolon tóxico, peritonitis
  • enfermedades de las vías biliares: colecistitis, cólico biliar
  • enfermedades hepáticas: hepatitis, cirrosis e insuficiencia hepática
  • enfermedades pancreáticas: pancreatitis aguda, neoplasias
  • enfermedades del sistema endocrino: cetoacidosis diabética, crisis suprarrenal, crisis tiroidea, hiper- e hipoparatiroidismo
  • enfermedades del sistema urinario: uremia, cólico renal, pielonefritis
  • otras enfermedades: infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, hipotensión, síndrome de la vena cava superior, hipervitaminosis A o D, ayuno prolongado, porfiria aguda intermitente, náuseas y vómitos posoperatorios, radioterapia
  • causas fisiológicas: embarazo, algunos estímulos olfatorios, gustativos y visuales.

Vómitos después de comer

Los vómitos poco tiempo después de comer pueden deberse a: estenosis de la parte pilórica del estómago (debida a una enfermedad ulcerosa o una neoplasia), colecistitis aguda, pancreatitis aguda, gastritis, hipersensibilidad alimentaria o trastornos mentales, como anorexia nerviosa, bulimia o depresión.

Las náuseas y vómitos ¿pueden ser peligrosos?

Los vómitos provocan una preocupación natural, ya que no solo son molestos y desagradables, sino además despiertan miedo relacionado con sus posibles causas. A menudo, especialmente en fase temprana del diagnóstico, el médico tampoco es capaz de determinar la causa de los vómitos, lo que aumenta la preocupación del paciente. Es necesario diferenciar los vómitos de la regurgitación o rumiación (véase más arriba).

Independientemente de la causa, los vómitos provocan efectos perjudiciales debidos a la pérdida de agua y electrólitos. Una pérdida importante de agua puede provocar deshidratación de diferentes grados, y la pérdida de electrólitos puede conducir a numerosos trastornos, incluidas anomalías peligrosas de la función cardíaca y la aparición de manifestaciones neurológicas. Por esta razón, los vómitos —especialmente abundantes y prolongados— requieren no solo un diagnóstico enfocado en la identificación de su causa y en la implementación de un tratamiento adecuado, sino también en la reposición hidroelectrolítica. Esta es especialmente urgente en caso de niños y pacientes de edad avanzada, en los cuales las manifestaciones de deshidratación y los trastornos electrolíticos se desarrollan más rápidamente que en adultos sanos. Para reponer el agua y los electrólitos perdidos por los vómitos se deben administrar soluciones multielectrolíticas adecuadas. Como los vómitos pueden dificultar o impedir la administración de cantidades adecuadas de estos preparados por vía oral, puede ser necesaria la infusión intravenosa por goteo. Para esto, es necesario admitir al paciente en un servicio de urgencias o en una unidad hospitalaria.

Otras complicaciones de vómitos incluyen: aspiración y neumonía por aspiración, rotura esofágica, desgarros lineales de la mucosa en la región de la unión gastroesofágica, y además desnutrición en caso de vómitos prolongados y crónicos.

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