¿Cómo actuar ante la aparición de síntomas sugestivos de cistitis?
En caso de aparición de síntomas sugestivos de una infección urinaria, o ante la sospecha de la misma, es necesario acudir al médico para determinar la causa de las manifestaciones y establecer el tratamiento. Generalmente será necesario realizar un análisis de orina, y a veces también de sangre, o incluso pruebas de imagen. Son una excepción las mujeres con cistitis recurrentes que pueden iniciar el tratamiento pertinente por su propia cuenta (→más adelante).
Diagnóstico de la cistitis y otras infecciones urinarias
El médico sospecha o diagnostica una infección urinaria basándose en los síntomas notificados y en la exploración física. La presencia de dolor al golpear el riñón (un golpe leve con un puño en la parte inferior de la espalda) puede indicar una infección renal. En todos los casos se realiza el análisis general de orina. El incremento en el recuento de leucocitos en la orina confirma la presencia de una infección. En la orina también puede objetivarse la presencia de sangre (eritrocitos) y proteína.
En una mujer en edad reproductiva que no tiene fiebre los síntomas típicos durante la micción y un resultado anormal del análisis de orina son suficientes para establecer el diagnóstico de cistitis e iniciar el tratamiento. En los demás casos, se realiza el cultivo de orina. Generalmente, el resultado del cultivo está disponible después de unas 48 h e indica la presencia de bacterias, su género y cantidad en la orina analizada. Si en una persona sintomática el número de bacterias de un cierto tipo es >1000/1 ml de orina, el resultado confirma la presencia de la infección. En estos casos también se determina la sensibilidad de las bacterias frente a los antibióticos (el denominado antibiograma), lo que le ayuda al médico a elegir el tratamiento adecuado.
Si el médico sospecha la presencia de anomalías en el sistema urinario, o complicaciones, puede encargar la realización de pruebas de imagen como:
• ecografía renal y de las vías urinarias,
• urografía,
• tomografía computarizada.
Si los síntomas persisten y las pruebas de orina, especialmente el cultivo, no confirman la presencia de una infección urinaria, se debe realizar un examen ginecológico en mujeres (sospecha de vaginitis), considerar también una uretritis (enfermedad de transmisión sexual) y a veces realizar pruebas urológicas especializadas (cistoscopia).
Tratamiento de las infecciones urinarias
Tratamiento de la cistitis
En caso de mujeres jóvenes y sanas, con síntomas de cistitis, que no tienen fiebre, no vomitan, y no están embarazadas, el tratamiento consiste en la utilización de un antibiótico durante varios días (normalmente de 3 a 7). El médico prescribirá un antibiótico sobre la base del antibiograma (si se ha realizado el cultivo de orina) o, si no hay cultivo, uno que normalmente resulte eficaz en las infecciones por E. coli. Los fármacos que se suelen recetar son: trimetoprima, en monoterapia o combinada con sulfametoxazol, nitrofurantoína, o ciprofloxacino. Normalmente, los síntomas se resuelven durante 1-3 días. Algunas mujeres con el diagnóstico de infección urinaria recurrente (antecedentes de varios episodios de síntomas de cistitis con la presencia de bacterias en el cultivo de orina) pueden —tras consultarlo con el médico— iniciar el tratamiento antibiótico por su propia cuenta.
Tratamiento de la infección renal
En general, en caso de infección renal (fiebre, vómitos) es necesario el tratamiento hospitalario y la administración intravenosa o intramuscular de los antibióticos al inicio. En estos casos, el tratamiento suele durar 10-14 días, primero en el hospital hasta la resolución permanente de los síntomas y de la fiebre, y luego en casa. Una o dos semanas después de finalizar el tratamiento con antibióticos es necesario realizar a modo de control un análisis y cultivo de orina. Las complicaciones de las infecciones urinarias, p. ej. pionefrosis o absceso renal o perirrenal, pueden suponer un riesgo para la vida. Por lo general, suelen ser consecuencia de anomalías de las vías urinarias, tales como una obstrucción del flujo de orina (litiasis, enfermedades de la próstata, tumores de las vías urinarias o de los órganos vecinos, estado tras una cirugía de las vías urinarias) o catéter urinario (vesical, sonda de nefrostomía). En estos casos es necesario iniciar el tratamiento urológico para asegurar el flujo de orina o realizar drenaje de abscesos. A veces puede ser necesario extirpar el riñón infectado (nefrectomía).
En el caso de las embarazadas es necesario iniciar el tratamiento de la infección urinaria incluso si es asintomática, en cuyo caso su presencia viene indicada únicamente por un cultivo de orina positivo (bacteriuria asintomática). Durante el embarazo no todos los antibióticos son seguros y en cada caso es el médico quien tomará la decisión terapéutica. Por lo general, es seguro el tratamiento con amoxicilina y cefalexina, sin importar el estadio del embarazo, y con trimetoprima y nitrofurantoína, excepto el primer trimestre y el período directamente antes de la resolución del embarazo. En caso de cistitis o bacteriuria asintomática el tratamiento con antibióticos debe durar por lo menos 7 días. Si en una embarazada se presenta una infección urinaria, es necesario realizar periódicamente cultivos de orina a modo de control hasta el final del embarazo.
A veces la infección urinaria es una complicación de otra enfermedad del sistema urinario (p. ej. urolitiasis, enfermedad de la próstata, quistes, o un reflujo vesicoureteral en niños) que requiere tratamiento para evitar las reinfecciones en el futuro.
¿Es posible la curación completa de las infecciones urinarias?
Prácticamente en todos los casos es posible curar por completo las infecciones urinarias al utilizar un antibiótico (o antibióticos) adecuado durante un tiempo adecuado. En casos muy raros no es posible eliminar por completo los microorganismos, lo que siempre se debe a una enfermedad grave del sistema urinario (p. ej. grandes cálculos coraliformes en el riñón). A pesar de una curación exitosa, en algunas mujeres las infecciones urinarias recurren con una frecuencia variable (incluso varias veces al año).
Es imposible conseguir una curación completa y permanente de las infecciones urinarias en personas con catéter vesical, ya que en todos estos casos la infección aparece un mes después de la colocación del catéter, o tras la finalización del tratamiento antibiótico, incluso si no hay síntomas de la misma.
¿Cómo actuar tras terminar el tratamiento de la infección urinaria?
En el caso de la cistitis común que se presenta en mujeres jóvenes no es necesario realizar ningún tipo de pruebas tras la finalización del tratamiento. En los demás casos de infección urinaria, después de finalizar el tratamiento con antibióticos se debe realizar un cultivo de orina de control (después de 7-14 días). Los cultivos de control deben realizarse de manera periódica en todas las embarazadas que experimentaron una infección urinaria, incluso si fue asintomática y confirmada solo por el cultivo positivo. Si en el contexto del estudio de una infección se ha diagnosticado una enfermedad del sistema urinario, esta debe tratarse de manera pertinente y por lo general se requiere asistencia del urólogo.
¿Qué hacer para evitar las infecciones urinarias?
Es especialmente importante evitarlas en aquellas mujeres, en las cuales tienen un carácter recurrente. Puede ser útil seguir una serie de normas en la vida cotidiana, como:
• tomar una cantidad adecuada de líquidos al día (aprox. 1,5 l); tomar un vaso adicional de líquidos antes del coito,
• no postergar la micción tras sentir la necesidad de orinar; siempre orinar después del coito,
• lavar los órganos sexuales todos los días y siempre antes del coito; frotar de adelante hacia atrás para prevenir que las bacterias de la zona perianal se trasladen hacia el meato urinario,
• si se utilizan espermicidas, especialmente en combinación con un anillo vaginal, cambiar el método de anticoncepción tras consultar con el médico,
• tomar todos los días jugo de arándanos rojos (aprox. 1 l), el cual inhibe la adhesión de las bacterias a la mucosa urinaria. También están a la venta pastillas que contienen extracto de arándanos rojos.
Algunas mujeres, en las cuales las infecciones urinarias guardan una estricta relación con la actividad sexual, pueden —tras consultarlo con el médico— tomar a modo de profilaxis una dosis única del antibiótico después del coito. En mujeres posmenopáusicas puede ser útil la administración vaginal de estrógenos, los cuales ayudan a restaurar la flora bacteriana normal, lo que inhibe el desarrollo de las bacterias que causan infecciones urinarias.