Trastorno obsesivo-compulsivo

Zaburzenie obsesyjno-kompulsyjne
Marcin Siwek (MD, PhD), Bartosz Grabski (MD, PhD), Magdalena Miernik-Jaeschke (MD)

¿Qué es el trastorno obsesivo-compulsivo y cuáles son sus causas?

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), también denominado neurosis obsesiva, neurosis anancástica, o síndrome del perfeccionista es, como indica su nombre, un trastorno que se caracteriza por la presencia de pensamientos obsesivos y/o actos compulsivos recurrentes y difíciles de resistir, ya que los intentos de resistirse producen miedo, ansiedad, tensión y sufrimiento de carácter progresivo.

¿Con qué frecuencia se presenta el trastorno obsesivo-compulsivo?

La prevalencia del trastorno obsesivo-compulsivo en la sociedad puede considerarse importante, ya que llega afectar a un 2,5 % de la población. Si hay antecedentes familiares, el riesgo de desarrollarlo es más grande y llega hasta el 9-10 %.

¿Cómo se manifiest el trastorno obsesivo-compulsivo?

Los pensamientos obsesivos (obsesiones) son intensos y prácticamente siempre son percibidos por el paciente como "dolorosos", "vergonzosos", "absurdos" y "no deseados". Aunque los pensamientos obsesivos aparecen en contra de la voluntad del paciente y suscitan objeciones, él mismo los percibe como propios. Las obsesiones pueden clasificarse en las siguientes categorías:

• dudas obsesivas, por lo general asociadas a las actividades prosaicas, p. ej. aquellas que no se resuelven tras comprobar múltiples veces y de distintas maneras si se ha cerrado la puerta, apagado la luz, cerrado las llaves con agua, colocado los objetos de manera adecuada y ordenada, lavado bien las manos, etc.
• pensamientos obsesivos, no deseados, que a menudo contrastan con las creencias de la cosmovisión de alguien de carácter blasfemo, obsceno o vulgar, y que con frecuencia se intensifican en los lugares o ante las circunstancias en las cuales están particularmente fuera de lugar (p. ej. en una iglesia, durante una oración o encuentro familiar, etc.)
• impulsos obsesivos, p. ej. pensamientos intensos e irresistibles que incitan a gritar o desnudarse en un lugar público, hacer algo vergonzoso o mostrar agresividad hacia personas que no queremos lastimar y que nos son cercanas (p. ej. empujar a la madre, patear a un niño, asomarse demasiado por la ventana); lo importante es que en la neurosis obsesiva los pacientes nunca llegan a materializar estos impulsos, sino que van acompañados de un miedo intenso de que próximamente lo logren e intentan prevenirlo a toda costa;
• rumiación, es decir un pensamiento constante, prolongado durante horas, inútil y seudo-filosófico acerca de un solo tema, cuestión o idea, con una simultánea incapacidad para tomar una decisión o llegar a conclusiones constructivas;
• miedo obsesivo a la suciedad, impureza, o a ensuciarse a sí mismo o a los demás;
• necesidad obsesiva de mantener un orden o simetría perfectos e irreales, o una disposición concreta de los objetos que se encuentran alrededor, etc.

El enfermo percibe los actos compulsivos (compulsiones), al igual que los pensamientos obsesivos, como algo sin sentido e incómodo o vergonzoso, pero a la vez inevitable, ya que es difícil resistirse. Pueden tener la forma de:

• verificación compulsiva (de las puertas, llaves de agua, objetos, etc.) en respuesta a las dudas obsesivas;
• limpieza y lavado (p. ej. de manos) u organización constante, asociada a la inseguridad de que estas acciones hayan sido realizadas de manera correcta, de acuerdo con el procedimiento impuesto por uno mismo, y de que hayan sido efectivas;
• rectificación, organización y reorganización constante asociada al deseo obsesivo de mantener las cosas en orden, simetría o en una disposición particular;
• actividades complejas que se asemejan a ritos extraños que el paciente se siente obligado a realizar para bajar la tensión o prevenir unas consecuencias catastróficas, aunque altamente improbables, a pesar de ser consciente de que sus acciones y creencias son absurdas (p. ej. "tengo que dar dos vueltas alrededor del auto saltando en una pierna o algo malo le pasará a mi hija");
• recolección y almacenamiento forzoso de objetos.

La neurosis obsesiva a veces puede acompañarse de los siguientes síntomas y signos adicionales.

• Manifestaciones del trastorno de ansiedad, p. ej. ataque de pánico o ansiedad generalizada
• Manifestaciones de la depresión: una neurosis obsesiva resistente al tratamiento o no tratada durante un tiempo prolongado puede ser una fuente de sufrimiento importante para el paciente y deteriorar de manera significativa su funcionamiento en la casa, el trabajo, la escuela o la universidad. En reacción a estas consecuencias, puede producirse el deterioro del estado de ánimo o de la percepción de uno mismo, el desarrollo del sentimiento de impotencia y desesperación o incluso el desarrollo de un episodio depresivo completo.
• Despersonalización y desrealización: a veces, la ansiedad y la tensión que acompañan a los actos compulsivos o a los intentos de resistirlos son tan graves que resultan en un sentimiento temporal de perder el contacto con la realidad. El paciente puede sentir entonces que no tiene contacto completo con el mundo y que las personas y objetos que lo rodean son irreales, artificiales, como si formasen parte de un decorado (desrealización), o que sus pensamientos de desprenden del mismo, como si no le fueran propios, y que sus sentimientos, emociones, acciones o partes del cuerpo no le pertenecen (despersonalización). Generalmente, estos síntomas preocupan mucho al paciente y pueden generar el miedo de "volverse loco" o de una "demencia" inminente.
• Tics: son movimientos (p. ej. parpadear, encogerse de hombros, hacer muecas, etc.), o vocalizaciones (grunidos, ladridos, silbidos y otros) involuntarios y recurrentes, que al igual que los actos compulsivos son percibidos como algo imposible o difícil de resistir.
• Aicmofobia: miedo intenso a objetos afilados, en el cual el paciente evita el contacto con los mismos y los esconde.
• Misofobia: miedo excesivo a la suciedad, que se asocia a una fuerte necesidad de evitar el contacto con la misma, eliminarla y prevenir que se ensucie.
• Bacilofobia: miedo a los gérmenes, analógico a la misofobia.

¿Cómo actuar ante la aparición de los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo?

Si nota la presencia de algún síntoma o sospecha de ellos, el paciente debe contactar con un médico psiquiatra. No se debe aplazar la consulta, ya que, primero, los síntomas son muy molestos, dificultan la vida y provocan mucho sufrimiento, y segundo, si se presentan durante un tiempo prolongado pueden consolidarse. Es así porque, entre otras cosas, cuando una persona con trastorno obsesivo-compulsivo quiere manejar las experiencias desagradables toma acciones que le proporcionan un alivio temporal y que a largo plazo conservan e intensifican algunos mecanismos que sostienen el trastorno obsesivo-compulsivo. Estas incluyen, por ejemplo, evitar algunas situaciones o involucrarse en rituales o actividades que tienen como objetivo reducir la tensión psíquica. El tratamiento permite romper este círculo vicioso al utilizar, p. ej., la terapia cognitivo-conductual (TCC). Además, el tratamiento precoz minimiza el riesgo de desarrollo de tales complicaciones, como la depresión.

¿Cómo se establece el diagnóstico del trastorno obsesivo-compulsivo?

El médico psiquiatra basa su diagnóstico sobre todo en una anamnesis detallada y en la evaluación del estado psíquico que consiste en formular preguntas, conversar y observar al paciente. El médico puede también derivar al paciente a realizar pruebas psicológicas complementarias e indicar que rellene (o rellenar junto con él) los cuestionarios especializados que sirven para evaluar la intensidad de los síntomas. También probablemente solicitará pruebas bioquímicas básicas (de sangre) para evaluar el estado general y realizar el denominado diagnóstico diferencial. En algunos casos también puede tomar la decisión de realizar pruebas complementarias: electroencefalograma (ECG), tomografía computarizada o resonancia magnética, y una consulta neurológica.

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