Trastorno obsesivo-compulsivo - página 2

Zaburzenie obsesyjno-kompulsyjne
Marcin Siwek (MD, PhD), Bartosz Grabski (MD, PhD), Magdalena Miernik-Jaeschke (MD)

¿Cuáles son los métodos de tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo?

El tratamiento de la neurosis obsesiva es un proceso prolongado y complejo. Es muy importante tener paciencia, ya que en general las obsesiones y compulsiones responden de manera lenta y gradual a los métodos terapéuticos empleados. En el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo se utilizan tanto fármacos, como psicoterapia y las técnicas complementarias. Las personas con síntomas leves pueden ser tratadas solo con psicoterapia o farmacoterapia. Si los síntomas son muy intensos, puede ser necesario utilizar ambos métodos a la vez. Los fármacos básicos utilizados en la terapia del trastorno obsesivo-compulsivo son los antidepresivos: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (p. ej. sertralina, paroxetina, fluvoxamina, citalopram, fluoxetina) y un fármaco tricíclico, es decir clomipramina. El tratamiento farmacológico se prolonga desde meses hasta muchos años. A veces los intentos de suspender los medicamentos se asocian a la recurrencia o empeoramiento de las obsesiones: en estos casos, el paciente recibe fármacos de manera indeterminada. Generalmente, los antidepresivos se utilizan a dosis mucho mayores que aquellas recomendadas en el tratamiento farmacológico de la depresión. A veces, para disminuir la intensidad del miedo y de la tensión, el médico añade a los antidepresivos un ansiolítico o hipnótico. Ante la presencia de tics, los antidepresivos se combinan con un fármaco antipsicótico (p. ej. haloperidol o risperidona). El método psicoterapéutico mejor documentado en el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo es la terapia cognitivo-conductual. Durante las sesiones terapéuticas el paciente aprende a manejar la exposición a los estímulos que desencadenan o empeoran las compulsiones y a resistirse gradualmente a los actos compulsivos. En algunos pacientes también puede resultar muy beneficiosa la terapia psicodinámica.

¿Es posible la curación completa del trastorno obsesivo-compulsivo?

Hay que tener en cuenta que cada paciente —sin importar la intensidad, duración, naturaleza y cantidad de compulsiones— puede beneficiarse significativamente de la terapia. Se observa una reacción positiva al tratamiento en el 75 % de los enfermos. En una gran parte de los pacientes (aprox. 25 %) es posible conseguir la curación completa o una plena remisión sintomática y recuperación funcional.

¿Qué se debe hacer después de finalizar el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo?

La duración del tratamiento se establece de manera individual, también en cuanto a la toma de fármacos. Tras terminar la terapia, puede estar indicado practicar las habilidades y los ejercicios aprendidos durante la terapia cognitivo-conductual.

Como en el caso de otros trastornos mentales, puede resultar útil cuidar la higiene mental y la salud, es decir: promover el desarrollo integral propio, desarrollar la habilidad de manejar el estrés y solucionar problemas, evitar el consumo de sustancias psicoactivas (drogas, alcohol), alimentarse de manera adecuada, así como realizar actividad física. También es importante aprender a identificar los síntomas de la recurrencia y, en caso de su aparición, realizar una rápida intervención farmacológica y/o psicoterapéutica.

El médico determina la actuación a seguir de forma detallada según el paciente.

¿Qué hacer para evitar el trastorno obsesivo-compulsivo?

No hay métodos específicos que prevengan la aparición del trastorno obsesivo-compulsivo.

Trastorno obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes

El trastorno obsesivo-compulsivo en personas en edad de desarrollo se caracteriza por un cuadro y un curso similar al observado en los adultos, aunque también se existen algunas diferencias importantes, especialmente en el caso de pacientes más jóvenes. Los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo aparecen antes de la pubertad y en este grupo etario son más frecuentes en varones. Durante la pubertad la proporción del género afectado se nivela gradualmente.

Al igual que en adultos, las causas del trastorno obsesivo-compulsivo son complejas e incluyen: anomalías en la anatomía y/o funcionamiento del sistema nerviosos central, complicaciones periparto, factores genéticos y ambientales. También se sospecha que puede desarrollarse a consecuencia de una respuesta autoinmune debida a una infección por estreptococos.

Con mayor frecuencia, los pensamientos obsesivos en niños tienen forma de: miedo por la vida y salud de las personas más cercanas que aumenta durante la separación de ellos, miedo a ensuciarse, a infectarse por los gérmenes, a enfermar gravemente, a cometer un pecado. A menudo, los pensamientos obsesivos se refieren a la esfera de la sexualidad y se acompanan de un fuerte sentimiento de culpa.

Entre los actos compulsivos predominan los rituales que tienen como finalidad evitar ensuciarse o infectarse (no tocar los objetos, lavarse y cambiarse con frecuencia, etc.), los enfermos también organizan los objetos en un orden determinado, acumulan objetos y verifican cosas con frecuencia (p. ej. si la puerta está cerrada). El hecho de preguntar múltiples veces (sobre todo a los familiares) por una cuestión determinada es una actividad problemática, ya que a menudo no se percibe como una manifestación del trastorno obsesivo-compulsivo. Con frecuencia, las personas cercanas al niño creen que su comportamiento se debe a la búsqueda de seguridad, de atención, o incluso al hecho de "ser malvado", y no a una enfermedad.

En niños, a diferencia de los adultos, algunos casos del trastorno obsesivo-compulsivo se caracterizan sobre todo por la presencia de actos compulsivos, prácticamente sin pensamientos obsesivos sobre contenidos específicos.

Aproximadamente la mitad de los casos del trastorno obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes cursa con otros trastornos mentales: tics, trastornos depresivos, ansiedad, TDAH, trastornos del comportamiento, trastornos del desarrollo o de la excreción específicos.

Los métodos diagnósticos son iguales que en adultos, pero el proceso diagnóstico puede ser más difícil. Los niños tienden a ocultar, disimular o negar los síntomas, ya que generalmente les dan vergüenza. Por el otro lado, los familiares de los niños que padecen este trastorno a menudo participan en sus rituales, p. ej. les abren la puerta o pasan los objetos si estos no quieren tocarlos por el miedo a ensuciarse. Con frecuencia lo hacen de manera inconsciente, ya que perciben el comportamiento del niño como una "extravagancia" o intentan ayudarle de esta manera al darse cuenta de su ansiedad e incomodidad.

En el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo en niños y adolescentes se utilizan los mismos métodos que en adultos. En caso de síntomas más leves a menudo es suficiente iniciar la psicoterapia, mientras que ante los síntomas más graves que afectan el funcionamiento del niño vale la pena considerar también el tratamiento farmacológico. En el marco del tratamiento no farmacológico, muchas veces se aconseja realizar la terapia familiar.

Finalmente, cabe mencionar que los niños de edad preescolar y escolar temprana a menudo tienden a repetir algunas acciones (p. ej. contar u ordenar los objetos) o tienen sus "rituales" asociados a la vida cotidiana (p. ej. saltar determinados escalones o prepararse para dormir de una manera particular). Estas acciones no causan sufrimiento del niño y no afectan a su funcionamiento, ya que este puede dejar de hacerlas sin mayor incomodidad mental. Se debe diferenciar estos comportamientos naturales de actuaciones compulsivas con las que se manifiesta la enfermedad.

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