Válvulas mecánicas

Las válvulas mecánicas se utilizan desde 1960. Se someten a modificaciones continúas, referentes a los aspectos clave para su correcto funcionamiento a largo plazo:

1) Creación de mecanismos valvulares (tanto de las partes móviles, como de las denominadas bisagras que sostienen los elementos móviles de las válvulas mecánicas) de la menor trombogenicidad posible, para poder administrar de manera segura los anticoagulantes a dosis menores. En las primeras prótesis mecánicas, el papel de mecanismo valvular fue desempeñado por una bola de silicona que se desplazaba dentro de una “jaula” metálica. En la actualidad, el mecanismo valvular está compuesto de uno o dos discos pivotantes. Las directrices de la ESC recomiendan precaución al determinar la trombogenicidad, especialmente de las nuevas prótesis valvulares. Si no hay datos fiables sobre la trombogenicidad de una prótesis en particular, se debe incluirla en el grupo de las prótesis de trombogenicidad moderada.

2) Uso de las soluciones de diseño que permitan obtener la mayor superficie de la boca de válvula en relación con el tamaño de toda la prótesis, lo que permite mejorar la hemodinámica del funcionamiento de la válvula. Esto es muy importante en enfermos con un anillo valvular estrecho, en cuyo caso no es posible utilizar una válvula suficientemente “grande” y la arterioplastia para ampliar la salida arterial izquierda supone un riesgo. Según algunos informes, existe la posibilidad de implantar las válvulas de 17 mm (St. Jude Medical Regent) en personas mayores, en cuyo caso la ampliación del anillo podría suponer una peligrosa prolongación de la intervención.

3) Uso de nuevos materiales en la producción (p. ej. fibras de carbono puras) que reducen la trombogenicidad (válvula On-X – CryoLife Inc.).