Descripción de la pruebaArriba
La RMN tiene una resolución espacial ligeramente inferior en comparación con la TC, pero un mejor contraste entre los tejidos sanos y patológicos. Permite imágenes muy precisas de estructuras abdominales, especialmente de órganos parenquimatosos, ganglios linfáticos y vasos.
1. Tracto digestivo
La RMN, al igual que la TC, permite el examen simultáneo del intestino delgado y grueso, con valoración del engrosamiento de sus paredes, así como de los cambios fuera del intestino (en los ganglios linfáticos, en el mesenterio del intestino, ascitis, lesiones secundarias en el hígado, en las glándulas suprarrenales, en los omentos y en la cavidad peritoneal). La RMN permite obtener imágenes en muchos planos y realizar la reconstrucción mediante endoscopia virtual.
Las imágenes más precisas del intestino delgado se obtienen mediante enteroclisis por RMN y enterografía por RMN. Durante la enteroclisis por RMN, el contraste (1500-2000 ml) se administra a través de un catéter cuyo extremo se coloca detrás de la flexura duodenoyeyunal. Durante la enterografía por RMN, el líquido de contraste se administra por vía oral (<1800-2000 ml), lo que proporciona al paciente una mayor comodidad durante la prueba. Para conseguir la distensión del tracto digestivo, generalmente se administran agentes con propiedades osmóticas para beber, que aumentan el volumen de líquido en el intestino (p. ej. PEG).
Para obtener imágenes del tracto digestivo, se utilizan secuencias de corta duración de adquisición de imágenes, libres de artefactos de movimiento (respiratorios y peristálticos). Las imágenes potenciadas en T1 se obtienen antes de la administración intravenosa del agente de contraste (secuencia 3D GRE), y después de su administración se obtienen las imágenes potenciadas en T2 (secuencias TSE, HASTE) e imágenes potenciadas mixtas (secuencia true-FISP). La luz del tracto digestivo llena de agua es hiperintensa (brillante) en imágenes potenciadas en T2 y en la secuencia true-FISP, e hipointensa en imágenes potenciadas en T1. El uso adicional de inhibidores del peristaltismo (hioscina, glucagón) reduce los artefactos relacionados con el movimiento intestinal y mejora la calidad de la imagen.
Los vasos viscerales se pueden visualizar mediante angiografía por RMN →cap. I.B.4.4.
2. Vías biliares
La colangiopancreatografía por resonancia magnética (CPRM), mediante el uso del fenómeno de refuerzo de la señal de fluido estático o movimiento lento y apagado de la señal de tejido sólido, permite obtener imágenes directas de los conductos biliares y pancreáticos. Esta técnica se conoce como hidrografía por RMN. Se obtienen imágenes altamente ponderadas en T2. Para mejorar la calidad de la imagen del área periampular, se le puede dar al paciente 200-400 ml de agua antes de la prueba. La administración de agentes inhibidores del peristaltismo (hioscina, glucagón) permite una reducción de los artefactos asociados con los movimientos del intestino. A veces se administra secretina iv. para hacer más visible la sección final de los conductos biliares y pancreáticos (provoca la contracción del esfínter de Oddi, lo que hace que se llenen mejor). Cuando se amplía la CPRM con una RMN epigástrica, se evalúan conjuntamente los conductos biliares y pancreáticos, el hígado, el páncreas y otros órganos. La CPRM visualiza conductos con un diámetro de ≥1 mm.
3. Páncreas
La prueba debería complementarse con una CPRM. Se visualiza el conducto pancreático en la cabeza y el cuerpo del páncreas en el 97 % de las pruebas, y en la cola, en el 83 % de las pruebas. Para una mejor visualización de los conductos y la valoración de la secreción del jugo pancreático, se puede realizar la prueba después de la administración de secretina.
4. Hígado
La RMN se considera el método de elección en la valoración de lesiones focales hepáticas de naturaleza dudosa. No existe un protocolo de prueba universalmente aceptado, y la elección de la secuencia depende del tipo de aparato, las indicaciones para la prueba, el tipo de lesiones visibles y las preferencias del médico que planifica la prueba. El protocolo básico incluye imágenes potenciadas en T2 (obtenidas generalmente utilizando secuencias rápidas de eco de espín, FSE, TSE), imágenes potenciadas en T1, antes y después de la administración del agente de contraste (normalmente en secuencias de eco de gradiente, GRE, FFE), así como imágenes potenciadas en difusión (DWI). La efectividad diagnóstica de la RMN aumenta después de la administración de agentes de contraste con afinidad por los hepatocitos, que son capturados por estos y luego excretados a la bilis, pasando así al tracto digestivo. Los agentes hepatoespecíficos permiten diferenciar los tumores que contienen hepatocitos (se refuerzan) de las lesiones en las que estas células no existen (no se refuerzan).
Preparación para la prueba
Preparación para la prueba del tracto digestivo, igual que para la TC (→cap. III.B.3.2). Las pruebas de las vías biliares, el páncreas y el hígado no requieren preparación.
IndicacionesArriba
1. Tracto digestivo
1) cánceres gastrointestinales
2) enfermedades inflamatorias intestinales.
2. Vías biliares
1) litiasis de las vías biliares
2) colestasis neoplásica
3) enfermedades de las vías biliares intrahepáticas
4) valoración posoperatoria de las vías biliares
5) anomalías congénitas.
3. Páncreas (principalmente como complemento de la TC)
1) cánceres, especialmente tumores quísticos
2) inflamaciones, principalmente crónicas (CPRM, diagnóstico de colelitiasis, alteraciones en los conductos pancreáticos, detección de lesiones necróticas en el curso de la pancreatitis aguda).
4. Hígado
1) diagnóstico diferencial de lesiones hepáticas focales (el método más efectivo)
2) valoración preoperatoria del número y de la localización de las lesiones focales en el hígado
3) diagnóstico de enfermedades hepáticas parenquimatosas (hemocromatosis).
ContraindicacionesArriba
→cap. I.B.4.4.
ResultadosArriba
1. Tracto digestivo
En las enfermedades inflamatorias intestinales, la RMN permite valorar el alcance de los cambios inflamatorios, así como detectar complicaciones como fístulas o abscesos, sin exposición a radiación ionizante. La enteroclisis o la enterografía por RMN son los métodos de elección en el diagnóstico de las fístulas perianales y en la valoración de la actividad del proceso inflamatorio. Además, a diferencia de la TC, la RMN permite una diferenciación fiable de estenosis causadas por fibrosis y cambios inflamatorios activos. En las imágenes potenciadas en T2 se puede observar un aumento de la intensidad de la señal en las paredes alteradas y en el mesenterio. Al igual que en la TC, se observa el signo de la diana. La EC en fase activa se correlaciona con el engrosamiento y el refuerzo del contraste de la pared intestinal, la presencia de úlceras profundas, el refuerzo del contraste de los ganglios linfáticos circundantes y el aumento de la densidad de los vasos mesentéricos.
La RMN es la prueba de elección para valorar la gravedad del cáncer rectal local (→fig. III.B.3-26). Al proporcionar un buen contraste entre el tejido sano y el patológico y por la buena visualización, no solo de la pared rectal, sino también de la fascia mesorrectal y otras estructuras pélvicas, tiene una ventaja sobre otras pruebas de imagen (incluida la ecografía transrectal) para la valoración de la diseminación del tumor fuera de la pared rectal, dentro del mesorrecto, y de su relación con la fascia mesorrectal (importante para la valoración de la operabilidad del tumor; →fig. III.B.3-27, fig. III.B.3-28). Gracias al uso de imágenes de difusión por RMN, también se puede diagnosticar la recurrencia local del cáncer.
2. Vías biliares
La CPRM es el método de elección para determinar la causa de la ictericia con ensanchamiento de las vías biliares (por ecografía). Permite una valoración fiable y no invasiva de la afectación de las vías biliares, lo que facilita la planificación de un posible tratamiento invasivo.
La CPRM permite diagnosticar la presencia de una obstrucción en las vías biliares en casi el 100 % de los casos, y determinar su nivel en >90 % de los casos (→fig. III.B.3–29). La ventaja de la CPRM, en comparación con la colangiografía transhepática percutánea o la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE), es que permite visualizar las vías biliares, tanto por debajo como por encima del obstáculo. Además, en el caso de la colestasis neoplásica es posible no solo determinar la infiltración en los conductos biliares, sino también, gracias a la ampliación del alcance de la prueba, visualizar el tumor y valorar su estadio.
Las anomalías congénitas de las vías biliares se diagnostican con una sensibilidad del 98 % y una especificidad del 95 %.
La CPRM es el método de elección en el diagnóstico de lesiones posoperatorias de las vías biliares: colelitiasis recurrente, estenosis, permeabilidad de la anastomosis de los conductos al intestino, fístulas biliares e hígado trasplantado. En el diagnóstico de las fístulas biliares (la mayoría de las veces en el posoperatorio) se utiliza la colangiografía por RMN reforzada con un agente de contraste hepatoespecífico (Gd-EOB-DTPA) excretado a las vías biliares.
3. Páncreas
La efectividad diagnóstica de la CPRM es similar a la de la CPRE en la obtención de imágenes de los conductos pancreáticos y el parénquima pancreático en pacientes con pancreatitis crónica. La RMN se utiliza principalmente para excluir el cáncer de páncreas y detectar complicaciones tales como: pseudoquistes, aneurismas, estenosis de los conductos pancreáticos o fístulas. El ensanchamiento del conducto de Wirsung por cáncer, generalmente abarca una sección más larga del conducto y es más uniforme que en la pancreatitis crónica, en la que se observa con mayor frecuencia un diámetro irregular del conducto.
La RMN no es superior a la TC en la detección y valoración del estadio de los adenocarcinomas o en el diagnóstico diferencial de las lesiones pancreáticas neoplásicas e inflamatorias (→fig. III.B.3-30), pero en el diagnóstico de tumores pancreáticos quísticos, la RMN tiene una mayor eficacia diagnóstica gracias al método de la CPRM (→fig. III.B.3-31). La CPRM es útil en el diagnóstico diferencial de las neoplasias intraductales papilares mucinosas pancreáticas (NMPI) con otras neoplasias quísticas y pseudoquísticas. La conexión de la lesión quística con los conductos pancreáticos respalda el diagnóstico de NMPI (→fig. III.B.3-32).
4. Hígado
La RMN tiene una sensibilidad similar o ligeramente superior a la TC en la detección de cambios focales en el hígado, mientras que es mejor en la valoración de la naturaleza de los cambios que se visualizan (→fig. III.B.3–33, fig. III.B.3–34, fig. III.B.3–35, fig. III.B.3–36, fig. III.B.3–37, fig. III.B.3–38). En la RMN, como en la TC, es posible la valoración dinámica (multifase) del refuerzo del contraste de tumores y del parénquima hepático utilizando quelatos de gadolinio de acción extracelular. Además, la RMN, gracias al uso de agentes de contraste hepatótropos, permite distinguir tumores que contienen hepatocitos activos en lesiones donde estas células no están presentes (→tabla III.B.3–2, fig. III.B.3-39). Las secuencias DWI tienen mayor sensibilidad para detectar cambios focales en el hígado y también son útiles para el diagnóstico diferencial de lesiones malignas y benignas. Además, la identificación del tejido graso es más efectiva en la RMN. El análisis conjunto de estos parámetros permite una mayor precisión en el diagnóstico diferencial de los tumores hepáticos.
Características particulares de las lesiones focales y parenquimatosas del hígado en una imagen de RMN, tabla III.B.3–3.
tablasArriba
Tabla III.B.3-2. División de lesiones focales en el hígado con relación a la presencia de hepatocitos y células de Kupffer
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Con hepatocitos y células de Kupffer |
Sin hepatocitos y células de Kupffer |
No malignas |
– Adenoma
– Hiperplasia nodular focal
– Nódulos regenerativos |
– Hemangioma
– Quistes |
Malignas |
– Carcinoma hepatocelular (bien diferenciado) |
– Carcinoma hepatocelular (poco diferenciado)
– Cáncer de las vías biliares
– Metástasis |
Tabla III.B.3-3. Características de las enfermedades hepáticas en imágenes de resonancia magnética nuclear (RMN)
Lesiones focales benignas |
Hemangioma |
En relación con el hígado, es una lesión isointensa o hipointensa en imágenes potenciadas en T1 y fuertemente hiperintensa en imágenes potenciadas en T2. Los hemangiomas se pueden valorar con mayor precisión utilizando imágenes fuertemente potenciadas en T2 (TE >150 ms), en las que, a diferencia de los tumores sólidos, retienen una señal fuerte. En algunos hemangiomas, se encuentran focos de fibrosis o esclerosis con una menor intensidad de la señal en imágenes potenciadas en T2. En la prueba dinámica, después de la administración del agente de contraste, el hemangioma muestra el mismo refuerzo progresivo (desde la periferia hasta el centro) que en la TC. La RMN tiene la mayor especificidad en el diagnóstico de los hemangiomas. |
Hiperplasia nodular focal |
Se compone de hepatocitos hiperplásicos y se caracteriza por una señal similar al parénquima hepático: es isointensa o ligeramente hipointensa en imágenes potenciadas en T1 e isointensa o ligeramente hiperintensa en imágenes potenciadas en T2. La cicatriz central, alrededor de la cual se concentran los hepatocitos alterados, es visible solo en un 30-50 % de los casos, sobre todo en imágenes potenciadas en T2, como una estructura hiperintensa. Muestra un refuerzo fuerte, transitorio y homogéneo en la fase arterial, desapareciendo en fases posteriores (vena porta, parénquima). Es característico el refuerzo de la cicatriz central, que, a diferencia del resto del tumor, se satura con el agente de contraste solo en las etapas posteriores. La hiperplasia nodular contiene hepatocitos activos, lo que hace que haya refuerzo después de la administración de agentes de contraste hepatoespecíficos. La cicatriz central, compuesta por tejido conectivo, no se refuerza. |
Adenoma |
A menudo lesiones heterogéneas >5 cm de diámetro, isointensas o hiperintensas en imágenes potenciadas en T1. El aumento de la intensidad de la señal se asocia con hemorragias previas o con un mayor contenido de grasa en algunos tumores. En imágenes potenciadas en T2, las lesiones también pueden ser heterogéneas; los focos con una señal fuerte corresponden a áreas de necrosis. En ⅓ de los casos es visible una cápsula que presenta un borde con una señal baja en las imágenes potenciadas en T1 y T2. Las lesiones más pequeñas pueden ser homogéneas. Los adenomas, como tumores bien vascularizados, muestran un refuerzo temprano, a menudo heterogéneo, en la fase arterial. Después de la administración de algunas preparaciones hepatoespecíficas (Gd-BOPTA), no se refuerzan en la fase hepática (lo que los distingue de la hiperplasia nodular focal), pero se refuerzan después de la administración de contrastes que contienen manganeso (Mn-DPDP). La RMN no permite un diagnóstico inequívoco del adenoma. |
Quistes |
Se caracteriza por una intensidad de señal muy baja en imágenes potenciadas en T1 y muy alta en imágenes potenciadas en T2. Los quistes hemorrágicos suelen ser hiperintensos en las imágenes potenciadas en T1. Después de la administración del agente de contraste, los quistes no se refuerzan. |
Esteatosis hepática focal |
La RMN permite identificar claramente la esteatosis focal, que se caracteriza por una mayor intensidad de señal en imágenes potenciadas en T1 y en T2 obtenidas utilizando las secuencias TSE y GRE. La señal de las lesiones disminuye después de aplicar la saturación de tejido graso en ambos tiempos de relajación. No se aprecia ningún efecto de masa o modelado de los vasos hepáticos. La valoración del refuerzo del contraste no es importante para establecer el diagnóstico. |
Lesiones focales malignas |
Metástasis |
La mayoría de los tumores metastásicos dan una señal débil en las imágenes potenciadas en T1 y fuerte en las imágenes potenciadas en T2. Una excepción son las metástasis del melanoma, que debido a la presencia de melanina son hiperintensas en imágenes potenciadas en T1, e isointensas o hipointensas en imágenes potenciadas en T2. Los tumores más grandes pueden contener áreas de necrosis, con una señal fuerte, típica de los líquidos, en imágenes potenciadas en T2. El refuerzo del contraste de las metástasis en las pruebas de RMN es igual que en la TC. Un rasgo característico de las lesiones malignas es el signo del lavado periférico: en la fase tardía aparece un borde hipointenso, que contrasta con el centro de la lesión hiperintensa. Debido a que las metástasis no contienen hepatocitos ni células de Kupffer, no secretan compuestos con afinidad por los hepatocitos o el sistema reticuloendotelial. |
Carcinoma hepatocelular |
Con mayor frecuencia se presenta en forma de lesión única o de tumor acompañado de focos satélites. Es hiperintenso en imágenes potenciadas en T2, y generalmente hipointenso en imágenes potenciadas en T1, aunque existen tumores hiperintensos e isointensos. La mayoría de las lesiones, especialmente las más grandes, son heterogéneas y pueden contener focos de lisis, sangrado o tejido graso. Las áreas de necrosis se caracterizan por una señal similar a la de los líquidos y no experimentan un refuerzo del contraste. Los focos hemorrágicos pueden ser isointensos o hiperintensos en imágenes potenciadas en T1 e hiperintensos o hipointensos en imágenes potenciadas en T2. La presencia de tejido graso puede ser confirmada por una prueba de desplazamiento químico o de saturación del tejido graso. El carcinoma hepatocelular, como tumor bien vascularizado, experimenta un refuerzo del contraste en la fase arterial, que con frecuencia es heterogéneo (mosaico). Los tumores bien diferenciados pueden secretar agentes de contraste hepatótropos y con afinidad por el sistema reticuloendotelial, aunque en general en un grado menor que el parénquima hepático normal; los tumores con un potencial maligno mayor no muestran secreción. |
Variante fibrolamelar del carcinoma hepatocelular (fibrolamellar carcinoma) |
Con mayor frecuencia se observa un tumor hipointenso grande y único en imágenes potenciadas en T1 e hiperintenso en imágenes potenciadas en T2. La cicatriz central, presente en el 80 % de los casos, da una señal débil en las imágenes potenciadas en T1 y T2. El tumor sufre un refuerzo heterogéneo en la fase arterial. La cicatriz central puede acumular un agente de contraste o no reforzarse. |
Cáncer de las vías biliares |
La RMN complementada con CPRM es el método óptimo para diagnosticar este cáncer, ya que permite tanto obtener secciones similares a la TC como imágenes colangiográficas. Tiene una localización intrahepática en un 50-75 % de los casos, con mayor frecuencia en el hilio, y con menos frecuencia en los pequeños conductos biliares periféricos. Debido a la propagación frecuente del tumor a lo largo de las paredes de los conductos biliares, algunos tumores no son visibles en la RMN. El diagnóstico se basa a menudo en las imágenes de la CPRM, que muestran un obstáculo en los conductos biliares. La mayoría de los tumores provocan la dilatación de las secciones proximales de las vías biliares intrahepáticas. El tejido conectivo presente en el tumor puede dar una imagen de la cicatriz central, hipointensa en imágenes potenciadas en T2, y causar la retracción de la cápsula hepática, observada en ~20 % de los casos. La mayoría de los tumores experimentan un refuerzo periférico débil (un 30 % están ricamente vascularizados). En esta neoplasia no se observa secreción de agentes de contraste hepatoespecíficos o compuestos que tengan afinidad por el sistema reticuloendotelial. |
Lesiones parenquimatosas |
Esteatosis hepática |
En la RMN, el parénquima hepático muestra una intensidad aumentada de la señal en imágenes potenciadas en T1 y T2 (obtenidas usando secuencias TSE). En las secuencias con saturación del tejido graso la intensidad de la señal disminuye. Las áreas del parénquima hepático no afectadas por esteatosis se caracterizan por una señal idéntica en las secuencias con y sin saturación de tejido graso. |
Cirrosis |
Los síntomas de la cirrosis hepática, tanto hepáticos como extrahepáticos, relacionados con la hipertensión portal, son similares a los de la TC. La RMN permite con más precisión que la TC el diagnóstico diferencial de las lesiones focales en el hígado cirrótico (nódulos regenerativos, nódulos displásicos potencialmente malignos y carcinoma hepatocelular temprano), aunque a menudo puede ser difícil distinguir claramente estas lesiones. Los nódulos regenerativos que contienen hemosiderina se caracterizan por una señal baja en las imágenes potenciadas en T2, y los nódulos regenerativos que no contienen hemosiderina suelen ser isointensos. Los nódulos displásicos pueden mostrar una señal aumentada en imágenes potenciadas en T1. Las características típicas del carcinoma hepatocelular temprano son la hiperintensidad en las imágenes potenciadas en T2 y el refuerzo del contraste en la fase arterial. |
Hemocromatosis |
La RMN es más sensible que la TC para detectar la acumulación de hierro en el parénquima hepático. Lo más característico es la reducción de la intensidad de la señal en imágenes potenciadas en T2, acompañada de una disminución en la intensidad de la señal del páncreas, con una señal normal del bazo.
Sin embargo, en el aumento de la acumulación de hierro causada por transfusiones sanguíneas repetidas, coexisten una baja intensidad de señal del parénquima hepático y una baja intensidad de señal del bazo y de la médula ósea, y una señal normal del páncreas. |