Nódulos tiroideos detectados de forma accidental

La ecografía evidencia alteraciones focales de la ecoestructura en casi la mitad de las personas sanas. En la mayoría de ellas, en la exploración física se observa una tiroides normal.

Si no existen otras características que sugieran una enfermedad tiroidea y el diámetro de las lesiones focales encontradas de forma accidental en ecografía de tiroides <1 cm en su dimensión máxima, no hay indicaciones para realizar la PAAF, a no ser que otras pruebas indiquen un riesgo elevado de cáncer, se presenten características clínicas de riesgo de malignidad (→cap. IV.B.7.2) o las mismas se detecten en ecografía (→cap. IV.B.2.3.2), y el diámetro del foco >5 mm. La ecografía de tiroides se repite después de 6-12 meses, y luego otro año más tarde, con el fin de evaluar si el tamaño y las características de los focos han cambiado sustancialmente. También siempre hay que realizar pruebas hormonales, puesto que aunque no se presenten los síntomas, pueden producirse trastornos subclínicos de la función tiroidea. Si la TSH sérica es baja (hipertiroidismo subclínico [→cap. IV.B.3.6] o clínico [→cap. IV.B.3]), en caso de nódulos de >1 cm se debe realizar gammagrafía con tecnecio que permite evidenciar áreas autónomas en la glándula tiroides (nódulos calientes). Estas pruebas permiten determinar el diagnóstico de una enfermedad tiroidea, evaluar el riesgo del cáncer tiroideo en el nódulo y elegir el manejo: observación, tratamiento quirúrgico o tratamiento con yodo radiactivo 131I.