La gónada masculina o testículo (testis) es un órgano par de 12–30 ml de capacidad rodeado por una túnica albugínea de tejido conjuntivo. En los túbulos seminíferos (fig. IV.G.1-1), que suponen el ~95% de la masa del órgano, se encuentra el epitelio seminífero, que está compuesto por las células seminíferas y las células de Sertoli. El proceso de división y transformación de las células seminíferas que conduce a la formación de gametos masculinos (espermatozoides) se conoce como espermatogénesis. La función de los testículos es producir células reproductoras maduras (espermatozoides). Además, se encargan de la biosíntesis y la secreción de hormonas esteroides –principalmente de testosterona por medio de las células de Leydig– y proteicas –por medio de las células de Sertoli–, como la inhibina, la activina y, en el periodo embrionario, la hormona antimulleriana (AMH), que inhibe el desarrollo de los órganos reproductores femeninos internos.
La actividad testicular está regulada por las hormonas hipofisarias (eje hipotálamo-hipófisis-gónadas: sección IV.A.1 y sección IV.F.1). La lutropina (LH), al actuar sobre las células de Leydig, activa las enzimas esteroidogénicas de los testículos (transformación de colesterol en testosterona). La folitropina (FSH) estimula la maduración y el crecimiento de los testículos, influye en la actividad de las células de Sertoli y, por medio de ellas, regula la espermatogénesis. La testosterona reduce la secreción de gonadoliberina (GnRH) y LH mediante una retroalimentación, mientras que las hormonas proteicas de los testículos inhiben (inhibina) y estimulan (activina) la secreción de FSH.
La testosterona no es la única hormona biológicamente activa de los testículos; estos también contienen sus derivadas: la dihidrotestosterona (DHT) y el estradiol. La producción de DHT está mediada por la enzima 5α-reductasa y tiene una afinidad al receptor androgénico (el andrógeno de mayor actividad biológica) entre 2 y 5 veces mayor que la testosterona. La producción de estradiol está mediada por la aromatasa. Al actuar por medio del receptor de estrógeno, es responsable del desarrollo de las estructuras cerebrales sexualmente dimórficas (masculinas), participa en la iniciación de la espermatogénesis y se encarga del estirón puberal de ambos sexos y de la finalización del crecimiento de los huesos largos (cierre de los cartílagos de crecimiento). Más tarde, probablemente también contribuya a alcanzar la masa ósea máxima.
Actividad de los andrógenos:
1) periodo temprano de la vida embrionaria (7–20 semanas): la testosterona se encarga de diferenciar los órganos reproductores masculinos internos (epidídimos, vasos deferentes, vesículas seminales, próstata), mientras que la DHT es responsable de la diferenciación de los órganos externos (pene y escroto)
2) periodo perinatal (del 8º mes de vida embrionaria al 5º mes tras el parto): los andrógenos participan en el descenso de los testículos al escroto, así como en la diferenciación (masculinización) de las estructuras cerebrales sexualmente dimórficas y de la actividad del hipotálamo. Además, determinan el género masculino
3) periodo de pubertad: influyen en el crecimiento corporal, el desarrollo somático de los rasgos sexuales masculinos (p. ej. el crecimiento del pene), la iniciación y el mantenimiento de la espermatogénesis y el comienzo del impulso sexual
4) periodo de madurez: mantienen la espermatogénesis y el impulso sexual y tienen actividad anabólica en el hígado y los sistemas hematopoyético, muscular, óseo e inmune.
En el periodo de pubertad y madurez, el estradiol interviene en muchas de las actividades mencionadas.