La urografía clásica (de rayos X) permite evaluar la morfología y función de los riñones y de las vías urinarias, pero debido a su baja precisión está siendo sustituida por métodos de imagen que visualizan directamente los órganos (ecografía, TC y RMN).
El examen está precedido por una radiografía simple de abdomen que permite evaluar la presencia de calcificaciones, depósitos que producen sombra y estructuras óseas (costillas y vértebras). A continuación, tras la administración iv. de un medio de contraste secretado por los riñones, se toman imágenes en diversos intervalos de tiempo, normalmente a los 5-7, 10, 20, 30 y 60 min, y —en caso de necesidad— también imágenes tardías, transcurridas a las 6, 12 e incluso 24 h de la administración del contraste. La función renal normal es una condición necesaria para que la imagen urográfica de las vías urinarias sea legible.
Preparación del paciente y contraindicaciones para la urografía clásica: iguales que para la angiografía (→cap. I.B.4.2.2.1).
IndicacionesArriba
1) defectos congénitos y adquiridos del tracto urinario
2) evaluación de la forma de los riñones y de la función renal excretora
3) imagen ecográfica no concluyente (p. ej. ante la sospecha de nefrolitiasis), si la TC no está disponible
4) traumatismos del tracto urinario, si la TC no está disponible
ResultadosArriba
Normalmente, los riñones se encuentran a nivel de las vértebras T12-L3 (su longitud no debe superar 4 vértebras lumbares, y mucha con frecuencia el riñón izquierdo es un poco más largo que el derecho, pero la diferencia en la longitud de los riñones debe ser de <15 mm), los polos inferiores están orientados lateralmente, mientras que los polos superiores, hacia el centro (→fig. V.B.4-12). La movilidad respiratoria de los riñones es de 2-3 cm y desaparece p. ej. en estados inflamatorios que afectan a la región perirrenal.
Se evalúa la capa parenquimatosa midiendo el tramo entre los fórnix caliciales y el contorno exterior del riñón. Los fórnix caliciales se arquean debido a que las papilas renales son convexas. Los cálices, superior, medio e inferior, están formados por los cálices menores unidos entre sí (hasta 15). Los cálices mayores, al unirse, forman la pelvis renal. A menudo, la pelvis renal se ubica dentro del riñón y entonces tiene forma triangular o lineal. La pelvis extrarrenal se ubica fuera del riñón, tiene forma redonda y es más grande. Los uréteres pueden verse en la superficie frontal de los músculos iliopsoas y lateralmente respecto a las apófisis transversas de las vértebras lumbares. Más abajo se acercan a la línea media, proyectándose sobre las apófisis transversas de las vértebras lumbares inferiores. En el segmento inferior se arquean, introduciéndose en la vejiga urinaria. Existen 3 estrechamientos fisiológicos del uréter: transición de la pelvis renal en el uréter, cruce del uréter con los vasos ilíacos y unión ureterovesical. Para una mejor valoración del sistema pielocalicial se realizan fotografías seccionales.
La urografía clásica puede evidenciar:
1) posición anormal del riñón
2) forma, contornos y tamaño anormales del riñón (→fig. V.B.4-13)
3) alteración o falta de producción de orina concentrada (→fig. V.B.4-14)
4) depósitos en las vías urinarias (→fig. V.B.4-15 y fig. V.B.4-16)
5) dilatación de las vías urinarias (→fig. V.B.4-17, fig. V.B.4-18 y fig. V.B.4-19)
6) deformación y movilización del sistema pielocalicial por neoplasia, quistes, hematomas o abscesos
7) defectos de repleción del sistema pielocalicial secundarios a un crecimiento neoplásico o a un hematoma
8) número y trazado anormal de los uréteres, dilatación o estrechamiento de su luz
9) salida de la orina fuera del sistema pielocalicial después de un traumatismo renal
10) desviación de la vejiga urinaria por una próstata agrandada, por el útero, o por la existencia de procesos expansivos perivesicales
11) defectos de repleción de luz de la vejiga urinaria secundarios a los cambios proliferativos o depósitos
12) divertículos vesicales.