La RMN permite evaluar con precisión los tejidos blandos y los huesos, así como representar en varios planos las estructuras ubicadas en el interior del cuerpo. Añadir un medio de contraste (Gd-DTPA) refuerza la señal en las zonas que contengan vasos anómalos (tumores) y estén afectadas por un proceso inflamatorio, lo que incrementa el valor diagnóstico de la RMN y en ocasiones se aprovecha para valorar la actividad de la artritis.
En la práctica reumatológica, la RMN se emplea principalmente en el diagnóstico de:
1) radiculopatías (→fig. VII.C.2-20)
2) artritis difíciles de valorar en una exploración física, p. ej. sacroilíacas, atlantooccipital y atlantoaxial (→fig. VII.C.2-21)
3) lesiones extraarticulares, principalmente en el sistema nervioso central, vasos sanguíneos, nervios, ligamentos, músculos y en el retroperitoneo.
En la hernia discal, la RM permite evaluar la estructura de las vértebras y los discos intervertebrales, el grado de hernia del núcleo pulposo y su ubicación, así como la presión sobre el saco dural, la médula espinal y la raíz de los nervios espinales.
Debido al alto número de falsos positivos (20-35 %), es necesario tener cautela a la hora de interpretar los resultados de la RMN y ser prudentes al prescribir las pruebas.
Indicaciones de la RMN en la hernia discal:
1) déficits neurológicos
2) síndrome de cola de caballo
3) radiculopatías no tratables
4) dolor persistente tras una operación de columna
5) antes de operaciones quirúrgicas.
La RMN es la prueba de imagen de mayor valor diagnóstico en el estadio inicial de la necrosis aséptica de la cabeza femoral, más sensible que la radiografía, la TC y la gammagrafía (sensibilidad del 97 %, especificidad del 98 %). Además, también posee un valor diagnóstico alto (sensibilidad del 96 % y especificidad del 92 %) en los casos de espondilitis bacteriana, que suponen un 2-7 % de los casos de osteomielitis.
La capacidad de la RMN para representar la sinovitis, las erosiones óseas y el edema medular en la AR permite objetivar la evaluación clínica de la artritis, diagnosticar la enfermedad de manera temprana y controlar el tratamiento. Las erosiones óseas en la RM (→fig. VII.C.2-22 y fig. VII.C.2-23) son visibles antes que en la radiografía.
La RMN permite diagnosticar las sacroilitis y las inflamaciones de las estructuras espinales en las espondiloartropatías antes de que aparezcan las lesiones en las imágenes de radiografía y TC. El cambio inflamatorio que se observan es un edema medular, mientras que las lesiones estructurales —erosiones, esclerosis, proliferación ósea e infiltraciones grasas— se corresponden con lesiones posinflamatorias. La presencia de inflamación o infiltración grasa en los bordes de los cuerpos vertebrales predice la posibilidad de que las alteraciones radiológicas progresen en forma de nuevos sindesmofitos.
Contraindicaciones de la RMN →cap. I.B.4.4.