Clasificación y características de los ejercicios
Se distinguen los siguientes:
1) ejercicios de rehabilitación general: mejoran la capacidad física general y la función de los sistemas cardiovascular, respiratorio y nervioso
2) ejercicios locales: comprenden las extremidades o grupos musculares
3) ejercicios realizados con métodos especiales: p. ej. facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP), relajación posisométrica (RPI)
4) ejercicios especiales: p. ej. respiratorios, de relajación, de estiramiento
5) terapia manual: métodos de Kantenborn-Evjenth, Maitland, Mulligan.
En función de la metodología, los ejercicios se dividen en:
1) ejercicios pasivos: su objetivo es conservar o mejorar el rango de movimientos de las articulaciones; una variante de los ejercicios pasivos son los pasivos forzados, que cada vez se realizan con menos frecuencia
2) ejercicios activos: se realizan con la participación activa del paciente
a) ejercicios isométricos y sinérgicos: se aplican en caso de debilitación de la fuerza muscular
b) ejercicios asistidos: se llevan a cabo cuando los músculos son demasiado débiles para impulsar la masa de su propia extremidad
c) ejercicios con descarga de peso: dicha descarga puede consistir en suspender la extremidad o todo el cuerpo por medio de un sistema de poleas (p. ej. en la Unidad de Ejercicio Universal [→fig. VII.O.1-1]), realizar ejercicios en el agua, etc.
d) ejercicios activos libres: su objetivo es conservar o incrementar la fuerza muscular, el rango de movimientos de las articulaciones, la coordinación, la precisión y la capacidad motora general
e) ejercicios de fuerza: además de la masa de la parte del cuerpo que se entrene, se añade una resistencia adicional, que pueden ser p. ej. las manos del terapeuta (→fig. VII.O.1-2), muelles o pesas.
Prevenir y tratar contracturas y deformidades de las articulaciones
Las contracturas articulares se reducen por medio de ejercicios:
1) pasivos
2) guiados
3) activos con descarga de peso
4) autoasistidos
5) activos libres
6) de fuerza (para reforzar los grupos musculares que actúan de forma antagonista con respecto a los músculos contraídos).
Otros métodos de incrementar la movilidad articular son la FNP, la RPI y las terapias manuales. También resultan útiles los distintos tipos de dispositivos de tracción, férulas de corrección, órtesis de yeso o plástico y aparatos correctivos-funcionales (que se utilizan principalmente en los brazos).
Conservar o incrementar la fuerza muscular
Los siguientes ejercicios sirven para tal fin:
1) isométricos
2) activos con descarga de peso y resistencia
3) activos libres
4) de fuerza
5) de rehabilitación general
6) método de FNP.
En los enfermos con espondilitis anquilosante, se debe intentar incrementar la fuerza de los músculos dorsales y de la cintura escapular, puesto que es fundamental para prevenir el aumento de la cifosis torácica.
El refuerzo de los músculos abdominales se debe combinar con unos ejercicios dinámicos de las piernas.
Compensación
En primer lugar, se debe implementar una compensación interna, que consiste en reemplazar la función perdida de la estructura en cuestión (músculo, articulación) por la función de otra estructura, o en modificar el patrón de movimiento. Esta acción permite reducir la carga de las estructuras enfermas y mejorar la efectividad del trabajo físico. Por ejemplo, en la espondilitis anquilosante, la disfunción de la columna y de las articulaciones sacroilíacas se compensa principalmente con la función de la cadera y de los hombros. Conservar la capacidad de estas articulaciones desde que se diagnostica la enfermedad es clave para desarrollar la compensación interna adecuada.
Cuando la compensación interna no es suficiente, se implementa una compensación externa, que consiste en usar productos ortopédicos y objetos que facilitan llevar a cabo las actividades cotidianas y la actividad profesional, así como en adaptar habitaciones y puestos de trabajo.
Prevenir la limitación de la movilidad de la columna en enfermos con espondiloartropatías
Un ejercicio básico que retrasa la anquilosis de la columna consiste en realizar movimientos con descarga de peso total, especialmente en el agua. Nadar a espalda influye beneficiosamente en la cifosis torácica. Asimismo, se recomienda la terapia manual. Las medidas terapéuticas dependen de la gravedad de las lesiones de la columna. Para consolidar el efecto de la terapia manual, se realizan ejercicios con descarga de peso y activos libres.